SENTIMIENTOS REVOLTOSOS

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Se sentó totalmente agotado en el sillón de la casa de su amiga y comenzó a mirar la televisión. Los niños jugaban fuera y por fin tuvo un poco de paz, Brisa se había ido a comprar y se los dejó a cargo, pero ese día no podían haber estado más insoportables.

«Ya entiendo las quejas de mamá cuando era niño...»

El timbre sonó, Ray sabía que podía tratarse de la dueña de la casa así que con toda la energía que le quedaba abrió, efectivamente era Brisa pero no estaba sola, un chico alto, de cabello rubio lo miraba sorprendido.

—¡Tío Chase! —gritaron los niños asomándose a la puerta.

—¡¿Cómo estáis, demonios de Tasmania?! —el joven los abrazó fuertemente mientras Brisa entraba a la casa.

«Así que él es Chase...»

El épico y muy nombrado Chase marcaba esa presencia que le habían contado, además de esa aura perfecta rodeándolo. No sabía porqué pero ya no le interesaba conocerlo más, viendo lo bien que se llevaban los niños con él y viendo lo servicial que era para ayudar a Brisa con las compras, comenzaba a odiarlo.

—¡Papá! —lo llamaron los mellizos corriendo hacia él, detrás de ellos iba Chase.—¿Podemos enseñarle al tío los coches?

Ray asintió rápidamente, provocando felicidad en los rostros de los niños.

—¿Papá?

—Si, Ray es nuestro papá —le explicó Aiden con una dulce sonrisa a su tío—, y nos hizo un regalo genial.

—Vaya, no sabía que eras la pareja de Brisa, pensé que eras el niñero... Me presento formalmente —ambos se tomaron la mano en un saludo cordial—, soy Chase, amigo de Brisa.

Chase parecía analizarlo como si fuera un experimento y eso lo ponía nervioso.

—Me han hablado mucho de ti y por cierto, no soy la pareja de Brisa.

«Ojalá»

—No te hagas el modesto, hombre... Si es un secreto lo sabré guardar muy bien.

Los pasos de Brisa aparecieron por el salón.

—Ray, los niños querían...

—Ya lo sé, me lo acaban de decir, vamos acompáñame, Chase.

Ray acompañado de los niños y Chase fue hacia el patio trasero, donde los esperaban los coches. Mientras el invitado observaba sorprendido aquella creación, él encendía los coches para que los niños pudieran divertirse.

—¿Estos son vuestros regalos? —pudo preguntar Chase.

—Son los regalos de papá, el tío Sean y el tío Calum... Aunque más de papá, es el mejor regalo de todos, ¿verdad?

—Si, lo es —respondió el rubio sin saber que decir.

Ray se acercó a él y le dio las llave del coche más grande.

—Aquí tienes las llaves del de Brisa, así podrás divertirte con ellos, suerte —le dijo con sonrisa triunfante.

Chase aún sin saber que decir, se subió al coche de carreras y comenzó a jugar con sus sobrinos. Él definitivamente era el más niño de todos, por ello los mellizos se lo pasaban realmente bien con él y competían como si fueran hermanos de la misma edad y no lo que realmente eran.

Mientras, Ray y Brisa hablaban en la fachada del jardín trasero, al mismo tiempo que le daban su comida a Carrie. No hablaban de nada en especial, el tema central era Chase, Brisa se encontraba muy contenta de que él estuviera visitándola, Ray deseaba tener esa felicidad pero aquel chico solo le aspiraba desconfianza y ya no le caía nada bien.

BE HOPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora