Capítulo 33

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Allison

Miré la puesta de sol, sentada en el puente, recordando la primera vez que Jayson me llevó a aquel lugar, cuando estaba tan molesta por el beso con Regina en el centro comercial. Sonreí al recordarlo, mientras los últimos rayos cálidos se ocultaban detrás de los árboles y entonces todo se sintió horriblemente triste.

—¿Porque había tenido que ser tan malditamente bueno desde el principio?— Pregunté al aire, oyendo como el viento movía los árboles.

Si, había sido bueno, y es por eso que no quería que acabara, pero entonces ya no había nada que hacer. Suspiré cuando el sol terminó de ocultarse. En lo mas profundo de mi inconsciente esperaba ver a Jayson ahí, que hubiese ido a buscarme y decirme que me amaba y que no importaba nada, que estaría conmigo. Pero eso no iba a ocurrir, y entonces solté otra risa tratando de averiguar desde cuándo había adoptado aquel lado cursi que probablemente también era culpa de Jayson.

Miré mi reflejo en el agua, debajo de mis pies y una lágrima intentó escapar, rápidamente sacudí mi cabeza haciéndola desaparecer.

—¿Cuánto tiempo has estado aquí?— La voz me hizo dar un respingo y rápidamente me volteé en su dirección, sintiendo que el corazón se me detenía dentro del pecho y cuando le vi, ahí, de pie en la esquina del puente a medio construir, rápidamente mis latidos se aceleraron desesperados. Iba vestido con ropa informal y aún así quitaba el aliento con solo verlo, al igual que el día que llegó tarde a la clase.

Su cabello restaba evuelto y despeinado, y respiraba con dificultad, como si hubiera estado discutiendo o corriendo, o ambas cosas.

—Un par de horas.— Dije después de carraspear un par de veces, intentando sonar natural, pero la sorpresa de su llegada se puso en evidencia con mi voz entrecortada. —¿Qué haces aquí?

—No respondías el teléfono.— Masculló, con la voz incómoda y con paso lento pero decidido comenzó a acercarse hasta quedar a un par de metros de mí. Sus ojos estaban clavados en los mios, su mirada era intensa, de ese azul cielo que se encontraba oscurecido y me hacía estremecer como si estuviera atravesándome. —Te he buscado por todos lados.

Un nudo se formó en mi garganta y retrocedí un par de pasos a la vez que el avanzaba hacia mí. Me pregunté porque lucía tan bien y a la vez igual de horrible que yo, y también quise abrazarle, rodearlo con mis brazos sin decir nada, pero no lo hice.

—Te estás alejando.— Susurró y abrí los ojos con sorpresa por su afirmación. Sonrió —Ahora, estás retrocediendo. Caerás al agua.— Aclaró a la vez que se acercaba a la barandilla y apoyaba su peso sobre ella sin quitarme la mirada de encima.

—He ido a ver a Connor.— Confesé de repente sin siquiera poder procesarlo ante de dejarlo salir. Su mirada aún era impasible, por un segundo me recordó a la de su hermano.

—Lo sé.— Masculló, y de nuevo aquella sensación de vacío me invadió el estómago, al tiempo que le miraba perpleja.

—¿Y no dijiste nada?

—Lo hubiera hecho si me atendieras el teléfono.— Su tono sonó a reproche y sacudió la cabeza antes de suspirar un largo rato. Miró el cielo un momento antes de hablar. —Me ha contado todo.— Tragué con fuerza y me coloqué a su lado con la vista fija en el agua.

Entonces el silencio resultó un alivio, por un momento, en el que permanecimos junto al otro, con nuestros dedos a penas rozándose y la mirada fija al frente. Sentía su mirada clavada en mí perfil pero no me atrevía a voltear, no podía enfrentarlo porque sabía que al ver su mirada podría llorar como la debilucha que era en realidad.

Odio no poder odiarteWhere stories live. Discover now