Capítulo 19 "Mal de amores" (Editado)

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El beso era lento, lleno de emociones que no entendía. Me separé de él poco a poco y lo miré a los ojos. Tenían un brillo especial y me llenaba el corazón verlo así, pero yo no podía darle ilusiones. No cuando ni yo sabia lo que realmente quería.

Me fui de la cocina, dejándolo ahí confundido. Una vez en mi habitación, me puse a llorar, porque no sabía que sentía exactamente y eso me frustraba mucho. Siempre había tenido control de mis emociones, pero ahora, solo me daba vueltas la cabeza.

Entonces fue cuando decidí que si o si tenia que escapar de aquí, antes de sentir algo mas fuerte y no poder controlar más mis sentimientos. Tenia que esforzarme para salir de esta casa y no terminar con un corazón roto.

Después de varias horas de pensar y planear como salir de aquí, decidí que era hora de bajar.

Me sorprendía mucho que ya no cerraran la puerta con seguro, pues la ultima vez me había escapado.

Bajé lentamente a la cocina por algo de comer, pero no pude avanzar cuando mis ojos enfocaron aquella escena.

Antony y Karla se besaban apasionadamente, como si realmente fueran una pareja feliz.

 Ella estaba arriba de la isla de la cocina y el entre sus piernas, agradecía que ambos estuvieran vestidos, pues la manera en que se besaban era muy explicita.

 Ella estaba arriba de la isla de la cocina y el entre sus piernas, agradecía que ambos estuvieran vestidos, pues la manera en que se besaban era muy explicita

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Me quede en helada y me negaba a creer lo que veía. Me di cuenta en ese momento que el era como todos los hombres y que todos al final romperían tú corazón.

Una lágrima rebelde salió de mis ojos. Ellos ni siquiera notaban mi presencia, seguían en lo suyo. Y fue entonces cuando sin querer, un sollozo mio se hizo presente.

 Y fue entonces cuando sin querer, un sollozo mio se hizo presente

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Los dos enfocaron su vista hacia mi, y ambos lucían sorprendidos. Aunque las expresiones cambiaron después. Antony no podía creer que yo estuviera ahí y Karla solo sonreía de manera triunfante.

-Estoy muy feliz por ustedes dos- dije con los dientes apretados y una garganta hecha nudo. Me estaba conteniendo para no romper en llanto enfrente de ellos dos.

Salí corriendo, otra vez, a mi habitación, con el corazón roto.

Mi habitación era mi único espacio donde podía desatar mis sentimientos y estar más tranquila.

¿Cómo había creído que Antony iba a dejar todo por mi?

Coloqué el seguro a la puerta porque sabia que Antony vendría e intentaría "arreglar" las cosas, pero no quería hablar con él ni con nadie.

Antony se había olvidado de nuestro beso muy rápido, mientras yo estaba aquí, pensando en él y como influía en mi. Con el tiempo había olvidado que estaba secuestrada y que esto no estaba bien, pues creía que por fin me habían empezado a lavar el cerebro.

Perdí la noción del tiempo en llorar, mis ojos estaban hinchados y rojos. Ya no tenía lágrimas ni garganta. Grité para sacar el dolor, no me importó que me escucharan, solo quería estar con mi familia, estar bien, sin un mal de amores. La vida era mucho más fácil antes de todo esto.

Tenía hambre y frío. Pero prefería morir de hambruna, congelada e incluso de una bala, pero quería eso a sufrir por un amor. El dolor en el pecho era horrible y sentía que me estaba comiendo viva.

Comprendí que nunca saldría de aquí. Tenia todas las opciones para perder. Y decidí que si mi cuerpo no iba a ser libre, mi alma lo sería. No dejaría que Antony ganará esta batalla. NI esta ni ninguna. Si no quedaba otra alternativa, lo mejor seria morir.

Cuando estaba a punto de quedarme dormida, sonó la puerta, y sabía perfectamente quien era.

-¿Qué carajo quieres?- pregunté furiosa.

-Necesitas comer y necesitamos hablar- su voz se escuchaba arrepentida.

-No te preocupes, moriré de hambre- respondí sin darle importancia.

-Tienes que comer algo y lo sabes- mencionó. Como si realmente se preocupara por mi.

-Solo lárgate, quiero estar sola. SOLA, sin tus estúpidas mentiras- fue entonces cuando rompí el llanto- Ni tus falsas palabras de amor. Jamas debí de haberte besado, eres un desgraciado. Ojala seas feliz con ella- 

No sabía en que momento había comenzado a gritar.

Y su voz ya no estaba, y me di cuenta que se había ido.  Tal vez me había dejado por fin en paz pero esta era su casa, ¿que tal su fue por las llaves de la habitación?

No lo dejaría verme en este estado, ni en ningún otro, ya no mas...



Enamorada De Mi SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora