Capítulo 34

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Allison

El verano desapareció. El otoño y el invierno le siguieron como interminables días de frío solitario, mientras la rutina parecía seguir siendo la misma, día tras día, como me lo había propuesto al inicio del año. Los meses transcurrieron conmigo despertando, yendo a la escuela, regresando a casa y observando los minutos morir en el reloj, uno tras otro en una interminable cadena de tiempo que parecía consumirme sin siquiera darme cuenta.

Entonces el año acabó. El anuario fue un éxito, al igual que el baile. En las fotografías aparecía sonriendo, y entonces me preguntaba como lo había logrado, pero cuando finalmente la rutina acabó; cuando podía dejar de fingir para todos los demás y dejar de pensar en la graduación y en la universidad; cuando por fin el final de año me permitió quedarme en mi habitación, a solas, observando la nieve apilarse en el jardín, entonces, finalmente me di un momento para llorar. Simplemente lloré porque me apetecía, porque no lo había hecho en un largo tiempo y porque, sabía, que cuando me repusiera me obligaría a no volver a hacerlo, así que lloré como un bebé pensando en cuanto lo extrañaba.

Y me quedé dormida.

Para cuando volví a abrir los ojos, eran las doce del día y aún llevaba mi pijama. Sabía perfectamente que día era, así que bajé las escaleras con las luces en mano y dispuestas a colocarlas en el árbol, mientras Ethan y Mason se encontraban en el sofá jugando sus juegos de carreras, como se había hecho rutina desde el final de clases.

Me acerqué al enorme árbol, adornado con lazos y bolitas en tonos dorado y rojo, y suspiré satisfecha.

-Sube a mis hombros, Kate.- Sonreí a mi hermana, que me miró incrédula, dejando su tableta electrónica a un lado, poniéndose de pie y mirándome con sospecha.

-Voy a aplastarte.- Comentó con su tono gruñón característico, con sus ojos oscuros fijos en los míos.

Eramos prácticamente de la misma altura, pero me encogí de hombros.

-No exageres, puedo resistir tu peso.- Moví mi brazo restando importancia y la arrastré hacia mí. Refunfuñando aceptó y comenzó a colocar las luces desde la punta del árbol, sentada en mis hombros, tambaleándose con desconfianza y moviéndose con tanto cuidado como si estuviese a punto de desconectar una bomba.

Mi celular comenzó a sonar con una divertida tonada navideña, sobre la mesa y mis ojos se clavaron en el aparto como un rayo. Los de ella también.

-Si me sueltas, te voy a...- Interrumpí su advertencia quitándome de abajo y corriendo hacia el pequeño aparato, al tiempo que ella caía de espaldas sobre el suelo y chillaba.

Miré la pantalla que mostraba una llamada entrante de Matt Benson, a quién no había visto desde el baile de graduación, que había terminado siendo la pareja de Regina, pero tampoco esperaba volver a hacerlo.

No respondí esperando que dejara un mensaje.

-¡Eso ha dolido! ¿¡Estás idiota!?- Chilló mientras las carcajadas de Ethan y Mason se oían de fondo. -¡Siempre lo mismo cuando suena esa maldita cosa! ¿Quién crees que va a llamarte, Brad Pitt?

-Ya, está alfombrado no ha debido de doler tanto.- Comenté.

-Eres insoportable.- Gruñó como de costumbre subiendo las escaleras y cerrando de un portazo.

-No ha llamado hoy tampoco. Eso hace un mes desde la última vez.- Comenté a Ethan dejando el celular en su lugar y dirigiéndome al sofá, al tiempo que el ponía el pausa el juego.

-¡Hey, iba ganando!- Mason replicó y mi amigo revolvió su rubio cabello, aunque ya estaba despeinado.

-Eso porque no has respondido ni una de las miles de llamadas que te ha hecho en los últimos meses.- Dijo en tono bajo, apoyando su pierna entre nosotros para quedar de frente a mi. -Ni una llamada, ni un mensaje. ¿No crees que ya se dio por vencido?- Preguntó, dándome una palmadita compasiva en la pierna.

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