Capítulo 31

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Allison

Jayson tenía una sonrisa de oreja a oreja. Preparaba una taza de té mientras, yo lo esperaba sentada con las piernas cruzadas en la pequeña mesa de la cocina vestida con solo una de sus camisetas holgadas que me llegaban hasta poco mas arriba de las rodillas. Él llevaba solo sus boxers de Calvin Klain negros con el elástico gris, la vista de su espalda desnuda marcando sus músculos con cada movimiento que realizaba era completamente atractivo.

Moví mi cabeza para observar mejor, y su cara de extrema concentración para preparar un simple té me resulto divertida, su ceño estaba fruncido y su lengua apenas asomaba apretando su labio superior como si intentara de desactivar una bomba. Solté una risita.

—Estás muy feliz.— Comenté espolvoreando azúcar a la bebida.

Se encogió de brazos elevando sus manos como si intentara decir que era un especie de dios que conseguía todo lo que se proponía. Puse mis ojos en blanco y bebí un sorbo de té, evitando hacer una mueca que dejara en evidencia que, como lo esperaba, sabía horrible.

—Esta delicioso.— comenté al presentir que esperaba un veredicto. Suspiró satisfecho y comprendí que estaba en lo cierto.

—¿Interrumpo algo?— la voz de Helen detrás de nosotros me hizo dar un respingo y me volteé de golpe, meintras ella dejaba un grupo de bolsas sobre la mesada.

—¿Dónde has estado?— Jayson preguntó, mientras ella se lo pensaba un momento.

—Ocupada.— Dijo finalmente, y ambos intercambiamos una mirada. —Deberías ponerte algo encima, Jay.

—No es como si nunca me hubieras visto ropa interior.— Se encogió de hombros, dándole una sonrisa y ella se la devolvió antes de mirarme.

—Eso es verdad. Al menos ya no corres desnudo con el sombrero vaquero y el pequeño cachorro de felpa ¡Ah, creo que aún tengo unas fotos de eso!

—¡Bien! Iré a ponerme ropa. Cielos.— Masculló, saliendo de la cocina y ambas reímos.

—Tengo que ver esas fotos.— Dije, mientras ella comenzaba a sacar los víveres. —Oye, Helen, has trabajado mucho tiempo aquí, ¿no?.— pregunté después de un momento de silencio.

—Más de la mitad de mi vida.— Respondió, con aquel tono cantarín que siempre utilizaba.

—¿Cómo era antes el lugar?— Quise saber, y ella suspiró con una sonrisa nostálgica.

—Era un lugar bastante ruidoso, teléfonos sonando todo el día, la servidumbre de aquí para allá preparando reuniones formales y un niño inquieto en exceso. Dos niños, de hecho, aunque Connor nunca actuó como tal.— Metió algo al horno y después se acercó hasta donde yo estaba, limpiándose las manos con un delantal de tela. —Siempre han sido muy diferentes, totalmente distintos de pies a cabeza— Se detuvo mirando un punto fijo en la pared, recordando alguna cosa.

—¿Tienes hijos?

—Jamás pude concebir. Problemas de fertilidad o algo así, sin embargo he criado a esos dos desde que vieron la luz de la clínica por primera vez.— Sonrió animada. —Así que puedes decir que tengo dos.

—Ya veo. Y como eran antes, la relación Jayson y Connor.

—Exactamente igual que ahora.— Connor entro en la cocina, haciendo que diera un respingo ante la sorpresa. —Él siendo un dolor de culo y yo tratando de lidiar con eso.

—Connor.— Me puse de pie en su dirección. Su mirada se paseó por mi cuerpo cubierto por solo la prenda de su hermano y elevó una ceja apoyando su cuerpo en la pared. —Te he enviado mensajes, estuve...

Odio no poder odiarteWhere stories live. Discover now