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Dastan 

–¡Kaa, ya quiero bajar! 

–¡Todavía no termino contigo! 

Desde la sala se escuchan los gritos de esas dos mujeres. Se supone que se están preparando para el evento de esta noche. 

Nunca he entendido por qué las chicas demoran tanto en arreglarse. Bueno, Pepper no se tarda tanto pero mi hermana sí, y al juzgar por sus gritos, mi ángel le está dando batalla. Pero creo que quiere sorprenderme, hizo lo imposible con tal de que no viera su vestido cuando fuimos a comprarlo, y no es que a mí me dé igual, pero bien podría ir con el pijama y mi chica seguirá siendo hermosa. 

Estoy sentado delante del piano, dejando que mis dedos toquen la melodía que se les dé la gana. Lex está en el sofá jugando con ese maldito cubo rubik del infierno. Jamás he podido armarlo por completo, y menos uno de seis por seis como el que tiene ahora. Sinceramente, es muy estresante. Yo lo dejaría como está, pintaría las caras de un color y listo. No sé cómo Lex parece tan relajado con eso. Incluso con el sólo hecho de verlo me saca de quicio. Mejor vuelvo mi atención a mi música. 

Kaysser aparece corriendo tras una pelota que Pepper le compró hace unos días, cuando salieron ella y Kaa a comprar accesorios que combinaran con sus vestidos. Más bien Pepper acompañó a mi hermana a comprarlos, porque ella sólo llegó con juguetes para el perro y cosas así. Y a decir verdad, me alegra que no comprara nada de esos cachivaches, porque aunque no se lo podía decir, tengo algo para ella. Y sí, hizo que le cambiara el nombre al cachorro. 

Escucho unos pasos y veo a mi hermana bajando por las escaleras con un bonito vestido y su sonrisa de siempre en su rosto. 

Parece que Lex tiene un resorte en el culo porque se levanta de un salto y se dirige al pie de las escaleras para recibir a Kaa. 

–Te vez hermosa –le dice Lex. 

–Yo creo que pareces un troll –le digo sonriendo mientras me acerco a ellos. 

–Y tu pareces un pingüino deforme –me dice Kaa mientras me saca la lengua.

Sonrío y miro con orgullo a mi hermana, la verdad se ve muy bien. 

Escucho otros pasos y cuanto vuelvo mi vista a las escaleras, ahí está ella. 

Mis ojos se detienen en una figura esculpida por los dioses que baja de forma delicada. Trae un vestido purpura de manga larga que envuelve su perfecto cuerpo, con una apertura en una larga falda que la hacer ver tan jodidamente sexy, por donde se asoma una de sus sensuales piernas decoradas con toda esa tinta sobre su hermosa piel y usa unos tacones del mismo color del vestido. Su rubio cabello está recogido por la parte baja de su cabeza, a la altura de su nuca en un chongo muy elaborado y al mismo tiempo descuidado con uno que otro mechón suelto decorando su rostro, casi no lleva nada me maquillaje, y sin accesorios, lo que hace que se vea hermosamente natural.

De repente siento que alguien me detiene por el codo.

–Hey, espera –me dice Kaa–. No arruines el momento. 

No me había dado cuenta que me estaba moviendo hacia mi ángel. 

Cuando Pepper termina de bajar, tiene esa hermosa sonrisa que hace que mi alma se sienta en el paraíso. 

–Hola –me saluda nerviosa. 

Abro la boca para contestar, pero de ella no sale nada. 

Escucho como Kaa y Lex sueltan estúpidas risitas. 

Pepper suelta una ligera risita y niega con la cabeza. 

–Te vez muy bien –dice sonriendo. 

Huellas en la Piel ©Where stories live. Discover now