¡¿Soy Hermione Granger?!

Capítulo 7: Adiós Norberto y Hola Castigo

El tiempo transcurrió más rápido de lo que esperaba, el día en el que liberaríamos a Norberto llegó con la magnífica noticia de que a Slytherin le habían restado 50 puntos por culpa de Malfoy la noche anterior. Ron y Harry estaban felices, me alagaron una y otra vez, incluso Neville estaba contento con la idea y, cayendo la noche, le dijimos que tendríamos cuidado, además de que, para darle más tranquilidad, le contamos acerca de la capa de invisibilidad en nuestra posesión.

Me encargué de todo, no quería perder puntos y sentirme mal, ya me había encargado de uno de los puntos de inflexión, ahora tocaba salir de esto sin que nos quiten puntos a nosotros. Lo cual pasó, llegamos, entregamos a Norberto y nos despedimos, los chicos estaban a punto de bajar sin la capa, a lo que los jalé del suéter y los coloqué debajo de ella.

Al bajar Filch pasaba por ahí, a lo que nosotros lo esquivamos por poco, todo salió tal como esperaba, pero fue entonces que al día siguiente fuimos llamados por la profesora McGonagall a su oficina, a lo que los chicos parecían haber entrado en pánico. Creían que nos habían descubierto, y tenía que admitir que por un momento lo pensé.

—Tenía que hablar con ustedes, es respecto a esto — dijo sacando la carta mientras nos miraba de forma inquisitoria — el señor Malfoy me la entregó, asegurando que la noche del viernes irían a entregar a un dragón. — los chicos no podían responder — ¿y bien? ¿algo que quieran comentar?

—Bueno, yo... — comencé a decir llamando la atención de los chicos y McGonagall — es que Malfoy no dejaba de molestarnos e intentar meternos en problemas… así que cuando Ron fue a la enfermería porque fue mordido por un perro, aproveché y metí la carta en su libro, con suerte no pasaría nada, pero conociendo a Malfoy, podría ir a molestarlo, justo como pasó — dije agachando la cabeza — fue mi culpa, quería darle una lección a Malfoy, solo se la pasaba molestándonos, hasta llegó a hechizar a Neville, solo quería darle un escarmiento pequeño, nunca pensé que iría el mismo a comprobarlo. Por lo que solo se quedaría como una mentira piadosa.

Ante mis palabras la profesora suspiró, los chicos no sabían qué decir, McGonagall los hizo salir de su oficina, dejándonos solo a nosotras dos, aunque los chicos me dirigieron una última mirada de preocupación, yo solo les sonreí para darles la certeza de que todo saldría bien, aunque con McGonagall nunca se sabe.   

—Entiendo que no lo hizo con mala intención, pero me sorprende de usted, creí que nunca te verías envuelta en este tipo de escándalos… — su voz sonaba muy decepcionada, yo solo bajé la cabeza nuevamente — creo que lo justo sería que cumpliera el castigo junto con el joven Malfoy… — expresó y yo solo asentí. — puede retirarse, ya le haré saber su castigo más tarde — salí de ahí concentrada en mis pensamientos.

Esperaba librarme del castigo, por lo menos salvé a los chicos de eso, sabía cuál sería mi castigo, al final, tendría que entrar al bosque prohibido, no estaba segura de cómo nos organizaríamos, después de todo, uno de nosotros tendría que ir con Hagrid o con Fang.
Lo que temía era encontrarme con Voldemort frente a frente, no imagino el presenciar la muerte del unicornio, pero si podía hacer algo por él, lo haría sin dudar, también tendría que llevar díctamo, pues si encontraba al unicornio antes que Voldemort y lo aplicaba a tiempo, tal vez no moriría.

Ron y Harry me atacaron con varias preguntas, por lo menos no habían bajado puntos a Gryffindor, después de escuchar lo dicho, los chicos no sabían cómo reaccionar, Neville no creía lo que escuchaba, quería ir a hablar con la profesora, pero lo detuve, al final era mejor así, esa escena tenía que pasar, tampoco quería dejar a Hagrid solo, no era nada divertido tener que lidiar con Malfoy sabiendo cómo es.

A la mañana siguiente, a la hora del desayuno llegó mi nota, “su castigo tendrá lugar a las once de la noche. El señor Filch los esperará en el vestíbulo de entrada.” Decía.