Presentaciones.

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5

―Pobre chica. ―en mis sueños una voz se abría paso a mi mente. Pero mis ojos eran demasiado débiles para abrirse.

― ¿Ella va a estar bien?

―Quien sabe. La cosa esa le machacó el brazo tremendamente. Sus heridas se pueden infectar muy rápido.

― Pero vaya que es estúpida.

― ¡Leah!

― ¿Qué? Es su culpa. La chica no corrió rápido.

―No es su culpa. Mira... trae puesto aun el arnés. Debe ser nueva.

―Vamos, llevémosla a la aldea.

*

― ¿Cómo sigue? ―El brazo derecho me dolía y tenía una gran sed. Pero aún era incapaz de abrir los ojos.

―Su brazo ya está sanando. La fiebre ya no está subiendo. Yo digo que en dos días estará como nueva.

―Cameron, eso dijiste hace tres días. Y ella parece estar igual de jodida de cuando la encontramos en el bosque.

―Leah, deja de ser tan pesimista, ¿quieres? Ella va a estar bien.

―Bien. Pero si muere no quiero ser yo quien se haga cargo de su entierro.

*

Exhalé pesadamente y fruncí el seño. Sentía el peso de cien elefantes sobre mí. Ahora podía sentir cada parte de mi cuerpo. Mis párpados se levantaron lentamente para volver a cerrarse al instante tratando de acoplarse a la poca luz que había. Cuando se abrieron por completo, intenté recordar qué pasaba.

El lugar era oscuro y el techo estaba un metro arriba de mi cabeza. Parecía ser de piedra. Me incorporé lentamente sentándome. Tosí un poco y me di cuenta de que mi sed era más salvaje a como nunca la sentí.

Mi cuerpo estaba sobre un pedazo de tela color marrón. Y a mi alrededor no había nada. Sólo un coco con líquido. Me estiré y lo tomé apresurándome a llevarlo a mis labios.

Agua. Deliciosa y refrescante agua.

―Wow, eso debió ser un record. ―miré hacia mi izquierda sobresaltada. Una chica estaba sentada a mi lado. Era morena y su melena llegaba a sus hombros. Ella tenía un par de ojos azules los cuales me miraban curiosos.

― ¿Quién eres? ― Mi voz sonó rasposa.

― Me llamo Faith. ¿Cuál es tu nombre?

―Dian. ―Me limité a contestar. Su voz me era familiar. ― ¿Qué pasó?

― Bueno... Eso debería preguntarte. Mis amigas y yo estábamos por el bosque y escuchamos un grito de un Hairok y...

― ¿Qué es un Hairok? ― pregunté confundida.

―El animal que te atacó. ―Yo alcé las cejas sorprendida. ―Corrimos y lo encontramos sobre ti. Mi amiga Leah le disparó y tú yacías inconsciente ya en el suelo. Estabas perdiendo sangre, casi te destrozó el brazo. ―Inconscientemente miré hacia mi brazo el cual estaba vendado desde el hombro hasta el codo.

Chasqueé la lengua. ―Ahora recuerdo. El arnés no me dejaba correr bien y me atrapó.

― ¿No te dijeron que lo debías quitar en cuanto llegaras? ― Miré a la chica. ¿Quién era ella? ¿Dónde estaba?

― ¿Dónde estoy? ― Mi cara debió parecer muy confundida pues ella dudó un poco en responder.

― En la cueva de la aldea.

Marked. | fanfic. (libro ahora disponible en amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora