✨ Capítulo Veintiséis.

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Capítulo Veintiséis.

—¡No se atreva a acercarse!

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—¡No se atreva a acercarse!

El grito de Bellatrix se había logrado escuchar en toda la estancia del hospital de San Mungo. La estudiante de medimagia que se encargaba de su recuperación tembló ante la imponente mujer. La amenaza había sido expresada claramente.

Bellatrix Black era una mujer a la que no le gustaba estar tendida en una incómoda camilla en una espera angustiosa, rodeada de un único color blanco en todo el lugar, le lastimaba los ojos a grandes niveles.

Podía elaborar una lista de todo lo que ella aborrecía, y sólo sería de un pequeño sector. Pero lo que más le molestaba, y lo que encabezaba su lista, era la incompetencia de los que trabajaban en ese lugar.

—¡Exijo hablar con su superior! —exclamó.

La estudiante asustada, salió corriendo ante la exigencia. Regulus y Narcissa se limitaron a verla desaparecer por entre los pasillos y a esperar pacientemente, algo que Bellatrix no hacía.

—¿Falta mucho para que llegue? —le preguntó Regulus a su prima, sin apartar la mano donde una herida suya estaba siendo atendida por otro sanador.

—Diría que unos minutos más —contestó Narcissa.

Regulus esperaba que su rubia prima tuviera razón, de no ser así podría asegurar que los echarían del Hospital. Bellatrix había comenzado a quejarse desde el momento en que Rodolphus se había marchado, únicamente porque su hermano, Rabastan, había venido a llevárselo a rastras por otra situación de emergencia.

—No soporto este lugar —se quejó Bellatrix por decima vez en esa hora.

—¿Quién tuvo la maravillosa idea de traernos aquí? —protestó Lucius de inmediato.

Lucius y Bellatrix eran descaradamente ignorados desde su llegada y despertar. Sabiendo de antemano que esos dos harían un escándalo por permanecer en ese lugar; Lily había corrido en busca de Severus hasta Hogwarts para evitar cualquier drama posible.

—Es increíble lo que tengo que hacer —protestó Severus en un murmuró.

—Lamento interrumpir tú descanso, Sev —se disculpó Lily otra vez.

—No te preocupes, Lily, ya me acostumbre —tranquilizó, un intento vano porque en realidad se le notaba la frustración.

Aún cuando Severus decía que no importaba, eso no impedía que su molestia por interrumpir su tarde de té, cesará. No había pasado mucho tiempo desde su partida del ministerio, y sus amigos ya se habían metido en otro problema, era sorprendente como el drama los perseguía. Comenzaba a resignarse, tal parecía que nunca tendría un agradable descanso.

El Divorcio De Los MalfoyWhere stories live. Discover now