(17) El Adios

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Justin vaciló antes de tocar la puerta. Su nudillos golpearon con suavidad la madera produciendo un ruido sordo que no tardó en alertar a los presentes en la vivienda.

Un niño lo recibió y, en cuanto lo vio, frunció el ceño.

-¿Qué diablos estás haciendo aquí, Jason? -espetó- ¡Vete de mi casa y deja en paz a mi hermana!

Justin carraspeó, incómodo por la interpelación que, en realidad, no lo tenía como destinatario.

-Eh... no soy Jason, me llamo Justin -esclareció.

El chico frente a él estrechó sus ojos mientras lo observaba, como si estuviera evaluando lo que acababa de decir y no le creyera.

-Max... -la voz de Victoria se oyó desde el interior de la casa- ¿Quién es?

-Un tipo idéntico a Jason que dice no ser Jason -respondió el aludido- ¿Lo pateo por ti?

Una amplia sonrisa moldeó los labios de Justin. A pesar de su corta edad, Max estaba cuidando de su hermana mayor y, definitivamente, ya le había caído bien.

-Está bien, es... un amigo -aseguró Victoria, asomándose al umbral de la puerta.

Max parecía realmente desconcertado, mas solo se encogió de hombros y volvió a adentrarse a la comodidad de su hogar.

-Hola, Jus -lo saludó Victoria en voz baja.

-Hey, Tori. Lamento venir sin avisar, pero te he enviado mensajes y, como no has respondido ninguno, me preocupé. Quería saber cómo estabas.

-No he estado muy bien -confesó- Pero voy mejorando.

-Lo entiendo -asintió él- Sé que superarás esto. Mereces ser feliz, Tori.

-Gracias, Justin. En serio.

Justin se pasó la lengua por sus labios para humedecerlos. Notó  los ojos de Victoria deslizarse hacia ellos, así que lo hizo otra vez de modo más lento, disfrutando la atención.

Las mejillas de la joven se tiñieron de un tenue color rojizo al tiempo que agachaba su mirada. Su tierno gesto provocó que el corazón de su amigo latiera al ritmo de un aleteo.

Le encantaba cuando ella reaccionaba así por él.

No obstante, había algo que lo inquietaba y debía expresarlo en voz alta para aclararlo:

-Te esperan cosas bellas en el futuro -enunció- Estás a punto de irte a la Universidad, ¿no es así?

La muchacha ya le había comentado sus deseos de estudiar fuera de la ciudad y, considerando que él se negaba a marcharse de la casa de sus padres (aún no se sentía preparado para decirles adios) esa iba a ser una complicación a la hora de continuar su relación.

No era que esperaba empezar un noviazgo con ella... todavía. Estaba más preocupado por ayudarla a que su corazón sanara y hacerla sentir bien. Quería mantener su amistad, pues era para él algo preciado.

-En realidad, no voy a irme -reveló Victoria- Estoy teniendo algunos... inconvenientes con mi hermana pequeña y voy a quedarme aquí para estar con ella.

-¿Jamie está bien? -inquirió Justin, preocupado.

-Eso espero. Está teniendo un dolor de estómago persistente, no es tan grave, pero ya lleva varias semanas y los médicos no pueden detectar la causa.

-Puede ser una bacteria.

-Tal vez. De todas formas, no quiero dejarla hasta asegurarme que esté bien, así que probablemente iré a la Universidad local.

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