Conexión.

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33

Sentí un calor inexplicable en todo el cuerpo que me obligó a despertarme. Abrí los ojos cautelosamente y noté que me sentía mejor que antes.

A mi vista apareció Niall.

― Hola. ―Dijo él mientras con su dedo índice acariciaba mi cabello por un lado de mi oreja.

― ¿Dónde estamos? ―Pregunté.

― Zona selvática número cinco. ―Musitó. Yo me sorprendí. Esa zona estaba muy lejos de donde estábamos cuando casi me ahogaba.

― ¿Cuánto tiempo dormí? ―Empecé a sentir el sudor recorrer mi nuca.

― Muchas horas. ―Dijo Niall con voz suave. ―Pero está bien. Estabas muy agotada.

Yo cerré los ojos y coloqué la palma de mi mano contra mi frente.

― Creí que moriría. ―Dije negando ligeramente con la cabeza.

― Lamento no haberte sacado de inmediato. ―Volteé a ver a Niall y en su rostro había rastros de culpabilidad. ―El agua estaba arrastrándote muy fuerte.

― No fue tu culpa. ―Susurré con una sonrisa tranquilizadora. ― ¿Dónde está Claire?

― Ella fue a un arroyo por aquí cerca a ducharse. Yo quise quedarme para cuidarte.

Hoy había algo diferente en su mirada. Ya no había más hostilidad en ella, había calidez y sinceridad. Él me miraba de una manera tan especial, que me hacía tener el revoloteo en el estómago.

― ¿Porqué regresaste? ―Me animé a preguntar.

Él me miró con tristeza  y bajó la mirada. ―Te lo dije Dian, tú tenías razón. Soy muy egoísta. Quería saber sobre todo esto y sólo retrocedí y te dejé ir sola. Además, ya no puedo estar un segundo más alejado de ti. ―Su ojos encontraron los míos también. Sentí sus dedos cuidadosos tocar mi mano delicadamente hasta que su mano tomó la mía y entrelazó sus dedos con los míos. Yo miré nuestras manos nerviosa.

― ¿Qué pasó con el miedo a dañarme? ―Pregunté.

― Sigue ahí. ―Admitió. ―Pero seré muy egoísta si eso significa no perderte otra vez.

Algo dentro de mi pecho se encendió. Como si quisiera gritarle todo lo que sentía. Todo lo que él provocaba en mí. Pero yo también tenía miedo.

― ¿Porqué habrías de dañarme? ―Pregunté al fin.

― Dian, no soy bueno para ti. ―Dijo serio. ―He lastimado a muchas personas antes por mi arrogancia y mi hostilidad. Tenías razón al decirme que lo único que sé hacer es huir. Sólo alejo a las personas que en verdad quiero.

Si alguien me hubiera dicho cuando conocí a este chico hace meses, que estaría ahora enfrente de mí diciéndome esto, jamás lo creería. Y ahora entendía muchas actitudes de su persona, él se sentía mal consigo mismo por su forma de ser así que sólo levantaba un muro alrededor de él donde nadie pudiera acceder a la parte buena y bondadosa de su alma. Todos así creían que era alguien sin sentimientos. Pero desde el principio yo jamás me lo creí. Sus ojos en este momento me decían que tenía miedo de que me alejara.

Me levanté con cuidado sentándome con las piernas cruzadas. Liberé mi mano de la suya y con cuidado la levanté hasta su rostro, acunándolo en la palma de mi mano delicadamente y posé mis ojos con determinación sobre los suyos. Él no tenía escape, estaba encerrado en mi mirada. ―Veo a través de ti. ―Dije en voz baja pero con determinación. ―Es una defensa, yo lo sé. Jamás me creí que fueras de esa manera. Veo más allá de ese muro que pones a tu alrededor y ¿sabes lo que veo? ―Sus ojos azules preguntaron curiosos. ―Veo un gran hombre. Bueno, amable, gentil y talentoso. Un hombre que tiene miedo de perder a las personas que ama. Un hombre sensible. Sí, un hombre con sentimientos.

Marked. | fanfic. (libro ahora disponible en amazon)Where stories live. Discover now