(13) Los Secretos

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Victoria marcó el número de Jason y llevó el celular a su oído, oyendo los pitidos que indicaban la llamada saliente.

-Hola, Vicky -respondió él a los pocos segundos- ¿Va todo bi...?

-¿Dónde estuviste anoche? -lo interrumpió la chica con severidad.

Había llegado a su casa quince minutos atrás, después de asistir a su turno en el voluntariado. Allí se había encontrado con Justin, como siempre, pero en esa ocasión habían tenido una charla que la joven no podía olvidar:

-¿Ya estás preparándote para los exámenes finales? -le preguntó a su amigo.

-Ni lo menciones. Estoy volviéndome loco -respondió él, suspirando.

-¡Vamos, reina del drama! Es el último esfuerzo -lo animó- Aunque luego está la Universidad, claro... Y luego trabajar por el resto de tu vida.

-Tú sí que alegras mis días, Tori Tori -declaró el chico, sonriendo.

-Lo sé, lo sé. Me amas. ¿Y qué tal la cena con tus tíos?

El muchacho frunció el ceño, desconcertado.

-¿Qué cena?

-La de anoche. Jason me contó que se iban a cenar a casa de tus tíos.

-Eh... -él vaciló, todavía confundido- Mis padres y yo no fuimos a ningún lado anoche -develó- Jason sí estuvo ausente. Recuerdo haberlo oído entrar a su dormitorio muy tarde en la madrugada, pero pensé que había estado contigo.

Victoria se sintió muy contrariada al escuchar esa información. Su novio le había anunciado que iría a una especie de cena familiar y por eso no iba a estar disponible para verla o atenderle el teléfono.

Por lo que oía, tal cena jamás había existido. ¿Por qué le mentiría?... ¿Para qué? En contra de su voluntad, los nervios y la desconfianza la asediaron.

Su inquietud debía estar reflejada en su rostro, porque Justin la miraba atentamente.

-Eh... Tienes razón. Creo que me confundí de día -excusó, queriendo evadir el tema.

Su amigo estrechó sus ojos, indicando que no le creía por completo.

-¿Estás segura? Yo no recuerdo nada sobre cenas con mis tíos... ningún día.

-Sí, me he confundido -aseguró con falsa firmeza.

Pero no se había confundido. En absoluto. Sabía perfectamente lo que su novio le había dicho y por eso estaba llamándolo en ese momento.

-¿Qué?

-¿Dónde estuviste anoche? -repitió Victoria.

-¿Por qué preguntas?

-Porque nunca fuiste a a casa de tus tíos.

Un instante de silencio prosiguió a sus palabras. Entonces, Jason enunció lentamente:

-¿Cómo podrías saber eso?

La pregunta hizo que el ímpetu de la chica disminuyera abruptamente. Aquella era una de las consecuencias de ocultar cosas: no tenías derecho a reclamar si el otro hacía lo mismo.

-Solo lo sé -pronunció con menor brío.

-¿Cómo? -insistió Jason.

-Tú no respondiste mi pregunta -señaló ella.

-No estuve con mis tíos. Salí con unos amigos -admitió él.

-Si ese es el caso, no entiendo entonces porqué me mentiste, Jason -expuso Victoria, confundida- ¿Por qué solo no me dijiste la verdad?

-No debo decirte todo lo que hago con mi vida -por primera vez en la conversación, la voz impasible de Jason denotó nerviosismo- Esto es una relación, no una maldita prisión.

-¡Ey, no intento agobiarte! Solo pregunto para tratar de entender qué está pasando aquí -explicó la joven con tranquilidad.

Escuchó un suspiro a través de la línea.

-Lo siento, Vicky -se disculpó él- La graduación me tiene estresado. Es la primera vez que siento la presión del estudio y ni siquiera sé lo que estoy haciendo.

-Está bien. Olvidemos esto -concilió su novia- Pero, Jason, por favor, no vuelvas a decirme una mentira. Sabes que las odio.

-Tienes razón. De verdad, lo lamento.

La entonación de Jason siempre era tan inexpresiva que era difícil distinguir cuando decía las cosas con sinceridad. Sus disculpas siempre sonaban vacías, mas Victoria estaba segura que solo era un efecto de audición. Él era su novio y confiaba en él. Más que eso, lo amaba. Realmente lo amaba...

Pero no esperaba encontrarlo fuera de la Iglesia el jueves siguiente. La muchacha estaba a punto de entrar al voluntariado cuando lo vio y detuvo su paso de repente.

-¿Jason? -emitió, sorprendida- ¿Qué estás haciendo aquí?

Él le dedicó una sonrisa ladeada.

-Hola, Vicky -la saludó, acercándose- Sé que hoy tuviste dos exámenes e imaginé que ibas a estar un tanto estresada -estiró su brazo en dirección a su novia y fue entonces que ésta notó la flor que sostenía- Quería verte y desearte una buena tarde.

Victoria sintió que su interior se derretía a causa de la emoción. Tomó la delicada rosa que Jason le ofrecía al tiempo que una enorme sonrisa moldeaba sus labios.

-¡Ay, Jay, muchas gracias! -exclamó, estirándose para abrazarlo.

Él la estrechó fuertemente contra su cuerpo.

-No es nada. Además... -se separó un poco de ella para mirarla a los ojos- Quería conocer el lugar donde mi chica pasa su tiempo.

Levantó la vista hacia el campanario de la Iglesia que se alzaba impetuoso al cielo celeste.

Había algo en la manera en que Jason examinaba el lugar, era como si sus inquisidores ojos estuvieran buscando algo.

Entonces, Victoria recordó a Justin y empezó a sentirse incómoda.

-Y... ¿por qué querías conocerlo? -inquirió.

Jason se encogió de hombros, denotando un aire causal, como si no tuviera un motivo real, mas sus ojos seguían escudriñando la estructura.

-¡Vicky! -un niño corrió hacia ella y abrazó sus piernas- ¡Hola, Vicky!

-Hola, campeón -le sonrió la chica, devolviéndole el abrazo.

La atención del pequeño se desvió a Jason y soltó otro chillido de alegría.

-¡Hola, Justin!

Victoria sintió que su corazón dejaba de latir en ese instante a causa del nerviosismo. Miró a su novio, pero se sorprendió al encontrarlo tan impertérrito como siempre. Incluso plasmó en su rostro una sonrisa falsa al indagar:

-Así que mi nombre es Justin, ¿eh?

El niño expidió una dulce carcajada.

-Sí y comienza con J -apuntó antes de proceder a preguntar: -¿Vicky y tú van a volver a leernos cuentos hoy?

Jason observó fijamente a Victoria, todavía exhibiendo la tensa sonrisa.

-No lo sé, ¿lo haremos, Vicky? -interrogó con cinismo.

Ella esquivó su mirada, clavándola en el piso.

-Vaya, parece que no -continuó diciendo- De hecho, creo que Vicky ni siquiera va a quedarse aquí hoy... Tenemos cosas que hablar.

TwiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora