Cincuenta

6.8K 464 425
                                    

Antes de ir a Alemania, nos quedamos en Madrid una noche para que pudiera ver a mis amigos. Todos habían estado en contacto conmigo cuando salí de rehabilitación y, a pesar que me sentía muy distante de todos por lo que había pasado, ellos aún querían tener contacto conmigo. Justin no dijo nada, y esta vez, si fuimos a cenar todos juntos, cómo deberíamos haber hecho esa vez y no ir por libre. Abracé a Teresa y esta nos movió de un lado a otro.

— No puedo creer que te tenga aquí bien, por fin. Hemos estado muy preocupados por ti.

— No teníais por qué.

— ¿Bromeas? —me separó de ella, cogiéndome por los hombros—. ¡Has sido de nuestro squad mucho tiempo! Te queremos, Abby. Echo de menos que me sujetes el pelo cuando vomito por el alcohol.

Solté una carcajada y la empujé levemente. Fernando me abrazó después lo hizo Guille, dándome un tirón de pelo al final y después llegó Diego, que me estrechó entre sus brazos y besó mi coronilla. Me separé de él y le sonreí.

— Te ves mejor —tocó mi brazo—, más delgada, pero mejor.

— Sí, estoy bien, por fin.

— Por fin —dijo él.

Nos sentamos y apreté la mano de Justin dándole gracias por esto. Sabía que él no se sentía cómodo aquí, pero estaba haciendo el intento de sonreír y ser social. Lo que no me esperaba era que Víctor llegara. Nos saludó con un asentimiento y se sentó.

— Pensé que no te hablaba —me susurró Justin al oído.

— No lo hace.

— ¿Qué mierda hace aquí entonces?

— Me pregunto lo mismo.

Y entonces, él habló. — Bueno... así que.... Prometida —dijo en español.

— Sí.

— Piensas que es lo correcto.

— Así es, dado que es mi vida.

Rio y negó con la cabeza. — Víctor —le avisó Diego.

— ¿Víctor? ¿Siguen acosándote Abigail? ¿O tu novio te puso un anillo en el dedo y todo ha parado?

Lamí mis labios y fruncí mi ceño. Todos estaban callados, mirándolo sin entender nada.

— ¿Qué estás insinuando?

— Te es infiel, te insulta, te acosan por su culpa, no se preocupa por ti, te deja en una clínica de rehabilitación, sales, te pone un anillo y... ¿ya eres feliz? ¿Crees que los problemas se acabaran con un puto anillo? ¿Qué mierda tiene él?

— Habla en inglés para que pueda entenderte, puto cobarde —dijo Justin.

Víctor se levantó, arrastrando la silla y Justin hizo lo mismo, llamando la atención de los presentes. Me puse de pie junto con Diego y sujeté el brazo de Justin.

— ¿Cobarde? Aquí el único puto cobarde que hay eres tú —escupió Víctor—. Solo mira lo que le has hecho.

Justin apretó su mandíbula y suspiré pesadamente. — Sal, nos vamos —le dije a Justin.

— Sal a la calle y te rompo esa estúpida cara que tienes —gruñó Justin.

Víctor fue a girar la mesa y Justin también. Todos mis amigos se levantaron y Guille paro conmigo a Justin y Fernando y Diego pararon a Víctor.

— Vámonos —sujeté el brazo de mi prometido—, no vale la pena.

Justin se zafó de mi agarre, y enfadado, se dirigió a la salida del restaurante. — ¿Qué te esperabas? ¿Una relación a tres? _Pregunté decepcionada por su actitud—. Es mi vida, parece que nadie se ha enterado de eso todavía.

Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora