EN MIAMI...

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Ray había invitado a sus amigos a Miami para que conocieran donde él vivió y de paso visitar a sus abuelos. Todos aceptaron encantados la aventura excepto Brisa, quien tuvo que ser convencida por los demás, ya que Ray y ella no habían vuelto a hablar desde que discutieron, Brisa se resistía a no hablarle por el orgullo que la dominaba, además de su eterna molesta a que cada vez más Natalia estuviera mucho más cerca de él que antes.

En cuanto pisaron Miami por los niños, decidieron iniciar su tour por el Metrozoo, era un espacio muy natural en donde los animales no tienen la dificultad de estar encerrados, pues tienen espacio suficiente para vivir una vida parecida a la que sería su vida salvaje. Exploraron más a fondo el lugar con el Monorail, vieron lo fantástico y totalmente natural del lugar.

Estuvieron viendo a los animales, estudiándolos, incluso tocándolos y darles de comer. Ray estuvo junto a Natalia dándole el biberón a tres tigres, mientras Brisa estaba observando a los koalas con seriedad, no le agradó ver esa escena, pero nada de nada. Se había alejado un poco del grupo, intentaba no llorar porque los niños la acompañaban, cada vez los celos eran peor y las emociones la descontrolaban hasta un punto en el que no podía más.

—¡Mira, mamá! —la llamó DJ, ella limpiándose las lágrimas lo observó . Tenía un koala en la cabeza, tan gracioso era que Brisa dejó su tristeza de lado y se empezó a reír sonoramente, llamando la atención del resto.

—Le gusta mucho tu cabeza, cariño...

Después de eso, mientras el grupo siguió con lo suyo ella salió del lado de ellos, quería ver qué había más allá, entonces se subió a los hombros a Carrie, tomó de la mano a los mellizos y empezó a caminar, dejando atrás el Monorail sin importarle en absoluto que los demás se llegaran a preocupar por ella. Pasaron dos horas explorando los lugares, encontraron a los tigres y también la zona de las tortugas, con las cuales se sacó una foto, era hora de volver a juntarse con los demás, pero cuando empezó a volver se dio cuenta de que estaba andando en círculos, se había perdido y no encontraba como volver, entonces se metió en un camino que creyó haber visto antes.

Caminando dentro de él, vio el panel de anuncios, en donde salían los animales que estaban allí. Dándose cuenta de que estaba dentro del hábitat de los animales, se le erizó la piel. El sonido de estos animales empezó a asustar a los niños que cada vez se abrazaban más a la joven, de uno de los tantos árboles que había surgieron unos ojos completamente negros, Brisa tragó saliva cuando vio que el gorila principal hacía acto de presencia.

—Estaos en silencio —le susurró a los niños.

Pronto notó que había más ojos mirándolo, se sentía rodeada, asustada y solo quería llorar. Los gorilas comenzaron a alterarse, ya que vieron que ellos no eran del hábitat, el principal se fue acercando a ellos de forma amenazante.

El gorila era colosal, por ello los niños estaban totalmente asustados, aunque no se movían. El animal empezó a oler a Carrie, y cuando quiso tocarla Brisa le pegó un manotazo, no permitiría que la tocara. Ese fue su peor error, pues el gorila enfureció y con él su manada. Brisa sufrió un gran estirón de pelo y fue lanzada contra un árbol.

El mundo le daba vueltas y veía todo doble, intentó levantarse, caminar para proteger a los niños pero no pudo sostenerse en pie. Afortunadamente no cayó en el suelo, sino en unos brazos, en los brazos del que parecía ser Ray, pero no llegó a confirmarlo porque perdió la consciencia.

* * *

Sus ojos se abrieron de forma lenta y pesada, al principio su campo de visión captada manchas, luego fue retomando normalidad, el techo era blanco y tenía diseños trivales en algunas de sus esquinas, eso demostraba que ya no se encontraba en el Metrozoo. Al sentarse en la cama vio que un paño con hielo, seguramente por el golpe que tenía en su cabeza, la cual empezó a dolerle, no quiso quedarse allí sentada así que con un poco de lentitud fue levantándose y luego salió de aquella habitación lujosa y blanca. Se encontró con un pasillo así que lo caminó, recorriendo unos minutos las habitaciones, después de eso se cruzó con esos ojos esmeralda que tanto le gustaban.

BE HOPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora