EPÍLOGO

149 30 341
                                    


Muchas veces me dijeron que mi vida había sido todo un drama, digna de una película o de un libro. Es gracioso pensar en eso, porque resulta que no me acuerdo de nada. Perdí la memoria hace aproximadamente cinco años, y desde entonces he comenzado a vivir desde cero.

A veces pienso que soy como un imán para los accidentes. Me contaron que hace tiempo tuve uno que me dejó en coma por un periodo prolongado. Si ya de por sí eso me dejó anonada, no se imaginan enterarme del que llegó después... Ese que se encargó de borrar absolutamente todo de mi cabeza, excepto a una persona: Dylan. No recuerdo como es que nos conocimos, pero al despertar sabía que lo amaba. La intensidad con que lo hacía era abrumadora. Y era el único en quien podía y quería confiar.

Todo era demasiado nuevo para mí. Había olvidado a mi hermano, a mis amigos, a mis padres... Aunque a veces creo que haber olvidado a estos últimos resultó ser beneficioso en cierto punto, porque enterarme que ellos habían muerto ese mismo día... fue devastador. Aun así, al no tener recuerdos de ellos podría decir que pude superarlo un poco mejor. Pero aun me ha quedado esa molesta sensación en mi interior que a veces no me deja dormir.

Mis padres fueron atacados durante esa serie de eventos horripilantes en los que mucha gente fue masacrada. Y ninguno me quiso decir cómo es que murieron, por mi propia salud mental. Sinceramente, no sé como hubiese hecho para superar esa gran pérdida si mi memoria hubiese seguido intacta.

Poco a poco empecé a abrirme un poco más a las demás personas que decían ser mis amigos, mi familia. Conocí a Jill, que resultó ser mi mejor amiga y la novia de mi hermano, Taylor. Ellos están esperando a su primer hijo, ayer nos enteramos que será un varoncito.

También me presentaron a Kyle, quien es todo un personaje, y a su novia Miracle. Hoy en día estos dos últimos tienen a un precioso niño de unos cuatro años: Wilder. El parecido que tiene con su padre es asombroso. Lo único que ha sacado de Miracle es su respingada nariz y su color de piel. Lo único.

Estoy feliz de seguir viva para ver como avanzan en la vida las personas que amo. Realmente tuve suerte, porque yo también debí haber muerto junto con mis progenitores, pero milagrosamente me salvé. La bala no tocó ninguna estructura cerebral de vital importancia.

¿Fue suerte?

Hasta el día de hoy sigo sin tener una respuesta a eso. Tuve momentos muy difíciles, me aislé más de una vez, lloré incontables noches deseando recordar quien era en realidad. Pero ahora mismo no cambiaría nada de mi vida. El destino al parecer se apiadó de mí y ha sido generoso con mi presente. Tengo un esposo increíble, dos hijos que son mi razón de existir, un trabajo estable, y muchas personas que hoy en día ocupan un lugar importante en mi corazón. A mis veintitrés años, tengo la vida soñada. Tampoco digo que sea perfecta, porque nada en este mundo lo es, pero no puedo pedir más nada.

De repente, el estridente sonido de un golpe contra el suelo me arranca de sopetón de mis pensamientos.

Me volteo con rapidez y veo que a Adonis se la ha caído el biberón al suelo. Su cabecita se gira rápidamente hacia mí y sus labios forman un puchero de lo más adorable.

Adonis, mi precioso hijo varón. Tiene tan solo un año y es mucho más despierto que cualquier bebé a su corta edad.

Elegir su nombre no fue difícil. Con solo mirar a Dylan en el momento en que me hizo la pregunta... ese nombre apareció espontáneamente en mi cabeza.

Mi Adonis...

El llanto del pequeño no tarda en hacerse oír, sobresaltando a su hermana, que está sentada a su lado, tomando de su biberón.

Al principio no fue fácil. Enterarme que tendría mellizos fue una gran sorpresa para Dylan y para mí. Pero los recibimos con toda la felicidad del mundo, dispuestos a darles por igual todo el amor que pudiéramos.

CAITLIN | LIBRO II ~ Amor ParaleloWhere stories live. Discover now