ESPECIAL DE NAVIDAD 2020

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7 años después...

Tiene la cara cubierta de crema para pastel, incluso se ha dejado un poco de chocolate en la mejilla sin ninguna intención. Mientras Lucinda Webber intenta preparar un poco la mezcla para el pastel, el resto de sus amigos se encargan del trabajo pesado... Aunque la mezcla del pastel sea bastante pesado para ella.

—Mamá, mamá —canturrea Adelaine, tirando de su manga con frenesí y no para hasta que Luce le regala un poco de su atención sin dejar su labor—, Ginny está jugando a la banda de rock con Italia y Adam y no me dejan jugar.

—¡Eso no es cierto! —grita Ginevra.

—¡Dijeron que no podía jugar!

Luce está a punto de ser bastante diplomática y gritarle a Dorian que les dé un somnífero o algo que los mantenga bien tranquilos unas tres horas más, cuando Liam entra a la cocina con un mandil verde y una manopla de goma.

—¿Por dónde me dijiste que tenía que meterle el relleno al pavo?

—¡Papá! ¡Ginny no quiere que juegue a la banda de rock!

—¿Dónde carajo he dejado el maldito listón? — pregunta Quentin entrando a la cocina a traspiés y palabrotas en murmullos—. ¡Al diablo los regalos! Que los tomen de la bolsa del súper.

Los trillizos Woodgeth, unos hermosos niños rubios que, aunque eran demasiado parecidos físicamente, sus personalidades rayaban en la divergencia, necesitaban muchos, en serio, en serio, muchos cuidados.

—¡¿Por qué carajo nadie me escucha?!

—¡ADELAINE! —exclama Luce espantada—. ¡No puedes usar esas palabras! Estás castigada.

—¿Qué? Pero el tío Quentin lo dijo primero.

—El tío Quentin es adulto y no tiene a una mamá gruñona que le diga qué hacer —se defiende Quen, todavía peleando con las tarjetas de regalo—. ¡Me lleva!

—¿Papá?

—Lo siento, princesa, ya lo ha dicho tu madre, Ad. Castigada, dos horas.

—¡Liam!

—¿Qué? ¿No me corresponde ahora la otra parte del castigo?

Adelaine bufa y se marcha molesta de la cocina que se ha vuelto el epicentro del caos familiar.

Luce, en cambio, se toma un buen tiempo para mirar mal a su esposo.

—La vas a malcriar.

—Oigan chicos, Adam está golpeando a Adán —anuncia Katy, cargando a uno de los hijos de Dorian del abdomen y separando a su hija con el brazo antes de que esos dos también se comiencen a golpear.

—Liam...

—Ya sé —dice Liam gruñendo bajito al salir de la cocina—. Necesito vacaciones.

Al llegar a la sala, junto al árbol, Adam y Adán peleaban con furia. No estaba bien que Liam se quedara mirando, pero se sintió extrañamente maravillado por la forma en la que Adam mantenía a su hermano bien acorralado contra el suelo.

—¿No se supone que tú venías a separarlos? —pregunta Katy con el ceño fruncido y una mirada reprobatoria.

—Ah, claro —responde, saliendo de su ensimismamiento. Ciertamente, los movimientos de Adam le intrigaban. ¿Dónde había aprendido algo así? Y de Adán ya habría tiempo para hablar después... ¿Unas clases de defensa personal no le vendrían bien a un niño de siete?

Con una mano aparta a Adam y con la otra mantiene lejos a Adán que, presa de la ira y frustración, ahora busca venganza con mayor ímpetu.

—¿Qué habíamos dicho de las peleas entre hermanos?

Lucky Love (LR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora