Hashirama - Madara V

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Después de años sin saber de Madara Uchiha, este regresó, gritando el nombre del Hokage, exigiendo un combate sin sentido por todo lo que le había hecho y amenazando con destruir Konoha si no aceptaba su demanda.

Hashirama no había podido olvidar en todo ese tiempo a Madara y había sentido alegría cuando lo vio dando voces a la entrada de Konoha, sabiendo que no había dejado de amarlo en todo esos años que transcurrieron desde que se marchó pero no podía permitir que Madara cumpliese sus amenazas. El líder Senju tenía dos hijos con Mito y no quería que desaparecieran por lo que había ocurrido en el pasado, sin importar que las amenazas de destruir todo lo que con duro esfuerzo logró construir, Hashirama corrió hasta donde se encontraba el Uchiha para enfrentarlo.

La batalla empezó cuando Hashirama logró alejarse, seguido de Madara, unos kilómetros de Konoha. Madara agotado de seguir al otro ninja, fue el primero en atacar sin dejar hablar al Hokage, antes de que sus emociones tomaran el control sobre él, donde había sido perseguido por el recuerdo apasionado de Hashirama e influyeran en su decisión de combatir.

Hashirama observó asombrado como Madara invocaba al nueve colas antes de abalanzarse hacia él, podía asegurar de que Tobirama y Mito lo vieron salir a toda prisa de Konoha para enfrentarse a Madara y que correrían hacia él para ayudarlo pero tardarían en llegar a donde se encontraban. Por ello, debía contener al monstruoso zorro en lo que llegaba a su encuentro su hermano y esposa.

Madara apretó las empuñaduras de sus armas con enfado, Hashirama aún era demasiado bueno en el combate, parecía que no se había arruinado después de tantos años inactivos y el deseo de derrotarlo empezaba a mezclarse con su anhelo de tener al líder Senju enredado en él, en medio del desastre que sería su lecho.

La llegada de Mito junto a Tobirama, ayudó a Hashirama para detener al Kyubi y poder seguir la batalla contra Madara.

Mito se ofreció como jinchuriki del binju de nueve colas ya que no contaban con tiempo de encontrar a otra persona que pudiese ser el contenedor de la bestia de chakra. La pelirroja era consciente de cuál sería su condición al guardar al Kyubi en su cuerpo tan precipitadamente pero era más importante que el binju fuese retenido para evitar que el monstruoso zorro destruyera Konoha por orden de Madara y ella, no estaba dispuesta a perder a sus hijos.

Tobirama tomó en sus brazos a Mito después de que su hermano terminó el sellado del binju, cuando la mujer se desmayó y por orden del Hokage. Se alejó del campo de batalla con la pelirroja inconsciente en sus brazos, deseándole fortuna a Hashirama para que de una vez, hiciera desaparecer a Madara Uchiha y dejase de ser una amenaza para el mundo ninja pero especialmente para Hashirama.

En un extraño movimiento que su oponente hizo, Hashirama vio como Madara se abrazó a su cuerpo mientras cargaba su guadaña hacia él. Empujó con fuerza al Uchiha sin percatarse de que su adversario lo había mordido e incluso, desgarrado un pedazo de carne del que no se percató, debido a que su cuerpo se regeneraba rápido y la adrenalina que fluía por sus venas.

― ¡Madara, detente! Olvidaré todo si no continúas con esta pelea. ― Pidió Hashirama agotado por la batalla y el gran uso de chakra.

― No me detendré hasta que tú y toda esa aldea hecha con mentiras, desaparezca. ― Respondió.

― Si ese es el caso... ― Murmuró el Hokage con dolor pero no podía permitir que Madara destruyera todo lo que en un comienzo crearon, no podía dejar que sus hijos perecieran ya que fue lo único que lo ayudaba a seguir adelante mientras extrañaba a su ex-amante. ―No importa si eres mi hermano, hijo o amigo. Si atacas Konoha, yo seré quien acabe contigo porque es mi responsabilidad como Hokage el cuidar de Konoha. ― Afirmó confiado mientras su corazón se destruía en su pecho para enfrentarse a Madara con todo su poder como no lo había hecho antes.

El combate ocasionó cambios a la geografía de la zona debido a lo arduo y violento que se desarrolló la pelea pero finalmente, Hashirama logró vencer a Madara.

