Capitulo trece: Los... ¿cuatro campeones?

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¿Cómo? ¿Harry uno de los tres magos? En realidad cuatro porque con él... ¡Eso no importa! Va a ser sometido a pruebas difíciles, y solo tiene ¡catorce putos años! Es muy joven para morir. Bueno... hasta ahora no ha muerto con lo que le ha tocado los últimos tres años. Él no ha sido, si no ya hubiera sido expulsado por el circulo de edad.

Lo miré y estaba estupefacto. No parpadeaba, hasta pienso que no respira. Está al lado mio y no pronuncia ninguna palabra. Hasta que finalmente lo hizo.

—Yo no puse mi nombre —dijo él, confundido—. Ustedes lo saben.

—¡Harry Potter! —lo llamó Dumbledore—. ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!

—Vamos —le susurré a la vez que le daba un empujón.

Él se puso de pie y a los segundos estaba entrando a la sala de al lado de la mesa de las profesores. Cuando se cerró la puerta, Begman fue a la sala, que luego de unos minutos seguido de Dumbledore, Cruch, Karkaroff, Madame Maxime, la profesora McGonagall y el profesor Snape. Hasta aquí era el silencio, había mucho murmullo. Un ambiente insoportable.

Mire la cara de los demás y la de Ron no me gusto, parecía estar triste y enojado a la misma vez. A la vez nos miramos mutuamente Hermione y yo.

—¿Te pasa algo Ron? —le pregunté.

—Nada... —respondió observando a la nada.

—¿Seguro?

—¡Ya te lo he dicho Anastasia, no me pasa nada! —dijo un poco gritando y se supongo que fue a la Sala Común.

—Lo sabía... esta enojado —dije frustrada.

—¿Quieres ir a la sala? —me preguntó Hermione.

Asenti y nos largamos de el Gran Comedor. ¿Harry habrá mandado a alguien para que colocara su nombre en el cáliz? No, no sería capaz él.

Cuando entramos, Ron estaba jugando al ajedrez con uno de tercero.

—Si porque algunas personas no deberían comportarse como nenes chiquitos...

Hablé en voz alta para que el pelirrojo me escuchara, pero parecía que estaba demasiado ocupado en el partido.

—¿Que ha pasado? ¿Por que mi hermano esta así? —preguntó Ginny mientras se acercaba a Hermione y a mi, que antes había bajado las escaleras.

—¿Estuviste en la cena? —le pregunte.

—No, me sentía mal. ¿Que me perdí?

—Muchas cosas. Harry ha sido elegido para el torneo, pero son cuatro campeones y las reglas dicen que no puede haber mas de tres personas en el torneo. No se que pasará pero espero que no entre porque dicen que hay pruebas muy difíciles. Y parece que tu hermano le dio un colapso nervioso.

—Por como se ve, está enojado.

—¿Se pone así? ¿Mudo y cortante? —preguntó Hermione

—Si, y no es lindo verlo.

Una puerta se cerró, la habitación de los chicos y la puerta del retrato se abrió, entró Harry.

—¡Tendrías que habernos dicho que ibas a participar! —gritó Fred.

—¿Como te las arreglaste para que no te saliera barba —grito George.

—No lo hice —respondió Harry—. No se como...

Yo tenía la cabeza agachada, no quería verlo y no decirle ninguna palabra por si se enojara conmigo.

—¡Estoy cansado! —gritó Harry—. Me voy a la cama...

—Creo que yo también iré —le dije a Hermione en susurro y ella igual iba a ir a la habitación.

Espere unos minutos a que entrara él a su habitación, Hermione se fue directo a la cama mientras yo, me quedaba a escuchar detrás de la puerta, de la habitación de los hombres, agachada.

—Si esta bien. A mí puedes decirme la verdad. Si no quieres que lo sepa nadie más, estupendo. No te vas a ver envuelto en ningún lío por decirme la verdad. Esa amiga de la dama gorda, esa tal Violeta, nos contó a todos que Dumbledore te permitió entrar. Un premio de mil Galleons, ¿eh? Y te vas a librar de los exámenes finales.

—¡No eché mi nombre en el cáliz! —exclamo Harry.

—Si, está bien. Pero esta mañana dijiste que lo habrías hecho de noche, para que nadie te viera... No soy tan tonto, ¿sabes?

—¡Pero lo pareces!

Oh...oh esto no esta nada bien. Ellos son como hermanos, no pueden discutir. Bueno los hermanos discuten pero por boberías. Ellos dos son mejores amigos.

—¿Si? Supongo que querrás acostarte ya. Mañana tendrás que levantarte temprano para alguna sesión de fotos o algo así.

•••

Eran las nueve de la mañana, un domingo. Baje a desayunar y encontré a Ron, me senté frente a él.

—No le vas a hablar a Harry ¿no?

No me respondía, seguía masticando sus tostadas.

—Esta bien, no me hables a mi tampoco.

No vi a Harry en el Gran Comedor, con lo cual me preocupa. Hasta que lo encontré rodeado de aplausos. Le hice algunas señas y él vino.

—Hola —lo saludé y le di una pila de tostadas envueltas con una servilleta—. ¿Quieres dar un paseo?

—Buena idea.

Bajamos las escaleras y nos dirigimos al lago, no habrá nadie a estas horas de la mañana. Al llegar nos sentamos en el pasto y me contó lo que había pasado en la sala que está al lado de la mesa de los profesores. Creo que no tiene nombre.

—Bueno, estaba segura de que tú no te habías propuesto. ¡ Si hubieras visto tu cara cuando Dumbledore leyó tu nombre! Pero la pregunta es: ¿quien lo hizo? Porque ningún estudiante puede hacerlo.

—¿Has visto a Ron? —me interrumpió.

—Eh... si... está desayunando.

—¿Sigue pensando que yo puse mi nombre en el cáliz?

—Bueno no... no creo... no en realidad.

—¿Que quieres decir con "no en realidad"?

—¡Ay, no lo se Harry! Si quieres preguntale a él o Hermione.

—No le preguntaré nada.

—Son unos orgullosos de... no diré nada pero quiero que se arreglen las cosas entre ustedes ¿si?

—Esta bien...

Me retiré del lago y al llegar a subir las escaleras alguien me obstaculizo el paso.

¡Hola! Perdon si tardo en subir, tengo muchas novelas y tengo que hacer otras cosas. No me maten D:

Denle a la estrella si les gustó y comenten si ya tienen pensado quien es la persona que va a aparecer.

¡Adios! :D

Compartiendo el Mundo (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora