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Pepper 

Oigo que alguien llama a la puerta y yo sigo en la cama. Sé que es un poco tarde, pero es domingo, no hace daño levantarse tarde de vez en cuando. De nuevo oigo los golpes en la puerta y el timbre, y con todo el dolor de mi corazón decido que tengo que dejar la cama para ir a ver quién es. De nuevo llaman a la puerta. 

–¡Ya voy! –grité, mientras me acerco a la puerta, y cuando la abrí me llevé una grata sorpresa–. Kaa, ¿qué haces aquí? 

–¿Te desperté? 

–Ammm no, no. 

–¿Entonces por qué sigues en lo que creo es tu pijama y tu cabello parece un nido de pájaros y tienes baba seca en la boca? 

Noto que intenta no reírse. 

¡Mierda! Olvidé mirarme en el espejo antes de ver quién era.

–De acuerdo, sí, estaba dormida –contesto, mientras trato de quitarme la baba y alisarme el cabello. 

–¡Pero son las once de la mañana! 

–Pero llegué a casa a las cuatro de la madrugada y me dormí como a las cinco. 

–¿Ayer también trabajaste? –me pregunta, con su habitual mega sonrisa. 

–Sí. Voy al club los viernes y sábados. Aunque está abierto todos los días. Pasa, no te quedes ahí afuera. ¿Cómo supiste que vivo aquí? 

–Dastan me dijo –contesta, mientras se pasa. 

Obviamente. ¿Cómo no lo pensé? 

Kaa viene igual de arreglada que siempre, aunque un poco más casual–. Tu casa es muy bonita, también tienes una galería de arte aquí –dice, mientras mira a su alrededor. 

–Gracias. ¿Quieres algo de tomar? –le digo, mientras entramos a la cocina y me acerco al refrigerador. 

–No, gracias. De hecho vengo por ti. 

–¿Por mí? –le pregunto, mientras agarro el delicioso jugo de mango que tengo. 

–Te quería invitar a una comida que hacemos todos los domingos –dice, mientras tomo el jugo directo del envase–. Dastan va a estar ahí –. Y me atraganto. Sí, otra vez. 

–Ammm... 

–Anda, di que sí. 

–Pero es que... 

–Sólo vamos a estar familiares y amigos cercanos. 

–Pero yo no soy familiar. 

–Pero eres mi amiga –dice, mientras guardo el jugo y de nuevo siento un ligero dolor en mi pecho. Sólo la he conocido durante una semana y ya me considera parte de su vida. Como ve que no respondo, añade–. Te prometo que te la pasaras bien, y no es que seas una desconocida, ya conoces a Dastan y Lex –. Cuando menciona a Lex, noto que su tono de voz cambia y le brillan los ojos–. Y conocerás a mis padres. 

–Pero es que no puedo, tengo que estar con alguien. 

–Llámalo e invítalo, si te hace sentir más cómoda. Espera, ¿tienes novio y no me habías dicho? –. Pone cara como si estuviera dolida por no haberle contado algo así, pero sé que es broma. 

–No, no tengo novio. Pero no la puedo llamar, la tengo que ir a recoger. 

–¿La? ¿Tienes novia? –pregunta, sorprendida. 

–No. No soy lesbiana. 

–¿Entonces? Estoy confundida. 

–Soy soltera. ¿Segura que puedo llevar a alguien entonces? 

Huellas en la Piel ©Where stories live. Discover now