(11) La Pelea

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A Patrice le gustaba celebrar su cumpleaños junto a su numerosa familia, por eso aquel día Justin se encontraba rodeado de tíos, primos, abuelos y más parientes de diversos grados.

Sin embargo, su atención estaba puesta en una sola invitada que, precisamente, no compartía su sangre.

Ya que Victoria se encontraba en el patio trasero, hablando con algunas de sus primas, él se había acercado a la parrilla donde se asaban unas hamburguesas con el único propósito de observar mejor a la chica. En siete ocasiones (y llevaba la cuenta con rigurosidad) sus miradas se habían encontrado, pero ella escapaba al contacto visual de inmediato, casi avergonzada.

Justin se cruzó de brazos y apoyó el hombro contra un árbol, recargando allí el peso de su cuerpo al tiempo que contemplaba a su amiga con disimulo.

Su cuasi-obsesión con ella estaba empezando a rozar nuevos límites, llenándolo en igual medida con alegría y angustia, debido a que últimamente había momentos en los que parecía que la atracción era mutua. O al menos eso imaginaba por el comportamiento que la joven había procedido a adoptar cuando estaban juntos. Se ponía nerviosa si estaban muy cerca y sus mejillas se pintaban del más tierno tono colorado cuando la tocaba.

Claro, podrían tratarse solo de meras fantasías suyas. Quizá su enorme anhelo estaba engañando a su mente con trucos ilusorios... Pero ahí estaba otra vez, sus ojos volvieron a encontrarse entre la multitud de invitados y ya era la octava vez que sucedía en el día.

Sin poder evitarlo, en esa ocasión le sonrió y ella le devolvió el gesto de manera fugaz antes de volver a desviar su mirada.

Justin sintió que alguien apoyaba una mano en su hombro y le daba un apretón justo cuando la voz de su padre enunciaba:

-Justin...

El aludido se separó del árbol, retomando su postura erguida y se dio la vuelta para encontrar los ojos de Jeremy observándolo fijamente.

-Justin, ¿por qué no vas adentro con tus primos? No los has visto en un tiempo, te vendría bien ponerte al día con ellos.

En apariencia, las palabras del hombre eran un consejo, mas había algo en su entonación que sonaba firme, casi duro, y no dejaba margen para negarse.

Su hijo asintió y rápidamente ingresó a la vivienda, no obstante, no se entretuvo en la sala con sus primos pues ellos estaban con Jason y no le apetecía soportar la presencia de su hermano. En cambio, se quedó en la cocina acompañando a su madre y sus tías y, aunque las conversaciones no eran de su entero agrado, todavía tenía una buena vista del patio.

Pasaron algunas horas antes de que el último invitado se fuera. La noche ya había oscurecido el cielo y tanto Patrice como Jeremy se encontraban aún al lado de la parrilla, conversando y riendo tal como se oía desde el interior de la casa.

Justin estaba secando los últimos vasos en la cocina. Había puesto la vajilla recién lavada sobre la mesada y a través del umbral con forma de arco que conectaba con la sala podía ver a Victoria sentada sobre el sofá.

La atención de la joven estaba puesta en su teléfono y una pequeña sonrisa curvaba sus labios. Justin también sonrió ante la imagen, sin embargo, ese gesto no duró mucho.

Alguien le pegó en la nuca y la misma palma que le proporcionó el golpe se quedó allí, haciendo presión, obligándolo a agachar su cabeza y mirar hacia abajo.

Supo quien era cuando escuchó la voz de Jason llena de furia mascullar en su oído:

-¿Qué es lo que miras, idiota?

-¡Sueltame, maldita sea! -exigió Justin, librándose del agarre dando dos pasos al costado- ¡No me toques!

Se encontró de frente con el inexpresivo rostro de su hermano, cuyos ojos destilaban aspereza. Cuando éste habló, su voz salió tan impertérrita como su semblante:

-¿Qué es lo que te pasa a ti con mi novia? ¿eh?

-No sé de qué demonios estás hablando -evadió el otro.

-No te hagas el estúpido -emitió Jason entre dientes, manifestando impaciencia.

-Hoy no, Jason -decretó Justin al oír la carcajada de su madre provenir del patio- Cálmate. Es el cumpleaños de mamá, no lo arruines.

-El que va a calmarse eres tú -repuso el aludido, dando un paso más cerca y acortando la distancia entre ellos- Te lo estoy advirtiendo: .antén tus malditos ojos apartados de mi chica porque sino juro que voy a arrancártelos.

-Eres un maldito loco -se espantó su gemelo.

Aquel fue el detonante.

Jason le dio un fuerte puñetazo a su hermano, quien se recuperó rápidamente del impacto y devolvió el golpe. Pronto, estaban inmersos en una caótica pelea que llamó la atención de los demás presentes.

-¡No! ¡Justin! ¡Jason! -vociferó su madre al verlos.

-¡Basta! ¡Basta he dicho! -ordenó su padre, intentando meterse entre ambos para separarlos.

-¡Jason, detente! -suplicó Victoria, mas su novio la ignoró, así que se dirigió a su amigo- Justin, por favor...

Al oirla, Justin cedió. Soltó a su hermano, pero fue él quien cayó al suelo ya que había resultado ser el más herido. Era esperable. Nunca había podido contra Jason en lo que respectaba a violencia física.

-¡¿Qué diablos pasa con ustedes?! -enunció Jeremy con firme severidad.

Ayudó a Justin a ponerse de pie mientras Patrice dejó escapar las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. Negó con la cabeza antes de abandonar la cocina y dirigirse a su habitación.

-¡¿Cómo pueden hacerle esto a su madre?! -continuó regañando el hombre.

Jason tomó a Victoria del brazo y tiró de ella en dirección a la puerta.

-Vámonos de aquí -masculló.

-¡No vas a irte a ningún lado, Jason Bieber! -advirtió Jeremy- ¡Ven aquí, ahora!

-¡Tú no me jodas! -proclamó Jason.

Luego, salió de esa casa arrastrando a su novia detrás de él, seguro de que jamás le permitiría regresar.

TwiceWhere stories live. Discover now