Cap. 14

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14

El color me subió a la cara y cerré el libro de golpe. Ya estaba, no mas literatura mientras comía.

—Oh, no te detengas —apremió Liam con simpatía—, parecía que realmente lo estabas disfrutando.

Lo miré mal. —Me quedé en automático.

—Eso veo —concedió Liam con una sonrisa burlona.

Nuestras miradas cayeron en los platos limpios frente a nosotros.

—Señorita Webber, soy un idiota —comenzó Liam— no debí terminar con usted por una tontería. Estos han sido los treinta y cinco minutos más largos de mi vida...

Chasqueé la lengua. —Vas a tener que esforzarte más. Porque si mal no recuerdo yo te lo propuse a ti frente a una iglesia —volví al modo teatral—. Has tomado todo ese valor y lo has arrojado a la basura por un error. Me has hecho sentir que no soy nada —cuando la mesera pasó junto a mi, le susurré—: Un Smothothie de fresa por favor.

Liam ladeó a cabeza y me examinó un par de segundos. Intenté mantener una expresión seria y firme, pero estoy segura de haber fracasado en el segundo quince.

Sorpresivamente Liam caminó hacia el centro del lugar y se puso de pie sobre los pequeños muros de conducción en la fuente central.

—Lucinda Webber —llamó logrando únicamente que a sangre me corriera fría—, cometí un terrible error...

Dios mío, pero qué demonios estaba haciendo?

«Bájate de ahí», gesticulé, pero no me hizo ningún caso.

—He sido un idiota y no merezco tu perdón. Lo siento...

Dios santo.

Estaba petrificada viendo como las miradas de todos en el lugar se giraban hacia mí.

Aquello de tener las miradas sobre mi nunca había sido exactamente placentero. De hecho un grupo de miradas mayor a cuatro pares siempre hacia que se me soltara la lengua.

Así que me obligué a mantener la boca cerrada esperando con toda el alma que Liam terminara con eso de una vez.

Pero no fue así.

—No está funcionando, hombre —aseguró un anciano en la mesa de al lado.

—Por supuesto que no está funcionado —reprendió la anciana a su lado—. Eso es demasiado sencillo. Mi madre podría decirle eso a mi esposo y ellos se odian.

Entrecerré los ojos en su dirección y negué con la cabeza. Abrí la boca lista para responder afirmativamente y lograr que bajara de ahí, cuando la anciana incentivó:

—¡Dile lo que te gusta de ella! —gritó la mujer formando un cono con sus manos.

Liam me miró. —¿Sólo puedo elegir una cosa?

Se me escapó un gritito chillón antes de que mis manos le indicaran cortar la transmisión cortando mi garganta horizontalmente con la palma en extensión.

—Sí sólo una, vamos —animó la anciana mientras el resto de las miradas se posaban en el loco sobre los muros de conducción.

—Su rubor —admitió frente a mas de treinta personas—. Ella nunca lo nota pero lo hace a menudo. Como ahora.

Instintivamente lleve ambas manos a mis mejillas solo para cubrir la evidencia. El calor que emanaba de la piel de mi cara me comprobaba su teoría.

El calor aumento lo que me parecieron cinco grados más.

—¿Qué parte de su cuerpo te gusta más? —gritó la anciana forma do nuevamente la bocina con las manos.

Lucky Love (LR #3)Where stories live. Discover now