Capítulo 1

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«Vamos, entrégalo» pensé para mis adentros. Me encontraba en mi salón, viendo mi examen ya terminado. Verán, esta es mi historia, ya no soy más aquél chico que se la pasa en su casa escuchando música o viendo televisión en su sala. No, aquél chico había desaparecido de la tierra. Pero, si quieren saber cómo llegue a serlo, tendrán que conocer mi historia desde el comienzo. Todo comenzó un viernes. Era el primer viernes desde que habían comenzado las clases, así que todos estaban emocionados. Pero lo habían olvidado. El primer viernes, a última hora, siempre ponían un examen para saber tu inteligencia. No importaba la materia que tuvieses, todos presentaban el mismo examen. El examen constaba de 30 preguntas. Las preguntas son de varias materias. Yo ya lo había contestado todo, pero aún no lo iba a entregar, porque, como siempre, los primeros en entrégalos son casi siempre los inteligentes. Y, aunque yo lo fuese, no quería que nadie supiera eso. Después de unos minutos de haber terminado, 2 chicos se levantaron y entregaron su examen. Sin darle importancia a las miradas de asombro y de las que el depredador reconoce a su presa, los chicos salieron del salón. Otros minutos después, dos chicos más hicieron lo mismo y las miradas volvieron a ser las mismas. Al cabo de unos minutos, más chicos se levantaron, dejaron su examen y salieron del salón. Yo hice lo mismo, y al levantarme de mi asiento, descubrí que a mi derecha, otro chico se levantaba de su asiento y dejaba su examen. Era Jared, mi mejor (y único amigo). Jared es de mi edad e igual es un poco inteligente. Él era alto, (igual que yo) como 1.70. Él se veía más musculoso que yo, aunque la verdad no sé si practicaba ejercico. Sus ojos eran de un café, como si tuviese tierra en los ojos. Los míos eran de un gris. Su cabello era oscuro, lacio y corto y el mío igual. Los dos somos mejores amigos. Yo hasta lo considero como mi hermano, al igual que mis padres. Los dos hemos sido amigos desde niños, desde el jardín de infantes. Lo recuerdo como su fuese desde hace días. Pero ésa es otra historia.

Después de salir del salón seguido por Jared, me dirigí a mi casillero. «Seis a la izquierda, cuatro a la derecha. Siete a la derecha, da media vuelta y ve a la materia» pensé, había inventado ésa "canción" al empezar las clases, para no olvidarme de la combinación. Al abrir el casillero azul, busqué entre todas las libretas y libros hasta encontrar lo que buscaba: la libreta de Química. Me dispuse a cerrar el casillero pero alguien me detuvo.

-Ahí estás -dije al ver quién era.

-Gracias -dijo la chica, y al instante agarró mi libreta y se la llevó. Aquella chica era Aylin. Era una chica hermosa, su cabello era rubio, de un amarillo chillón. Sus ojos eran cafés oscuros, su piel blanca y siempre se maquillaba. Aquella chica me encantaba, y ése día me pedía mis apuntes de Química a lo que yo accedí. Mientras veía cómo se alejaba por el pasillo en dirección a la entrada, alguien tronaba los dedos en mi cara

-Hey, amigo ¿estás ahí? -preguntó Jared riendo.

-Sí, es sólo que... Aylin vino y me pidió mis apuntes.

-Vale, ¿y cómo va todo con Aylin?

-Pues... todo igual -dije comenzando a caminar hacia la salida-. Sabes, es horrible.

- ¿Qué cosa? -preguntó Jared inocentemente.

-Que alguien te guste y sabes que no le gustas.

-Oh, eso. Es cierto. Me ha ocurrido... dijo con la mirada distante y pensativa

-¿Jared? -pregunté para despertarlo de su ensimismamiento-. ¿Estás bien?

-¿Eh? Ah, sí. Es sólo que no dormí bien anoche -mintió. Acto seguido hizo como si bostezara.

Sabía que algo le ocurría, pero tampoco iba hablar de eso si él no quería. La verdad es que me preocupa. Hace casi un año que él está así. Casi desde... desde que se ahogó en aquella piscina. Sé que suena extraño, pero desde ése día, Jared actuaba muy extraño. Creí que podría tener algún problema mental. Lo que sucedió ése día, fue que mi familia, él y yo habíamos ido a casa de un tío mío por su cumpleaños. Obvio está, mi tío tenía una piscina. Invité a Jared y fue. La piscina tenía como 3 metros de fondo pero igual nos metimos. Los dos estábamos ahí en la piscina, platicando. Entonces mi mamá me habla, para ayudar con algunas cosas. Cuando regresé, Jared no estaba en el agua. No le di importancia y me metí. Vi un bulto debajo del agua en el otro lado de la piscina. Nadé hacia él por debajo de agua. Cuando saqué la cabeza, descubrí que aquel bulto era un cuerpo. Creí que era algún familiar mío que había caído al agua por accidente. Me apresuré a sacarlo del agua, y cuando lo hice, el cuerpo era Jared. Al pensar que mi único amigo hubiese muerto, me asusté, me puse nervioso sin saber qué hacer. Le di unos golpes en la cara, pero no despertó. Sin moverme de Jared, le grité a mi mamá. Ella vino al instante y se asustó al ver a Jared así.

La Espada de Oro (Los Elegidos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora