Cap. 43

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REAL


Había pasado. De verdad habíamos respondido que sí. Contrario a lo que Quentin juraba, el mal karma no me había golpeado como un balón de hockey y alguien no se había parado a oponerse. Liam no había titubeado y yo encontré mi voz sin ningún problema, aunque la noche previa creí que no lo lograría. Los sollozos de Katy llegaban hasta el altar y Joel no paraba de palmearle el hombro mientras Quentin rodaba los ojos y cruzaba los brazos sobre el pecho.

Besar a Liam siempre había sido un buen pasatiempo, pero al frente, en un altar, expuesta a tantas miradas, me daba pavor y, aunque fue profundo, fue un beso breve. Necesitaba algo de privacidad si de requería un buen beso.

El jardín todavía recibía algunos retazos de la luz del sol, así que la iluminación de la lámparas que había y elegido con Quien apenas se notaban y eso me había regalado un par de miradas de fastidio del pobre muchacho. Se veía incómodo y ridículamente apretado en ese traje elegante, pero se veía mucho más apuesto que de costumbre. Siempre supe que tenía un galán en la familia... Y no lo digo como una madre orgullosa porque... No, la verdad es que sí lo digo como una madre orgullosa, pero es la verdad.

La comida fue estupenda. Geneden realmente se había hecho cargo de la situación y gracias a la intervención de las primas: Izzy Montiel y Vanessa Jackson, no habíamos terminado comiendo solo caviar.

Los invitados aprecian relajados, alegres, incluso cómodos y, aunque Liam y yo todavía caminábamos por las mesas tratando de presentarnos a la nueva familia para entrelazar nuestros círculos sociales, me sentía igual de tranquila que el resto. Era como si ya nade pudiera dañarme.

Entonces apareció Irina y, con un carraspeo, me llamó:

—¿Qué pasa?

Liam miró de reojo, pero mantuvo la mirada en la señora Cortés, la vecina con la que le había trabajado buena parte de mi vida, supongo que no quería ser descortés, aunque estaba bastante segura de que sus oídos estaban lejos de aquella mujer.

—Alguien quiere verte. Es importante.

Apenas las palabras escaparon de su boca, Liam se irguió y giró hacia Irina con una expresión de lo más aterradora. La pobre Irina se encogió con miedo y señaló a la distancia. No entendía por qué tanta desconfianza hacia la pobre Irina, que no hacía más que querer encajar con nosotros una vez más. Era nuestra amiga de la universidad, los amigos de la universidad no se olvidan, sin ir mas lejos: los míos se habían convertido en mi familia, pero ya tendría tiempo de hablar con Liam al respecto.

Seguimos la trayectoria de su seña y encontramos a la distancia, a un hombre viejo, muy formal. Su uniforme de capitán completamente pulcro, su porte sofisticado y el sombrero a juego con el emblema de una águila dorada al centro, le hacían destacar entre el resto de los elegantes  invitados. Su mirada estaba clavada en mí, sus ojos tenían las arrugas que solo se le formaban a sonreír, aunque sus labios no enmarcaban ninguna sonrisa alentadora.

Era el Capitán.

Era mi padre.

Los hombros de Liam se relajaron un poco, aunque parecía seguir en guardia. Irina se despidió con un gesto y se alejó a paso rápido y decidido, como si estar cerca de Liam le diera alegría de la buena.

—Liam, tengo que ir.

Él asintió.

—Ya sé. —Despegó la mirada de mi padre y me miró a la cara—. ¿Quieres que vaya contigo?

Negué con la cabeza.

—Creo que quiere decirme algo. A él no se le da bien hablar... Como ya habrás notado, así que creo que será más sencillo si voy sola.

Lucky Love (LR #3)Where stories live. Discover now