7

2K 172 22
                                    

Narra Luisita

Cuando Amelia se fue al baño porque se encontraba mal, no pude evitarlo y la seguí para asegurarme de que estaba bien. Entré al baño, cerré con pestillo y vi que se estaba echando agua en la cara y en el cuello. Aún en ese estado era jodidamente sexy.

- ¿Estás bien? — le pregunté

- Sí, solo necesitaba refrescarme un poco – me dijo mirándome un poco sorprendida

Nos estábamos mirando a los ojos, casi sin pestañear y yo estaba empezando a perder el control sobre mí. Me fui acercando a ella poco a poco hasta que quedamos frente a frente. Yo también había bebido bastante y mi cuerpo estaba empezando a ir por libre. Seguía sin poder quitar mis ojos de esas orbes miel que me tenían total y completamente hipnotizada. Además, el momento chupito me había dejado completamente loca.

- A la mierda – dije, acercándome a ella.

Ya no aguantaba más, la cogí del cuello y uní nuestros labios. Al principio Amelia no reaccionó, pero poco a poco empezó a corresponderme. Era un beso lento, estábamos saboreando el momento. Nuestros labios se movían en total sincronía y parecía que encajaban a la perfección. Podía sentir su sabor a alcohol y era una sensación embriagadora. Nunca había sentido tantas emociones con un simple beso. Bueno un simple beso no, era la primera vez que besaba a una chica, y no a una chica cualquiera, a Amelia. Era un beso dulce, suave, sin prisa. Pero de repente, las cosas empezaron a escalar rápidamente, el beso se convirtió progresivamente en algo mucho más rápido, pude notar como su lengua se paseaba por mi labio inferior buscando paso, cosa que le di sin dudar. Sus manos empezaron a recorrer mis costados hasta posarse en mis caderas. Nuestras lenguas empezaron una batalla deliciosa y no pude controlarme, así que empujé a Amelia hasta que quedó sentada en el retrete y yo me puse a horcajadas encima de ella. Sus manos bajaron hasta mi trasero recorriendo todas mis piernas mientras nos besábamos.

- Perdona, pero moría por tocar tus piernas desde que te vi en el tren, son increíbles — me dijo atrevida.

- Me alegro de que te gusten, ahora mismo son toda tuyas– le susurré en el oído.

Seguíamos besándonos cada vez con más ganas. Mis manos viajaron por toda su espalda y acabaron enredadas en su pelo. Me estaba volviendo loca, nunca me había excitado tanto solo con un beso. Con ninguno de los chicos con los que había estado, había tenido la tensión sexual que tenía con Amelia. Todo el día de hoy había sido así y ahora que nos estamos besando no había hecho más que confirmarlo. Amelia dejó mis labios y se dirigió a mi cuello. Empezó a dejar besos dulces para remplazarlos después por lametazos y pequeños mordiscos. Un gemido se escapó de mis labios y ella siguió con su trabajo aún más intensamente. Se fue acercando a mi oído de forma lenta, dejando besos a su paso.

- No sabes cómo me encantas Luisita — me susurró en voz baja.

Consiguió ponerme la piel de gallina, todo lo que estaba experimentando con Amelia parecía un sueño, era irreal. Metí mi mano por debajo de su top mientras seguía besándola apasionadamente, no pude controlarme y se lo quité, me moría por ver su cuerpo. No sé dónde había dejado el miedo y toda la inseguridad, probablemente el alcohol había ayudado, pero no iba a perder el tiempo teniendo a semejante mujer ahí conmigo. Los besos continuaron y cada vez con más intensidad, noté como sus manos empezaron a deslizarse por mis muslos por debajo de mi vestido.

- Dios Amelia – exclamé, con excitación en mi voz.

Sin embargo, nada es eterno y empezaron a llamar a la puerta.

- Amelia, ¿estás ahí? ¿te encuentras bien? – dijo Marina

- Sí, ya salimos – se apartó de mi cogiendo su top y poniéndoselo de nuevo.

Choque de trenes || LuimeliaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant