SORPRESA COLOR ESMERALDA

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  • Dedicado a Anahy Guadron
                                    

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"No labra uno su destino;

lo soporta"

Gustave Le Bon

El tiempo, ese período determinado en el que realizas una acción o un acontecimiento, ese transcurso de la vida que se . falleces, eso que se acelera y enlentece, que nunca se detiene... Tiempo, tan fugaz, tan imperceptible, tan necesitado por ella. Estaba llegando tarde a su trabajo por enésima vez, no había dormido casi nada, tampoco había desayunado.

Un gran día para ella, sí señor.

Tomó enseguida el atajo que se habituó a usar. Se trataba de un callejón en donde solo había desperdicios que la gente olvidaba limpiar. Procuró no chocarse con los contenedores de basura, desperdicios y suciedades del lugar. Si llegaba a manchar su uniforme de enfermera estaría en muchos problemas; afortunadamente su uniforme de trabajo había salido airoso, solo faltaba llegar a su trabajo.

Las calles de Sheffield estaban cubiertas de agua resbalosa, niebla espesa, y nieve por doquier, lo que hacía aún más frío y dificultoso el trayecto. Por primera vez se sentía afortunada de tener aquel abrigo de piel sintética que le había salido un ojo de la cara.

«Al menos sirve para algo»-pensó mientras se subía el sierre más arriba y se colocaba la capucha.

A pesar de que era un día laboral, no había demasiada gente por los alrededores, cosa que era demasiado extraña. Siempre había hombres con trajes y maletines que iban al juzgado, señoras que iban a comprar frutas mientras se contaban las últimas noticias y mujeres como ella que se atrasaban en su trabajo. Encontró la razón de ello cuando vio a bastante gente mirar hacia el suelo, en el cual yacía el cuerpo de un alguien.

Sin dudarlo, corrió hacia allí, atravesó a la gente y pudo ver que efectivamente, un joven se encontraba desmayado. Su piel mostraba demasiada palidez, sus labios estaban de tono violáceos y su pecho no presentaba ningún movimiento. No hacía falta más información, así que comenzó a hacer procedimientos de reanimación, mientras le daba indicaciones a la gente que se encontraba allí. para avisar a una ambulancia.

Habían pasado varios minutos y por mucho que intentara, el cuerpo no respondía, prácticamente parecía que ya era demasiado tarde.

«Tiene que ser por el frío, no puede estar muerto»-se convenció a sí misma.

Reforzó sus movimientos, dejó caer una y otra vez todo su cuerpo sobre sus manos apoyadas en el pecho del joven, suplicando para que siguiera con vida.

-La ambulancia llega en unos minutos -la avisó el hombre a quien le asignó aquel trabajo- ¿Ha despertado?

-Aún no...

-Tal vez sea demasiado tarde, señorita -comentó la señora que mantenía la cabeza del joven barbilla hacia arriba.

-¿Hace cuánto que cayó en desmayo? -preguntó intentando cambiar de tema.

-Fue cinco minutos antes de que usted llegara...

Miró detenidamente al joven y se asomó a su rostro. La señora entendió lo que iba a hacer y se retiró dos pasos. Entonces ella pudo abrir la boca del desmayado y empezar a hacer el procedimiento boca a boca.

Intentó no pensar en que aquel aliento era peor que un estercolero, pues debía de ser a causa de lo que le había ocurrido. Aquel joven no parecía ser alguien desorganizado y sucio, antes de haberle quitado toda las prendas para reanimarlo se dio cuenta de que era alguien de alta sociedad.

BE HOPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora