25

55K 2.8K 54
                                    

Pepper 

La siguiente semana ha sido bastante estresante. Dastan no ha vuelto a insistirme que fuera con él, lo cual agradezco porque no estoy lista para hablar de ello y no sé si algún día lo esté, pero eso no quiere decir que él no esté enojado conmigo. Cuando despierto, ya se ha ido a trabajar y cuando llega la noche se acuesta muy tarde, al grado de que yo me quedo dormida primero. Thomas me trae a la facultad, ya que yo no tengo auto y los vasos de chocolate caliente siguen llegando a mí, pero a través de Thomas y sin ninguna nota que los acompañe. Con la única con la que sigue siendo el mismo de siempre es con Nicole. Cuando salgo de la facultad él siempre está ahí esperándome y sí, tenemos alguna que otra conversación con las típicas preguntas de ¿Cómo te fue? ó ¿Qué tal tu día? y nos contamos lo que había pasado, pero son conversaciones secas y frías. Y cuando llegamos por Nicole cambia completamente con ella, haciéndola reír y jugando con ella. Y el recordar la carita que puso Nicole cuando vio su nueva habitación no tiene precio, parecía una princesita en su palacio real. Dastan también instaló otras habitaciones para mí, una con mi pole, otra para mi taller y una más para mi estudio. Sé que lo hizo de buena gana, pero aun así en sus ojos se ve que está dolido porque le dije que no iría a Nueva York, y entonces volvía su seriedad. Agradezco que con Nicole fuera el mismo de siempre, pero eso no evitaba que no sintiera un poco de nostalgia por cómo era conmigo, no me trataba mal, pero su frialdad me dolía. Aunque eso es algo que no estaba dispuesta a admitir frente a él. Supongo que se le pasará. 

–Son unos idiotas –dice Kaa, regresándome a la realidad en la cafetería de la facultad. 

–¿Quiénes? 

–Los hombres. 

–Estoy de acuerdo contigo. 

–Es que Lex es tan... tan... aaaggghhh –se queja cruzándose de brazos y desparramándose un poco en la silla. 

Bueno, es hora de dejar de pensar en mis cosas, mi amiga necesita unos oídos para desahogarse y me pongo mis anteojos de doctora corazón. 

–¿Qué pasó? 

–Nada.

–Kaa... 

–Es un idiota.

–Eso ya lo dijis...

–Me compró un collar a juego con la pulsera que me dio en mi cumpleaños –dice enojada. 

Esperaba que me contara que le había dicho que volvería con su mujer o algo así.

–¿Y sé supone que eso es malo por? 

–Y por unas florecitas ya, ¿no? Pues no. 

No pude evitar sonreír–. ¿Florecitas? –dije alzando las cejas. 

–También me mandó flores –noto que hace lo imposible por no sonreír. 

–¿Y entonces? 

–¿Entonces qué? 

–¿Qué vas a hacer? 

–¿Qué voy a hacer con qué? 

Hago todo lo que puedo para no reírme. El enojo de Kaa es bastante gracioso. 

–Con Lex. 

–Con él nada. Le devolví el collar. 

–¿Y las flores? 

–Esas no –sin darse cuenta, está sonriendo como si fuera una adolescente enamorada y seguramente le saldrán corazoncitos voladores por los ojos–. Son hermosas. 

Huellas en la Piel ©Where stories live. Discover now