Su vida parecía ser perfecta hasta que todo le fue arrancado.
Un secuestro cambió el destino de las cosas.
¿Que sentirá?¿ Amor, odio o dolor?
Y al final, nada sera igual...
Después de arreglar las cosas con mi hermano, decidimos ponernos en marcha y comenzar con nuestra búsqueda.
Habíamos quedado en que él me ayudaría a llegar a su casa, después de eso, yo haría todo lo demás.
En estos momentos nos encontrábamos camino al hospital, para poder seguir la ruta que ya conocía.
-¿Segura que es por aquí?- preguntó mi hermano. Aun no lo notaba muy convencido, pero estaba poniendo de su parte.
-No, pero puedo usar Internet- le respondí mientras sacaba mi teléfono.
-No es necesario, creo que ya llegamos-
Miré por la ventana y observé el edificio color blanco.
-¿Ahora que?- preguntó.
-Iré a preguntar por él, y sino está aquí, iremos a su casa-
Me bajé del carro y entré al edificio. Ahí se encontraba un guardia de seguridad que controlaba la entrada de las personas.
-Busco al señor Antony Duran- le dije.
-Él no se encuentra aquí, pero le puedo dar su recado- respondió amablemente,
-No se preocupe. Vendré después-
Salí y regresé al auto de mi hermano.
-No esta aquí, tendremos que ir a su casa- mencioné y el suspiró derrotado.
-Ya que- dijo encogiéndose de hombros.
Yo lo iba guiando por donde recordaba que era el camino. Recordé señales o puntos de referencia para hacer esto más fácil.
Había aprendido el camino para escapar, no para regresar.
-¿Segura de lo que estas haciendo?- preguntó mi hermano -Porque por lo que veo, el camino es largo y aun estamos a tiempo de regresar a casa y pedir pizza-
-Estoy muy segura, y ahora sigue conduciendo si no quieres que te baje y vaya yo sola- le conteste.
Soltó una carcajada
-Esta bien- dijo entre risas.
POV. ANTONY
Pasé toda la maldita noche intentando buscarla, pero desapareció de la faz de la tierra. Hice que la buscaran en el perímetro del salón de la fiesta e incluso en su casa, pero nadie sabía donde estaba.
En algún momento de de la noche, quise dejarla ir y que fuera feliz. Que disfrutara de su vida y su libertad, pero necesitaba escucharlo de su boca.
Cuando ella me dijera lo que quería, lo haría. Sabía que ya estábamos mejorando, incluso podíamos ser amigos, pero ella tenía que decirlo.
-¿Hay algo?- le pregunté a Luis, quien acababa de entrar a mis despacho.
-No hay nada, pero siguen en la búsqueda. Irán de nuevo a su casa para ver si esta ahí- respondió.
-Hagan lo que sea- pedí desesperado.
La quería de vuelta, junto a mi.
POV. PAOLA
-Listo, llegamos- mencionó mi hermano.
-Muchas gracias- dije -A partir de aquí, lo haré yo sola. Si necesito ayuda, te llamaré, por el momento puedes regresar a casa-
-Esta bien- respondió -Cuídate mucho y pide ayuda si la necesitas-
-No te preocupes, estaré bien-
Salí del auto y esperé a que el se fuera.
Caminé hacia la entrada, que estaba repleta de guardias.
-¿Paola Miller?- grito uno mientras caminaba hacia mi.
-Si- contesté de la misma manera.
-La han buscado todo el día. El señor Antony desea verla- dijo cuando llegó a mi.
Caminamos juntos hasta entrada de la casa, donde estaba Luis de pie. Al verme, se sorprendió bastante y solo llevábamos 1 día de no vernos.
-Que sorpresa verte- dijo -Pensábamos encontrarte, no que tu nos encontraras-
Yo solo reí.
-¿Esta Antony?- pregunté.
-Claro que si- respondió.
-¿Quién más esta?-
-Se encuentra solo. La señora Karla y su primo han salido temprano-
-¿Podrías llevarme con él?- pregunté.
-Claro, me mataría si no lo hiciera- dijo alegre.
Me llevó a su despacho y lo miré de espaldas. Antony veía una gran ventana que estaba ahí, sin darse cuenta de nuestra presencia.
Le hice a una seña a Luis de que no hiciera ruido y que se marchara de ahí. Él hizo lo que le pedí y nos dejó solos.
-Recuerdame no volver a quedarme a solas con tu primo- dije con una sonrisa en la cara.
Él giró para verme.
Se veía cansado y destrozado. Solo me había ido unas horas y se veía terrible.
Al darse cuenta de mi presencia, se acercó a mi y me abrazó. Correspondí su abrazo, dejándome envolver en su olor y calor que tanto me gustaban.
-Pensé que no regresarías- dijo en cuanto nos separamos. Sus ojos brillaban por las lagrimas que amenazaban con salir.
-No creas todo lo que dice el estúpido de tu primo- le respondí.
Volvimos a conectar con las miradas e hicimos lo que tanto habíamos deseado uno del otro. Nos besamos lentamente, sin prisa y sin pausa. Era un beso tan tranquilo, que se volvió mi lugar favorito.
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-¿Por que te fuiste así?- preguntó cuando detuvimos el beso -Después de la forma en que lo hiciste, creía que no volverías aquí-
¿Qué le había dicho el estúpido de Diego?
-Yo jamás quise dejarte, tu primo me dejo en la calle y tuve que ir a casa. Pero regresé para hablar contigo- respondí.
-Hablemos después, ahora solo quiero hacerte mía ¿puedo?- preguntó sonriendo.
