EL PERDÓN Y LAS GRACIAS

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Días después de regresar de Miami, Brisa se encontraba ajustando sus zapatos antes de salir hacia la despedida de soltera de su amiga. Pensaba en como habían cambiado las cosas, en cómo antes ni si quiera se centraba en fiestas o si quiera en vestir bien para ir a trabajar y en ese momento tenía un vestido rojo sangre que le favorecía además de un explosivo peinado. Sonrió ligeramente cuando consiguió que sus zapatos quedaran perfectos y se dispuso a irse de camino al hotel.

La despedida de soltera se haría en una habitación de hotel vip, así que estarían con seguridad, stripers y alcohol. Para ser sincera consigo misma no le divertía la idea de tener que ver stripers y menos que los chicos también tuvieran, pues el novio también haría su despedida el mismo idea y de solo pensar en Ray mirando el cuerpo de otra mujer la enfurecía.

—¡BRISA LLEGÓ! —gritó Natalia con un notable tono de ebriedad.

Eran las diez de la noche y ella como siempre que había fiesta, llegaba ya "contenta" para no perder la costumbre. Brisa negó con la cabeza, diciéndose a sí misma que su amiga no tenía remedio y después entró a la habitación del hotel. Se sorprendió de ver lo moderna que era, tenía decoraciones clásicas geométricas de colores no muy oscuros, amplias ventanas y cómodos sofás para poder descansar después de la juerga.

«Me espera una larga noche...»

No sabía cómo haría para entretenerse pues en lo menos que iba a pensar era en los chicos musculosos que vinieran a bailarles, tampoco en la fiesta, iba a estar pensando en esos ojos esmeralda y no pararía hasta que hablara con él. Estaba arrepentida por todo lo que le había hecho pasar, no dormía casi por aquella situación, no podía estar tranquila ni pensar en otras cosas porque él dominaba su mente, aunque sabía que en realidad si estaba tan presente en sus pensamientos era porque más que su mente dominaba su corazón, por eso debía disculparse cuanto antes.

—Brisa... Hace un buen rato que te llamo y estás ausente —Rose la despertó del trance— Vamos a abrir las bebidas, tu ve a la nevera de allí atrás y trae aperitivos.

Brisa asintió y rápidamente se dispuso a hacer lo que su amiga le dijo, mientras planeaba como sobrevivir a aquella noche.

* * *

—¡Tómate todo, vamos! —le gritaba Chase a Calum.

Eran las dos de la mañana y se encontraban haciendo un reto de bebidas, que después iban a lamentar por mezclar tantos tipos de alcohol. Sean se encontraba entretenido con una striper, así era, él disfrutaba como si su orientación fuera otra y Ray estaba en el balcón, pues al contrario que Sean no estaba interesado en aquellas mujeres y eso que la que a él le tocó había intentado de todo para llamar su atención. La chica acabó rindiéndose y yendo a donde estaba él, pero sin intención de ofrecerle servicios.

Él sabía que por el rechazo que le había hecho a la striper todas quedaron intrigadas en él, pero no le importaba, en lo menos que pensaba era en eso, Brisa estaba en sus pensamientos en todo momento. A pesar de que las cosas entre ellos estaban tensas él seguía pensando en ella, en sus sentimientos por ella, esa situación no era tan fácil de sacar de una mente.

—Debe ser una chica especial la que está en tu mente, tengo entendido que dos de tus amigos van a casarse y sin embargo han aceptado los bailes.—inició la striper una conversación.

Ray rió.

—Es que no puedo pensar en alguien que no sea ella...

—Me sorprendes, muchos dicen lo que tu y siguen disfrutando de las stripers... Te tiene prendido de una manera poco usual.

Se notaba mucho la molestia de la joven ante el rechazo, aunque no sabía porque le había interesado él o porque temía que no le pagaran por no hacer sus servicios.

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