Capitulo treintaitres: El ejercito de Dumbledore.

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Días y un par de semanas tardamos en convencer a Harry que sea nuestro profesor de Defensa, porque no creo que con Umbridge aprendamos mucho; al final dijo que sí. Pero lo primero era reunir estudiantes que quisieran aprender una verdadera clase de la materia.

Malfoy me anduvo persiguiendo toda la semana, le perdoné por lo que me había hecho pero no acepte su invitación a Hogsmeade, ya que estaba ocupada con las clases y demás.

A fines de Septiembre y ya era el día en el que organizáramos las clases particulares, obviamente fuera del colegio y en Hogsmeade.

—Bueno, ¿a dónde vamos? —preguntó Harry—. ¿A las Tres Escobas?

—No, no —repuso Hermione—. No, siempre está lleno y hay mucho ruido. He quedado con los otros en Cabeza de Puerco, esa otra taberna, ya la conocen, la que no está en la calle principal.

—Además los alumnos no suelen ir allí, así que no creo que nos oiga nadie —comenté.

Bajamos por la calle principal, y pasamos por delante del negocio de Zonko, donde no nos sorprendió para nada ver a Fred, George y Lee Jordan; luego dejamos atrás la oficina de correo, doblamos por una calle lateral al final de la cual una pequeña posada.

El camarero salió de la trastienda. Era un anciano de aspecto gruñón, con barba, alto y delgado.

—¿Qué quieren? —gruñó.

—Cuatro cervezas de manteca —contesté.

—Ocho Sickles.

—Pago yo —dijo Harry y le entregó las monedas de plata.

—¿Saben qué? —murmuró Ron—. Aquí podríamos pedir lo que quisiéramos. Apuesto algo a que ese tipo nos serviría cualquier cosa, seguro que le importa un rábano. Siempre he querido probar el whisky de fuego...

—¡Ron! ¡Ahora eres prefecto! —le regañe.

—¡Ah, sí! —exclamo Ron, y la sonrisa se le borro de la cara.

—Bueno, ¿quién dijiste que iba a venir? —le pregunto Harry a su amiga.

—Solo un par de personas —le respondió Hermione, ella consultó su reloj—. Ya deberían estar aquí, estoy segura de que conocen el camino... ¡Oh miren, deben ser ellos!

Primero entraron Neville, Dean y Lavender, seguidos por Parvati y Padma Patil con Cho Chang y una de sus amigas; luego entró Luna Lovegood. A continuación Katie Bell y algunos conocidos y aquellos desconocidos.

—¿Un par de personas? —pregunto Potter exaltado—. ¡Un par de personas! Hermione dime que esto es una broma.

—No lo es, despierta señor Potter —le dije a mi amigo.

—Este... —empezó a decir Hermione hablando lo suficientemente alto para ser notada—. Este, bueno... hola. Bueno, ya saben porque hemos venido aquí. Nuestro amigo Harry, tuvo una idea. Quiero decir —el azabache le había mandado una mirada fulminante— yo tuve la idea de que sería conveniente que la gente quisiera estudiar Defensa Contra las Artes Oscuras, o sea, estudiar de verdad; ya saben, no esas tonteras que nos hace la profesora Umbridge... Bueno, creo que era conveniente que nosotros tomáramos cartas en el asunto. Y con eso quiero decir, aprender a defendernos como es debido, no sólo la teoría, sino poniendo en práctica hechizos...

—Pero supongo que también querrás aprobar el TIMO de Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿no? —le interrumpió una chica de Hufflepuff.

—Por supuesto. Pero también quiero estar debidamente entrenada porque...  —respiro hondo—... porque lord Voldemort ha vuelto —la reacción del público fue inmediata.

—¿Qué pruebas tienen de que el Innombrable ha regresado? —preguntó otro de Hufflepuff.

—Bueno Dumbledore lo cree —argumenté.

Después de varios minutos de discusión por si el señor Tenebroso había vuelto o no, la muerte de Cedric y si Dumbledore lo cree porque... ¡Te odio rumores!

—Si han venido a oír un relato detallado de cómo mata Voldemort, no puedo ayudarles —le interrumpió Harry a uno de Hufflepuff—. No voy a hablar de Cedric Diggory, ¿de acuerdo? De modo que si a eso a lo que has venido aquí, ya puedes irte —todos se quedaron callados por un momento, hasta que Hermione decidió hablar.

—Bueno..., como iba diciendo..., si quieren aprender defensa, tenemos que decidir cómo vamos a hacerlo, con qué frecuencia vamos y dónde vamos a....

Al terminar la reunión acompañe a los chicos hasta la calle principal, hasta que... Aurel me llamó.

—¡Anastasia! —era el amigo de Draco—. ¿Quieres ir a tomar algo?

—Em... no gracias, ya tomé algo con mis amigos.

—Anda, vamos a las Tres Escobas —me insistió tantas veces.

—Está bien, pero solo diez minutos.

Me agarró de la mano ¿Por qué él lo hacía? Mira si viene Draco y nos ve así, agarrados de las manos. Entramos a la taberna, buscamos un lugar para sentarnos los dos. Él dijo que ya había bebido una cerveza de manteca.

—¡Ah ahí está mi querida hermana! —dijo señalando hacia la mesa de atrás, Aurel miraba a la mesa que estaba delante. Di media vuelta mi cuerpo. Me encontré con una escena que no quería ver en mi vida. Catherine le sostenía la mano a Draco y este ni se la sacaba. Me levante del asiento y fui directo a la mesa.

—¡Ah! Pero que hermosa escena que veo —le di una cachetada al rubio—. ¡Te perdoné una vez y no volveré a hacerlo dos veces! —me sequé las lágrimas con mi abrigo de polar—. Ojala la estén pasando bien.

Salí del bar con la mirada de todos. Aurel me llamaba una y otra vez detrás de mí, pero no le hacía caso. Yo solo quería irme a la habitación y quedarme encerrada. ¡Maldita sea la hora que vino Catherine!

—Anastasia, espera —me gritó Aurel.

—Espera, nada. Me quiero ir a la mierda.

—No seas así, fue solo un...

—¿Qué vas a decir? ¿Solo un agarre de manos? —le interrumpí—. No. Aparte ¿no le ibas a decir a tu hermana que lo dejara?

—Este... se me olvido.

—Ah... se te olvidó. No parece.

—Lo siento, Anastasia. La próxima se lo diré —me dio un abrazo—. Y no quiero que estés así.

¡Hola! Habrán notado que cambie el nombre ¿no? Bueno, es porque decidí ponerle nombre a la protagonista y es Anastasia (me gustó el nombre) así que va a estar en edición.

PREGUNTA: En este capítulo, ¿a quién amaron más?

Si les gusto, denle a la estrella y comenten.

¡Adiós! 


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