Tres.

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 Me zarandearon y escuché mi nombre. Me obligué a abrir los ojos y me sobresalté cuando vi a Jake allí.

— Lo siento, no quería asustarte —dijo Jake—. Pero pensé que estabas muerta.

— ¿Muerta? —murmuré incorporándome un poco—. ¿Por qué iba a estarlo?

— Bueno, porque son las tres de la tarde, y seguías dormida.

— ¿Son las tres?

— Sí, ¿te gustaría ir a comer?

— Sí, por favor.

— Bien, te esperaré abajo.

— Vale, gracias Jake.

— No hay de qué —salió de la habitación.

Me quedé mirando por donde se había ido. ¿Cómo había entrado? Quizás habría pedido la tarjeta de mi habitación. Me estiré en la cama y suspiré. Cogí mi móvil y entré en twitter. Tenía menciones de las chicas que había conocido ayer, ya que habían subido las fotos, una mención de Marta.

"Espero que @.abbycruz se lo esté pasando bien 😏😏"

Tenía 30 mensajes de WhatsApp de Marta, que eran tipo "No me lo puedo creer, ¿Selena está allí? Que fuerte" Bostecé de nuevo y entré en el twitter de Justin para ver si había twitteado algo.

"Stockholm Day 2. #BELIEVEtour "

Decidí levantarme y vestirme. Cuando estuve lista cogí mi bolso y salí de la habitación. Asegurándome que llevaba todo lo necesario. Bajé a la recepción y me encontré con Jake.

— ¿Lista? —asentí.

Jake me llevó a comer a una pizzería. Intercambiamos varias palabras. La verdad es que estaba bastante incómoda. Ni siquiera comí lo suficiente. Volvimos al hotel.

— Justin te espera en su habitación. Es la 669, en la sexta planta.

— Vale, gracias —me monté en el ascensor y subí a la sexta planta mientras intentaba no morderme las uñas de los nervios.

Me quité la chaqueta mientras iba a la habitación. 669 vi los números delante de mí. Mordí mi labio y llamé. Tardaron unos segundos en abrirme y Justin apareció, vestido con un mono rojo y una gorra negra. El mono lo llevaba hasta mitad de su cintura, y su torso lo cubría una camiseta de tirantes blanca.

— Hola —sonrió.

— Hola —lamí mis labios.

— Pasa —se apartó y entré en su lujosa suite.

Miré embobada hasta que vi a alguien sentado en el sofá.

— Él es Za —dijo Justin—. Ella es Abigail, pero no le gusta, así que dile Abby.

— Hola, Abby —él se levantó y le di dos besos.

Dejé la chaqueta en uno de los sofás. Miré los brazos de Justin.

— ¿Te has hecho más tatuajes? —me acerqué a él y miré el tigre.

— Si —sonrió mirándome.

Levanté mi vista y me perdí por un momento en sus ojos. Y volví a mirar sus tatuajes. Bajé la mirada por su brazo.

 Bajé la mirada por su brazo

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Undercover // Justin Bieber Donde viven las historias. Descúbrelo ahora