20.- El secreto de Senji

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-¿Pero no es una auténtica diosa, verdad?- preguntó Rose comenzando a entrar en pánico.

Por supuesto no obtuvo respuesta, una vez más. Era la quinta pregunta que Senji no respondía desde que había soltado la mayor bomba de la historia. Después en un silencio taciturno se había dedicado a deambular entre las estanterías aparentemente en busca de algo aunque sin explicar el qué. Rose y Carl correteaban detrás de él y la muchacha empezaba a perder la paciencia. Uno simplemente no podía soltar una revelación así y quedarse tan ancho. La mente antes confusa de Rose ahora burbujeaba con millones y millones de preguntas mientras la insólita revelación calaba poco s poco en sus huesos. 

Inanna otro nombre para Ishtar, la diosa sumeria de la guerra y el amor... ¿Pero podía ser esa Inanna su Inanna? ¿Había bebido la sangre de una diosa? Sacudió la cabeza para aclarar las ideas. No, una diosa no, una inmortal... una inmortal tan anciana que su mente era incapaz de procesar aquella realidad.

-¿Pero cuántos años tendría?- inquirió con un susurro ronco en voz alta- ¿5000? ¿Cinco milenios?

Quizás incluso más.

De nuevo no obtuvo respuesta. Rose apretó los puños con fuerza a punto de perder los estribos, coger a Senji por la pechera y zarandearlo hasta que le respondiera. Pero de algún modo no parecía una buena idea, tal vez porque el cocinero era considerablemente más fuerte y aterrador que ella y aún no estaba segura de qué secreto escondía exactamente.

-No es personal- le murmuró Carl al oído en tono reconciliador. Debía de haberse percatado de su creciente desesperación- Es solo que no le gusta como hueles.

-¿Cómo huelo?- repitió Rose incrédula. ¿Y eso no era personal?

Se apresuró a olisquear su propia ropa pero no encontró nada extraño. No podía oler mal-se dijo- se había duchado aquella misma mañana antes de salir de casa. ¿Estaba el camarero tomándole el pelo?

-Hueles a vampiro- gruñó Senji con voz seca al tiempo que empezaba a hurgar en una nueva montaña de libros.

Rose se detuvo en seco. ¿A vampiro? ¿Olía a vampiro?

-¿A qué huelen los vampiros?- preguntó en voz alta antes de poder remediarlo. Había vivido toda su vida con ellos y nunca se había percatado de ningún olor especial, salvo la fragancia de violetas que usaba Cecil claro.

¿Cómo podía oler a ellos? Pero eso significaba que Carl y Senji conocían la existencia de los bebedores de sangre y creían en ella. ¿Cuánto sabían?

-No tengo ni idea- contestó Carl cantarín encogiéndose de hombros- Pero eso es lo que Senji dice. Para mí hueles perfectamente normal. Cualidades de cazavampiro supongo. 

-¿Ca... cazavampiro?

Esta vez no pudo evitar dar un paso atrás con los ojos desorbitados.

-¿Senji es un cazavampiros?

El hombre se giró a mirarla con sus penetrantes ojos oscuros nublados de pesar. De pronto Rose lo vio con una nueva dimensión, su porte regio y su aura imponente cayendo como una sombra sobre ella. 

-¿No lo sabías?- continuó Carl sonriente- Senji es un cazavampiros. 

Un cazavampiros... El mundo de Rose comenzó a dar vueltas en torno a su cabeza. Nunca lo hubiera sospechado... Un cazavampiros en su ciudad... tan cerca de ella... tan cerca de Cecil y Marcus... ¿Podía representar algún peligro para ellos? Se rebanó los sesos intentando recordar qué sabía sobre los cazavampiros. Era una organización humana que se dedicaba a cazar vampiros. Era todo lo que sabía, no era un tema del que a menudo se hablara en una casa con vampiros. Según creía había habido algunas guerras un tanto macabras a lo largo de la historia, persecuciones largas y sangrientas pero al final habían llegado a un acuerdo con el Concilio Vampírico y ahora solo se dedicaban a dar caza a aquellos vampiros descarriados y peligrosos que no seguían las normas y representaban un peligro para la humanidad. Incluso entre los inmortales había leyes, más estrictas y terribles incluso que las humanas, el precio por romper el reglamento vampírico era la muerte y era probable que los propios bebedores de sangre acabaran con aquellos insurgentes de su especie antes incluso de que los cazavampiros tomaran cartas en el asunto. Debían de tener muy poco trabajo últimamente. 

El Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora