Capítulo 3

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—Sí, claro, don-tataranieto-de-Harry-Potter —se burló Jared.

 Había pasado dos días desde el accidente.

 Poco después de haber despertado, salí del hospital, llegué a mi casa y me quedé todo un fin de semana descansando. Ahora me encontraba en la cafetería, escuchando los gritos de los demás estudiantes.

 —Ya, no empieces.

 Le había contado a Jared mi sueño, inclusive aquel ser encapuchado. A él le pareció muy fantasiosa y surrealista, al igual que a mí, excepto que yo sentía que tenía algo cierto. Era un sentimiento extraño. Todo lo que ha pasado estos tres días fue tan extraño...

 —Entonces, ¿tú piensas que hay una persona mala que quiere destruir el mundo enteró y que un grupo de personas quiere tu ayuda?

 —Exacto.

 —Estás loco.

 — ¿De qué hablas? Puede ser cierto. Recuerda esa vez en la que creíamos que el maestro de Química era un apostador por las noches... ¡Y lo era! —recuerdo muy bien ese día. Había encontrado al maestro con 1000 dólares en billetes y unas barajas en su escritorio.

 —Sí, pero eso era diferente. Eso era... real.

 — ¿Real? —en eso una chica grito y todos voltearon a verla, exceptuando nosotros dos.

 —Sí, real. Algo que es posible

 — ¿Y cómo sabes que eso no es posible?

 —Porque ¿cuándo has visto a alguien arrojar bolas de fuego por las manos?

 Tenía razón, pero por alguna extraña idea no le creía del todo. Estuve a punto de responderle, pero la campana sonó.

 —Bueno, nos vemos. Tengo Historia, y no debería llegar tarde- dijo Jared, y se fue. Yo, simplemente me quedé un momento ahí, viendo cómo la mayoría se iba yendo a sus clases. Después, me levanté a tirar los restos en mi bandeja, y me fui.

 A esa hora me tocaba Física, a lo cual llegué rápido, ya que el salón se encontraba cerca de la cafetería.

 Al llegar, faltaban pocos en el salón y el maestro ya había comenzado a explicar su clase.

 —Sr. Carrington, tome asiento, por favor. Hoy hablaremos sobre los grandes físicos, ¿los conoce? Seguro que sí, porque por eso llegó tarde, ya que se quería saltar lo que hablaríamos.

 —Lo lamento, maestro Hedenbong —rápidamente avancé entre las filas de escritorios evitando las miradas de los demás.

 —Bueno, ¿dónde me encontraba? Ah, sí. Aristóteles fue un científico en la Edad Antigua. Él planteó por qué los objetos caen, que por cierto estaba equivocado. Su teoría mencionaba que en la Tierra se encontraban los cuatro elementos: Tierra, Agua, Aire y Fuego repartidos de tal manera por su densidad. Primero, la Tierra, que se encontraba desde el centro hasta la superficie. Después, Agua, por encima de la Tierra. El Aire le seguía en lo que es la atmósfera, y al final, el Fuego.

>>Él creía que las cosas caían debido a que querían regresar a su elemento de origen. Por ejemplo, una roca de piedra caía más rápido que una pluma ya que está hecha de piedra, que se encuentra más al fondo. Pero estaba equivocado, ya que las cosas caen por lo que conocemos por fuerza de Gravedad. La cual fue descubierta por...

 "Agh, esto es muy aburrido" pensé "ojalá y algo sucediese para pasar la clase..." pensé.

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La Espada de Oro (Los Elegidos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora