Después de que Third Reich me encontrara en el patio y me llevara dentro a base de empujones, Second Reich fue el segundo en salir. Me quería morir en aquel mismo momento, y aunque tenía los nervios a flor de piel, saqué valor y hablé, haciendo que los mayores se callaran.

—Disculpad la intromisión, pero de verdad necesito vuestra ayuda.— Third Reich fue el primero en rodar los ojos.

—Ya te dijimos que no queremos entrevistas, además no sabemos el paradero de los países... 

—Vosotros no... Pero yo sí.— Ambos se miraron.

—¿A qué te refieres?— Solté el aire y abrí un poco el bolso que estaba en la mesa de centro. —Chicos, podéis salir.— Así Alemania, Rusia, Japón y ONU salieron del bolso, dejándose ver ante los mayores.

—¿Qué son estas cosas?— Preguntó Third Reich quien sujetó a Alemania de un brazo haciendo que Alemania comenzara a balancear sus piernas y brazo.

—Estas cosas.— Dije al levantarme y quitarle a Alemania. —Son los países desaparecidos. Esto, es Alemania.— Abrí las palmas de mis manos dejando ver al pequeño alemán que miraba a los contrarios y dio un pequeño sonido.

Los dos alemanes se miraron y comenzaron a reír.

—Buen intento niña.— Reían ambos.

—No sé que os hace tanta gracia.— Dije seria, mientras Alemania en mis manos también se puso serio cruzado de brazos.

—Mira, tus robotitos están muy bien hechos, y he de decir que hasta son tiernos, pero creo que la policía lo notará ¿entiendes? 

—¡No son juguetes!— Le recriminé a Second Reich.

—Ajá. Sí claro. ¿Y si los dejamos caer al suelo que pasa?— Me quitó a Alemania de las manos.

—¡Ei! ¡Suéltalo!— Se lo pasó a Third Reich.

—O peor... ¿Y si los pisamos?— Continuó él, escuchando como Alemania soltaba gritos además de los otros que miraban la escena.

—¡No, dejadlo! ¡No le gusta!— Así lo pasaron un par de veces más.

—¡Qué ocurre aquí!— Se escuchó una tercera voz, haciendo que Third Reich tropezara con sus pies cuando trataba de agarrar a Alemania.

Sin perder tiempo, me precipité y estiré los brazos, logrando así sujetar a Alemania antes de que tocara el suelo. Mi cabeza chocó contra la esquina de la mesa, sintiendo gran dolor en este.

—¿Estás bien?— Pregunté mirando al pequeño Alemania que me miró con los ojos lacrimosos.

—¿Alguien me va a explicar o no?— Preguntó de nuevo y giré para ver a la Unión Soviética en la entrada del salón, seguido por el Imperio Ruso, Italia fascista y el Imperio Español. —¿Quién es ella?— Preguntó la Unión mirando a los alemanes.

—¿Estás bien? Estás sangrando.— El italiano se acercó para ayudarme.

—Ella se coló en la casa y solo la estábamos molestando un poco. Nada del otro mundo.— Contestó Third Reich.

Como niños (Countryhumans y lectora) {ONU × lectora}Where stories live. Discover now