Reencuentro.

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25

Arrojé el arco sobre la mesa hecha por un gran tronco de madera. Estaba exhausta. Dos meses y medio habían pasado desde que había despertado en la Aldea desconcertada, herida y sin Niall.

Y en esos dos meses y medio yo lo había buscado como una loca. Pero él no aparecía en ningún lado. Cada día al despertar lo primero que hacía era tomar mis armas y salir a Tierra a buscar al rubio. Hubo veces en las que no regresé a la Aldea por una semana entera, sólo porque iba a buscar a las zonas más alejadas de la Aldea.

― ¿Otro mal día? ―Leah tomó asiento enfrente de mí. Sus ojos azules perforándome con hostilidad.

― Como si te importara. ―Contesté secamente mirando hacia la derecha.

― Vaya. Me sorprendes arnesita. Te has vuelto más... colmilluda.

― ¿Qué quieres? ―Pregunté harta de su juego y deseando llegar al grano de todo esto.

― Saber la verdad. ¿Qué haces allá afuera? ―Preguntó elevando su ceja derecha.

― Mmm, ¿pelear? Como todos ustedes. ―Dije con obvio sarcasmo.

― Eso es lo que le dices a todos. Pero desde que volviste después de que todos creían que habías muerto has estado muy sospechosa. ―Alzó ambas cejas esta vez manteniendo la hostilidad en su rostro. ― Te levantas al primer toque cada día y no llegas a dormir por muchas noches. Te esfuerzas en mejorar tus habilidades de supervivencia y creo que todos piensan que es porque no quieres morir pero yo te he visto allá afuera. ―Comentó con sospecha. ― Tú no matas nada. Parece que sólo ves alrededor.

― Mira, en verdad lo que yo hago no es asunto tuyo y yo...

― ¿Qué pasó durante tu estancia allá afuera? ¿Te diste cuenta de los secretos? ¿Quieres resolverlo tú sola? Porque de una vez te digo que si lo intentas siquiera, terminarás muerta. ―Mi atención despertó ante la mención de esas palabras.

― ¿Los secretos? ¿Qué secretos? ¿Tú sabes algo? ―Ella me miró confusa por un segundo y después la alarma se hizo presente en sus facciones. Ella sabía que había metido la pata. ―Tú sabes algo. ―Dije entrecerrando los ojos. ―Dímelo.

― Yo no sé nada. ―Dijo disfrazando su nerviosismo. ―Por eso es que he venido a preguntarte en qué andas. Pero, ¿sabes algo? Olvídalo, como si me interesara. ―Dicho esto se levantó con intención de retirarse. Pero yo no iba a dejar que se fuera sólo así como así.

Di dos pasos alcanzándola y la tomé del codo obligándola a encararme. ―Tú no te vas hasta que me digas qué son los secretos. ―Ella miró mi mano en su codo de manera retadora y después a mí.

― Parece que a la niña bonita le han crecido agallas. ―Se burló. ―Olvida lo que dije si no quieres que acabemos muertas las dos. Si no lo haces, seré yo quien te mate.

Su tono de voz era venenoso y cualquier rastro de juego o broma en su voz era nulo. Lo decía muy enserio. Era como si ella tuviera miedo de que alguien se enterara que ella sabe lo que sabe.

Estaba a punto de contestar cuando Faith se acercó corriendo y dando pequeños saltitos hacia nosotras.

― ¡Chica nueva! ¡La encontraron cerca del río! ¡Vamos, vamos! ―Me tomó de mi brazo derecho y salió disparada arrastrándome con ella.

Maldije para mí misma por no haber sido capaz de sacarle información a Leah. Ella definitivamente sabía algo gordo. Pero ¿con qué tendría que ver eso? Ella dijo que nos matarían. ¿Quién lo haría? ¿Los Yakatis? ¿La Aldea? De repente, como un flash una ida atravesó mi mente relacionando lo que acababa de decirme Leah con la teoría que Niall me había dicho hace noches en la cueva.

¿Los secretos eran acerca de la posible alianza de los Yakatis con el gobierno? ¿O una alianza de los Yakatis con la Aldea? Miles de preguntas rondaban en mi cabeza y trataba de formularlas con coherencia pero pronto me di cuenta de que lo que sabía sobre esto era sumamente poco. En verdad, no tenía idea de mucho. Todo lo que había reunido eran sólo teorías y suposiciones y ni una sola prueba o hecho que pudiera reforzar estas teorías.

