FUEGOS ARTIFICIALES

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«El hospital estaba totalmente silencioso, y él solo podía escuchar como su madre gritaba de dolor, pujando para hacer nacer a su hermana. Finalmente escuchó el llanto de un bebé, segundos después lágrimas de emoción llenaban sus mejillas.

—¿Esa es mi hermanita? —le preguntó a su padre.

El hombre asintió lleno de emoción y felicidad. Unos minutos después sacaron a su madre de la habitación de parto, trasladándola con el bebé a la habitación asignada. No podía dejar de observar a esa pequeña bebé que tanto esfuerzo le costó a sus padres tener».

«Lo lamento, pero la bebé no logró sobrevivir».

«¡Todo este esfuerzo para nada!¡Yo quería a mi bebé, quería a mi bebé!».

«¡Es todo culpa tuya!

Recibió un bofetón de su padre.

¡Tu eres el culpable, maldito irresponsable!».

—Es mentira yo no hice nada... —gimió Ray despertándose de su pesadilla.

«Era solo un sueño...»

Se sentó en la cama y miró a la nada, reflexionando el porqué de aquella pesadilla. Tal vez era porque el día anterior había mencionado a su hermana o simplemente porque se estaba acercando la fecha en la que falleció. Se pasó la mano por el cabello, no la había conocido demasiado pero esos nueve meses había dormido todas las noches con ella, había pasado cuidando a su madre y aquella barriga que fue creciendo hasta que de ella salió su hermana, a la cual estuvo cuidando pero no fue suficiente, nada fue suficiente. Rompió a llorar de nuevo.

—Buenos días, cariño —apareció su madre— Venía a despertarte pero ya veo que...

Al verlo llorar se acercó rápidamente y lo abrazó con toda la fuerza que tenía, él le correspondió mientras se apretaba más a ella y mojaba su camiseta de lágrimas.

—¿Qué pasa, Ray?¿Por qué lloras, amor?

—Tuve un sueño con Darcy...

El rostro de su madre se puso rígido, no sabía muy bien que decir, se quedó unos minutos en silencio y luego sonrió.

— No te aflijas por eso más, sé que es duro, pero sabes que no le gustaría verte así porque le encantaba que sonrieras y lo sabes así que ahora —comenzó a hacerle cosquillas—vas a sonreír.

Ray explotó a en una carcajada limpia, mientras intentaba parar a su madre. No había caso, no lograba hacer que detuviera las cosquillas y ya le dolía el estómago de tanto reír.

—Mamá, tienes un hijo de 22 años, ya estoy bastante mayor para cosquillas... No deberías hacerme esto —comentó Ray en modo de súplica.

—Tendrás cuarenta años pero seguiré haciéndolo porque siempre serás mi niño adorado, así que atente a las consecuencias...

Ella se alejó, dejándolo rendido por las cosquillas, le dio un beso en la frente y fue a preparar la comida. Después de quedarse pensando un rato más, empezó a prepararse para la fiesta.

Según le habían dicho en la ciudad se hacía una fiesta en San Valentín para los estudiantes universitarios y había aprovechado esa ocasión para hacer ir a Brisa como su acompañante para que viviera una experiencia en ese día. Estaba deseando terminar con su corbata para ir en busca de ella y verla en un vestido, quería que aquel día fue muy especial, tanto como consideraba aquella fecha.

Se despidió de su madre enseguida que terminó su comida y luego condujo en su coche hasta la casa de los Hogwarts. Los niños iban a ser cuidados por la niñera esa vez así que no iba a entrar a la casa, solo esperaría para llevar a Brisa con sus amigas a la fiesta en donde los esperaban los demás.

BE HOPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora