Capítulo 15 "Dolor" (Editado)

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Mis piernas no respondían, no podía moverme, ni para irme o para tirarme por las escaleras. 

El dolor en el percho seguía ahí. Crecía y crecía cada vez que se abrazaban o se volvían a besar.

No sabía a donde ir. O tal vez si.

Me limpié las pocas lagrimas que habían caído y bajé las escaleras corriendo, aun la escena de "amor" estaba en la puerta principal, y al parecer no les importo mi presencia, porque ni siquiera se inmutaron en verme.

Con todo el dolor que sentía, pude llegar a la biblioteca. Tomé asiento en mi sillón favorito y tomé el libro que había dejado en la mesita de a lado. Lo mejor sería despejar mi mente y no pensar en aquella escena que era la causa de mi pesar.

Abrí el libro justo donde me había quedado, pero no comencé a leerlo. Miré al jardín y comenzó a llover. Mientras veía las gotas caer por la ventana, mis pensamientos comenzaron a fluir.

¿Por que me dolía que Karla y Antony estuvieran juntos? Estaba claro que Karla no era mi persona favorita, pero ellos serían padres. Estaba bien que estuvieran juntos. Pero lo que me seguía confundiendo era, ¿sentía celos de que los dos estuvieran juntos?

Eso no era posible. él era mi secuestrador. Y admitía que era guapo, pero yo no le daría el derecho de entrar a mi corazón, no después de todo lo que me ha hecho.

Era un maldito, pero por mucho que me doliera, no tenia mis sentimientos claros. ¿Que me hacia sentir ese hombre?

Definitivamente yo no podía enamorarme y menos de él. Había muchas razones para no hacerlo: me había secuestrado, tenia pareja, pronto sería padre, entre otras.

Pero entonces, ¿Por que el dolor? ¿Por que los "celos"? Ni siquiera cuando Marco era mi novio, me sentía así. Porque no solo me sentía enojada o decepcionada, sino también insegura.

Entre tanto pensar, ni siquiera había leído. Me la pasé sentada toda la tarde con la vista perdida en algún lugar de le habitación o de la ventana, mi cuerpo estaba ahí, pero mi mente no. Yo solo pensaba en él.

Ya había obscurecido, y no tenía ganas de irme de aquí. En este lugar me sentía a salvo.

De repente una voz me hizo salir de mis pensamientos.

-El señor Antony la espera para cenar- dijo Luis

-Ahora salgo- respondí.

-Una pregunta- dije antes de que saliera de la biblioteca.

-Dígame-

-¿Quien más esta en la mesa?- pregunté.

-El señor Antony y la señora Karla- respondió.

-Gracias- agradecí cabizbaja.

El solo asintió y salió.

No tenia hambre ni ganas de verlos. Solo deje mi libro en la misma mesa y salí de ahí.Tenia que pasar por el comedor para llegar a las escaleras. Incluso pensé en quedarme aquí encerrada toda la noche y esperar a que se fueran, pero sabía que eso era inútil.

 Tomé el valor y salí de ahí.

Al pasar por el comedor, ahí estaba él con ella. Tomados de la mano cenando como la pareja feliz que aparentaban ser.

Otro golpe al corazón.

Ni siquiera salude, solo me pase derecho y antes de subir las escaleras escuché a Antony.

-¿No vas a cenar?-

-No- dije fríamente y subí.

¿Por que me seguía teniendo aquí si quería una vida con ella?

Llegué a mi habitación y cerré la puerta. Me di un baño, me coloqué mi pijama y fui a dormir.

No tarde tanto en quedar entre las manos de Morfeo.




Desperté por los rayos del sol que entraban por la cortina. 

Miré el reloj de pared y eran las 7:30 a.m.

No tenía ganas de bajar ni nada por el estilo, quería quedarme aquí en mi habitación sin hacer nada. Quería quedarme acostada mientras pensaba lo bonita que había sido mi vida y lo bonita que pudo llegar a ser.

Intenté no querer bajar, pero mi estomago pidió a gritos la comida. Pues no había cenado. 

Estomago traidor

Me vestí para que no me vieran en pijama. Cuando abrí la puerta, ahí estaban los guardias, sin hacer ruido y moverse.

-Buenos días- saludé saliendo de ahí.

-Buenos días, señorita- respondieron al unisonio.

Llegué a la cocina y para mi suerte no había nadie. Solo era yo y ese gran refrigerador que tanto amaba y que me había dotado de comida en momentos difíciles.

Solo tomé cereal con leche y una fruta. 

Mientras ponía los traste sucios en el lavavajillas escuché unos pasos, di medía vuelta para ver de quien se trataba.

Cerré los ojos en modo de desesperación.

¿Por que siempre estaba ahí, en todos lados y en todo momento?...









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Enamorada De Mi SecuestradorWhere stories live. Discover now