Capítulo 1

8.5K 299 58
                                    


Naruto seguía mirando la columna del periódico extendido frente a él. Se veía pálido y vulnerable, tanto que parecía que se rompería en dos si alguien lo tocaba.

- ¿Qué vas a hacer? -preguntó Gaara con voz ronca.

Todavía era de mañana. El trabajo del día apenas empezaba. A través de la puerta cerrada de su pequeña oficina, Naruto podía oír el tradicional ronroneo de varias máquinas de coser, mezclado con la charla de sus cinco empleados, discutiendo los chismes cotidianos.

-No sé -respondió, sin apartar la vista de la columna donde un anunció enmarcado lo amenazaba, saltando hacia el con sus letras oscuras que decían:

¿Puede el señorito Naruto Uzumaki, cuyo último domicilio conocido fue en el pueblo de Thornley, en South Yorkshire, ponerse en contacto con este número de teléfono, a la mayor brevedad posible, ya que su madre está enferma de gravedad?

- ¡No! ¡No lo haré! ¡No sé cómo te atreves a sugerírmelo!

Se volvió dé pronto, para contemplar por la ventana el gris paisaje invernal, mientras los gritos agudos del desesperado y asustado adolescente de dieciséis años resonaban en sus oídos, a pesar de los diez que transcurrieron desde que los emitió.

Hacía un frío espantoso afuera, el cruel viento del norte barría la nieve, convirtiéndola en polvo. Y una mujer anciana, luchando por caminar en la calle, cargada con su canasta del mercado, parecía helada hasta los huesos.

Naruto permaneció, con la mente en blanco, inmóvil. De pronto un chico apareció en la esquina pedaleando en su bicicleta, con la cara medio, cubierta por el anorak. Sonrió por vez primera desde que Gaara dejara el periódico ante él.

- ¿Naruto? Es tu madre -afirmó Gaara, ansiosa-. Y está enferma. Quizá haya pedido verte. No puedes ignorar su llamada.

-Lo harás, Naruto, o jamás volveré oponerte los ojos encima...


-No -murmuró, ausente-. Supongo que no.

-Y yo te ofrezco telefonearle, si quieres -sugirió Gaara -. Averiguaré qué tan enferma está y si...

-No -Naruto negó con la cabeza y la masa de cabello dorado se frotó contra el cuello de su chaqueta tejida. Sabía a quién pertenecía ese número. Aún después de diez largos años lo recordaba de memoria. Era el número del teléfono privado de Thornley Hall. El de Sasuke.

-Sasuke no te ama, estúpido. Sólo Salió lo que tú le entregaste con tan poca prudencia. Como la mayoría de los hombres, se aprovecha de las circunstancias y tú te le ofreciste durante todo este largo verano.

El lado oscuro del deseo (sasunaru)Where stories live. Discover now