Lucius y Narcissa, atraviesan el divorcio más dramático que el mundo mágico haya visto.
Draco esperaba llevar aquella situación con mucha calma y madurez. No se imaginaba que las cosas se llegarían a complicar por la repentina aparición de una repor...
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Cuando Harry llegó a la espléndida, elegante —y sobre todo deslumbrante—, mansión Malfoy. Sintió que los nervios se le subían a niveles extremos. La imponente estructura logró causarle escalofríos.
Siendo guiados por un pequeño elfo hasta la gran sala de estar, los pasillos que atravesaron se le hacían interminables. Harry en busca de un poco de distracción, se dedicaba a mirar los lujosos detalles que tenían las paredes.
En su pequeña distracción casi silenciosa, solo brevemente interrumpida por la conversación de Regulus y Lily. El sonido imprevisto de una puerta ocasionó que Harry diera un brinco.
Lucius Malfoy, quien salía de una de las muchas habitaciones del lugar, dirigía una mirada molesta e irritada a un par de papeles en sus manos, como si aquellos pergaminos fueran el motivo de toda su ruina. Tan inmerso estaba en querer incendiar los papeles que ignoraba la presencia de las demás personas.
—Lucius.
Ante el saludo recibido, el patriarca de la familia Malfoy despegó la vista de los pergaminos para dirigir su atención a sus visitantes.
—Regulus, Lily —les saludó con un tono educado, parecía que hacía el intento de dejar su mal humor de lado, por al menos un rato—. Me imagino que vienen a ver a Narcissa.
Lily asintió en respuesta.
—La encontrarán en la sala de té, no ha salido de ese lugar desde esta mañana —les comentó sin dejar de organizar aquellos papeles una y otra vez. Su mirada decayó un poco—. ¿Tienen alguna noticia de Remus?
El tono preocupado que ahora había adoptado reveló el verdadero interés que tenía por una respuesta.
—Iré para allá apenas me desocupe, le llevaré algunas pociones —dijo Regulus.
—Si, aún no despierta —respondió Lily con una mueca entristecida—. Hablamos con Severus ayer por la noche, dijo que podría estar unos días más sin dar respuesta, pero que por el momento no corre ningún peligro.
El rostro de Lucius trató de disimular la evidente preocupación que sentía, pero falló estrepitosamente al recordar a Remus.
Harry, que había tratado de pasar inadvertido hasta ese entonces, se sobresaltó, alarmado por la nueva información.
—¿Qué le sucedió a Moony? —preguntó casi en un grito angustiado.
Impulsividad Gryffindor.
Lucius, que no se había dado cuenta de la presencia del chico lo miró extrañado, preguntándose cómo no lo había notado. Harry, por otro lado, luchaba con la vergüenza que sentía por su repentina escena. Bajo la mirada de Lucius malfoy se dijo a sí mismo que entendía a su padre, James no había exagerado en que aquella mirada era similar al de una daga, capaz de poner nervioso a cualquiera.