Madara miró la hoja de la espada que atravesaba su pecho, la cual daba fin a su pelea personal y podía sentir el cálido aliento de Hashirama golpear en su nuca, arrastrando viejos y anhelantes recuerdos de un tiempo que ambos se compenetraban.

― Esto no debió terminar así. ― Dijo Hashirama con tristeza y agotamiento, sabiendo que poco tiempo de vida le quedaba a la persona que había compartido gran parte de su vida.

― No hay otro destino para nosotros. ― Contestó Madara con una sonrisa extraña, por fin había llegado el fin y se sentía agradecido de que fuese así porque finalmente, podría llevar su plan a cabo. ― Yo… no he podido dejar de pensar en ti, durante… todo este tiempo. ― Confesó en un acto impulsivo.

Un pequeño nudo se formó en la garganta de Hashirama al escuchar aquellas palabras del moreno aunque habían pasado los años, él tampoco había dejado de pensar en el Uchiha.

― No eres el único, Madara. ― Reveló en voz baja.

― Eso dices pero hiciste tu vida, Hashirama. Te olvidaste de mí… ― Susurró con dolor Madara. ― Te odio y detesto a esa mujer. ― Afirmó lleno de furia y dolor, sentía como poco a poco su vida se iba apagando.

― Tú fuiste el que me dejó y no quiso darme más tiempo, Madara. ― Sabía que era bajo decir aquello pero por no querer lastimar a Mito, no pudo terminar su matrimonio y rompió la promesa que le hizo al poseedor del Sharingan.

Una risa desdeñosa escapó de la boca de Madara al oír las palabras de quien fue la persona más importante en su vida y a pesar de que solo moriría por unas horas, deseaba que Hashirama se fuese de ese mundo, persiguiéndolo para mostrarle su amor aunque su deseo fuera egoísta, no le importaba pero no había logrado ocasionar ni una sola herida grave al Senju y lo lamentaba porque Hashirama no tendría una cicatriz física que le recordará su existencia después de unas horas.

― Sabes que no estás siendo honesto, tú… no cumpliste la promesa. ― Murmuró Madara sintiendo sus parpados más pesados. ― Y ahora, me dejarás ir solo… ― Afirmó con furia y tristeza.

― En todo este tiempo, no te he dejado de amar pero no puedo permitir que destruyas todo lo que una vez construimos y mueran personas inocentes por mis culpas. ― Hashirama acercó su rostro a la cabeza contraria para dejar un beso sobre el cabello empapado de Madara. ― No dejas este mundo solo, te llevas mi corazón contigo como hiciste años atrás, cuando decidiste marcharte. ― El sentimiento miserable solo ocasionó que brotaran lágrimas de sus ojos del Hokage porque entre sus manos estaba desapareciendo la persona que ama.

― ¿Cómo siempre tiene que salir ese lado compasivo tuyo…? Odié esa parte de ti. ― Arrastró cada palabra Madara sintiendo como perdía fuerza en sus piernas, hubiese caído si el líder del clan Senju no hubiera actuado de manera rápida. ― No mientas Hashirama, tú corazón dejó de pertenecerme cuando la preferiste a ella y a tu tonta aldea… ― Suspiró lleno de dolor mientras una pequeña lágrima se deslizaba por uno de sus ojos.

― Sabes que no es verdad lo que dices, siempre te amé, te amo y he estado dispuesto a todo, Madara. ― Apretó el agarre que tenía sobre la cintura del Uchiha.

― Si hubieses estado dispuesto a todo, nunca habrías olvidado la promesa que me hiciste de dejarla, nunca tomaste con seriedad nuestra relación, por tu culpa lo perdí, perdí a mi hijo… ― Ahogó un quejido de dolor llevando una mano a su vientre, relevando aquella verdad que llevaba ocultando desde hace muchos años. ― Lo bueno que todo acabó y podré reunirme con él y mi hermano… ― Susurró comenzando a cerrar los ojos. ― ¡Adiós, Hashirama…! ― Fue lo último que logró decir antes de cerrar sus ojos para dejar aquel mundo al que volvería horas más tarde sin que nadie pueda saberlo.

Hashirama no pudo contener más los sentimientos que retuvo mientras escuchaba con atención, lloró con más fuerza al sentir como el Uchiha murió. Además, Hashirama se sentía aún más devastado por la revelación que le dio Madara.

Las historias no contadas del mundo shinobiWhere stories live. Discover now