Lucius y Narcissa, atraviesan el divorcio más dramático que el mundo mágico haya visto.
Draco esperaba llevar aquella situación con mucha calma y madurez. No se imaginaba que las cosas se llegarían a complicar por la repentina aparición de una repor...
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
Draco no pudo esperar más. Así que aquella misma noche y ya con un permiso del profesor Snape para que no interfieran terceras personas con su cometido. Se dirigió a hablar con su abuelo.
Asegurándose de cerrar la puerta y de que nadie lo haya seguido, se encontró en la sala donde los retratos de los antiguos profesores de Hogwarts permanecían —algunos estaban vacíos en su mayoría—. Sin perder tiempo se acercó al único retrato que le interesaba, el mejor profesor de defensa contra las artes oscuras que había tenido Hogwarts; Tom Riddle.
—Draco —saludó Tom con un leve asentimiento—. Imagine que vendrías a verme.
No había sido ninguna sorpresa ver a su abuelo en el cuadro. Él tenía la manía de pasear por todo Hogwarts a través de los demás retratos. Cada noche sin falta, recorría los pasillos de su antiguo hogar.
—Abuelo —le saludo de igual manera—. te noto de mal humor, ¿sucedió algo?
Tom relajo su postura ante su pregunta. No había regresado al retrato de la mansión y había preferido irse a cualquier otro lado con tal de no perder la paciencia —que mejor lugar que Hogwarts—, sin contar que con los últimos acontecimientos esperaba que su nieto vendría a hablar con él. Ciertamente siempre tenía razón.
—Discutí con Abraxas —se limitó a responder no queriendo entrar en detalles. Draco notó que no diría nada respecto a eso, así que solo asintió—. Tuvimos un desacuerdo.
—Ya veo —murmuró Draco en respuesta—. Supongo que ya te enteraste de lo que paso.
—Por supuesto —suspiró resignado—. Me imagino, y espero que no creas en esa basura que publica Skeeter.
—Claramente no, esa bruja hace lo que sea por una exclusiva —rodó los ojos, ligeramente ofendido por que pensara que creería en una fuente nada verídica.
—Dime, Draco, ¿exactamente a qué viniste aquí? —preguntó—. Disfruto de tus visitas, pero sé que necesitas algo.
—Necesito saber que pasa en la mansión —contestó directamente.
—Draco, no te contaré los chismes de última hora —rodó los ojos.
«Si como no» Draco sabía que no hablaba en serio. Pero no parecía el momento adecuado para expresar sus pensamientos.
—Sabes que no me refiero a eso —dijo. Asegurándose de que su abuelo le prestaba atención, agregó:—. Mis padres no se comunicaron conmigo desde que llegue a Hogwarts.