Faith continuó corriendo hasta que llegamos a un tumulto de personas rodeando algo. Comenzamos a abrirnos paso entre la gente para acercarnos un poco más a lo que todos veían lo cual era la chica nueva. Me preguntaba porque tanto alboroto por una recién llegada.

Mientras más nos acerábamos pude ver con claridad a la chica toda vestida de negro y vi su cabello rubio. Pero ella estaba dándome la espalda.

― ¿Porqué arman tanto alboroto por un recién llegado? ―Pregunté a Faith. Ella subió los hombros.

― Siempre ha sido así.

Entonces, la chica rubia giró y mis ojos color avellana se toparon con su mirada azul eléctrico. Todo dentro de mí se paralizó. Miles de sentimientos crecieron en mi interior en segundos. Sorpresa y alegría fueron los primeros.

― Claire. ―Solté en un suspiro.

Ella comenzó a acercarse a mí con la misma expresión de incredulidad y yo me abrí paso entre las demás personas que conformaban la multitud. Y cuando llegamos una enfrente de la otra, sin pensarlo dos veces nos abrazamos como si nuestra vida dependiera de eso.

Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y pronto escuché los sollozos salir de su boca también. Estaba tan feliz de verla. Tan aliviada. Cuando recién me mandaron a la Tierra, yo estaba convencida de que moriría la primera semana y que jamás volvería a ver a mi mejor amiga, la cual sería enviada cuatro meses después de mi llegada. Por eso el alivio. Además de que el día que me enviaron, no nos habían dejado despedirnos.

― Estás viva. ―Dijo ella con alegría en su voz y supe que ella también estaba aliviada por verme.

― Estás aquí. ―Mencioné.

No me había dado cuenta de que nos habíamos hincado y ahora estábamos en el suelo abrazadas. Me eché hacia atrás para verla y ella me sonrió. Se veía tan... ella.

― Sí. ―Dijo limpiándose las lágrimas. ―Tú estás aquí, estás viva. ¿Cómo...?

― Larga historia. ―Dije reprimiendo una risa. ―Te extrañé.

― Yo más. Como no tienes una idea. ―Dicho esto, volvió a abrazarme.

― ¿Se... conocen? ―Miré hacia arriba y encontré a Cameron mirándonos sorprendido.

Claire y yo nos levantamos y secamos nuestras lágrimas.

― Sí, ella es... mi mejor amiga de toda la vida. ―Dije mirando mis manos. ¿Porqué siempre estaba tan nerviosa ante la presencia de Cameron?

― ¿Tu eres...? ―Preguntó Claire.

― Cameron O'Donell. ―Contestó dando una sonrisa arrogante.

― Oh, bueno...

― Hey, Dian. No me habías dicho que la chica nueva era amiga tuya. ―Dijo sonriendo Faith mientras se acercaba.

― Yo no sabía que era ella hasta que la vi. ―Contesté seria.

― Hola, soy Faith Schmidt. ―Contestó la castaña y se acercó a mi amiga para darle un abrazo.

― Oh, ―dijo en sorpresa Claire ante la muestra de afecto― soy Claire Hudson.

― Bueno, creo que ya no será necesario que yo le de la introducción. ―Dijo Cameron tranquilamente. ― Puedes hacerlo tú Dian, ¿estás de acuerdo?

― Sí. ―Simplemente contesté. El chico me rizaba los vellos del cuerpo cuando sonreía de esa manera.

― Bien, adiós Claire. ―Dijo el castaño y se fue.

― Las dejo, un gusto Claire. ―Dijo Faith con su implacable sonrisa y se fue dando saltitos.

― ¿Ella es siempre así? ―Preguntó mi amiga elevando una ceja.

― Sí. Pero te acostumbrarás a su energía. ―Ella rio.

― Apuesto a que sí.

― Tenemos muchas cosas de que hablar y tengo mucho que contarte. ―Dije un poco seria.

― Espero que sean cosas buenas. ―Yo suspiré. Por fin tenía a alguien con quien podía confiar.

Marked. | fanfic. (libro ahora disponible en amazon)Where stories live. Discover now