Capítulo Veinte

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"Intenté buscar a Mary Alice, pero no aparece nada" Jacob dijo desde la otra línea haciendo que los reyes gruñeran de frustración.

"Obviamente no piensan irse con nuestra compañera" Caius siseó "¿Dónde estaba su campamento? iremos allí y nos ocuparemos de ellos nosotros mismos".

"Son tres ciudades más lejos de aquí" El vampiro de pelo blanco le dijo "Tu guardia está ocultando sus olores, ha sido extremadamente difícil encontrarlos".

"Podemos usar a Jacob, mis Reyes" Carlisle dijo "Puede que no esperen que lo hayamos traído con nosotros".

"¿Y si la joven Swan lo ha hecho consciente?" Preguntó Aro entrecerrando los ojos hacia su amigo.

"¿Qué otra opción tenemos? Demetri apenas puede detectarla, pero si tuviera a Jacob delante de él, podría seguir el olor a perro, ni siquiera Corín puede esconderse de eso".

"¿Y si se despista con el olor a perro?"

"Tendrán que separarse"

"Estamos perdiendo el tiempo hablando de esto" Dijo Aro "Debemos irnos de inmediato".

De regreso al campamento, el aquelarre olímpico esperaba, Corín se puso cada vez más ansiosa a medida que pasaba el tiempo.

"Perdón, mis reyes" Seguía repitiendo una y otra vez en su cabeza.

Alice la había enviado a inspeccionar el área, estaba a unas 30 millas de distancia cuando de repente se congeló, había estado tan distraída que ni siquiera los sintió acercarse.

"No tienes a donde correr, vieja amiga" Lachesis escupió mirando a su ex mejor amiga.

Escuchó gruñidos desde su izquierda, luego desde su derecha. Cayendo de rodillas, su cabeza se inclinó hacia delante en derrota.

"Mis reyes..."

"No tienes permitido hablar, traidora" Caius siseó haciendo que la mujer se estremeciera. "Serás castigada en consecuencia, pero ahora nos llevarás con nuestra reina".

Corín obedeció sabiendo que no tenía otra opción.

Edward, que había estado escuchando a su compañera y hermana hablar sobre las nuevas incorporaciones, sintió que algo andaba mal, los escuchó antes de verlos y no tuvo tiempo suficiente para advertir a los demás. Todos los vampiros se tensaron, Bella estaba a punto de atacar tratando de usar toda su fuerza de recién nacida sabiendo que ningún poder podría tocarla, cuando de repente estaba ásperamente inmovilizada sobre su estómago, Jacob la estaba sujetando mientras gruñía a su cara.

"Ja-Jacob" Se calló cuando él la mordió.

Alice y Edward intentaron luchar mientras los otros dos intentaban escapar, Edward luegp cayó al suelo gritando de agonía mientras Jane usaba sus poderes para mantenerlo en su lugar, Alec no sentía simpatía por el lector de mentes. Alice fue sostenida por Lachesis y Lisa, quienes parecían dispuestas a arrancarle los brazos en ese mismo momento, pero los reyes no se lo permitían todavía.

"Alice Cullen, es tan maravilloso verte de nuevo" Demetri sonrió, una vez más haciéndole enviar escalofríos por la columna vertebral de la vidente.

"¿Cómo os habéis enterado de dónde estábamos?" Exigió Alice sabiendo que si negaba algo, moriría en el acto.

Aro le sonrió cruelmente a la mujer "Nunca confíes en los rumanos, querida Alice" Se acercó a ella, agarrándola con fuerza por la barbilla con una mano enguantada. "Verás, a diferencia de ti, ellos tienen honor y alma. Nos trajeron al joven Alexander y a cambio nosotros les dejaremos tranquilos y ellos a nosotros. Dos de los vampiros que más nos odian se negaron a matar a un niño inocente, a diferencia de ustedes, la vidente, la malcriada, el lector de mentes y por supuesto, la bebé vampiro recién nacida que abandonó a su propia hija".

Bella le siseó a los reyes "¡Me la robaron!"

Un fuerte crujido, que sonaba como un trueno, resonó en el aire. Bella miró hacia arriba y vio unos ojos negros enfadados mirándola desde arriba.

"¡Abandonaste a esa niña en el momento en el que te convertiste en vampiro" Rosalie le gruñó a la mujer "Yo fui la primera en cuidar de ella, crié a esa niña, Esme, Emmet, Carlisle, Jasper, tu propio padre, la manada de lobos. ¡Todos hemos estado criando a mí hija!".

"¡Ella no es tuya!" Bella protestó "Ella es mía y..."

Rosalie la golpeó de nuevo, teniendo que ser apartada por Emmet, quien simplemente regresó después de perseguir a los otros dos vampiros. Caius y Aro inmovilizaron a los dos vampiros contra la pared de piedra que se encontraba detrás de ellos, ambos encogidos de miedo ante la furia de los reyes.

"¡Cómo os atrevéis ustedes dos a unirse a dañar a la reina!" Caius gritó, sus ojos se volvieron negros de pura rabia.

"Ca-Caius... po-por favor" suplicó el vampiro.

"¡No puedes hablar, Athenodora! Tuvimos la gentileza de dejarte ir por difamar a nuestra reina, pero los Volturi no dan segundas oportunidades" siseó.

"Tú también, Sulpicia" Aro le gruñó a la mujer.

"¡Mis reyes, hemos localizado a la reina!" Gritó Félix sosteniendo a la mujer inconsciente en sus brazos.

Marcus, que no tenía las manos ocupadas, fue el primero en correr hacia su reina, rugiendo cuando vio los moratones en su mejilla y cuello.

"¿Quién se atrevió a poner sus manos sobre mi pareja?" dijo, inquietamente tranquilo.

Nadie respondió, él rugió golpeando una roca, rompiendo efectivamente un trozo de ella.

"¿¡Quién se atrevió a marcar a su propia reina!?" Gritó con su voz atronadora causando escalofríos recorriendo la columna de cada vampiro.

Nadie lo había escuchado ni siquiera levantar la voz, no desde que su difunta esposa Dydime todavía estaba viva.

Edward, después de ser finalmente liberado del poder de Jane, miró cuidadosamente a su pareja, que estaba a punto de estallar de ira.

"Bella... no..."

"¡Se merecía todo lo que le ha pasado!"

Todo se quedó en silencio, nadie hizo ni un solo sonido, eso fue algo incorrecto para decir.

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Carmesí ciego - Reyes VolturiWhere stories live. Discover now