Capítulo 16.

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Desperté con una jaqueca horrible. Estaba en la cama de Zayn y mi cuerpo sólo estaba cubierto con una camiseta que mantenía su peculiar perfume, mis bragas y las sábanas cálidas. Hice el intento de volver a dormir, pero el sol que destellaba a través de las entreabiertas cortinas, los ronquidos de Liam y el dolor casi insoportable no ayudaron en nada. Busqué a tientas mi celular en el velador y verifiqué la hora: la una con cuarenta minutos. Oh, mierda. ¿Ya era domingo? Dejé caer mi brazo por el borde del colchón y las yemas de mis dedos alcanzaron en frío suelo. Palpé por unos momentos, intentando apagar el dolor que palpitaba en mi cerebro y recordar qué fue lo que pasó anoche. Y de repente sentí una angustia tremenda. Una pequeña parte de lo que había ocurrido anoche -si es que no había sido un sueño- pasó por mi mente: Yo golpeaba a Harry en su pecho, con las lágrimas arruinando mi maquillaje y escupiéndoles miles de cosas a base de sollozos. Y él también lloraba. Y todo había sido por la perra de Jennifer. O quizás la perra siempre fui yo, y claro, él nunca rompió con ella. Sentía mis ojos húmedos una vez más, sin embargo tomé un largo suspiro, froté mis párpados y salí de la cama. Busqué algo que ponerme encima de mi ropa interior, pero no encontré nada más que los bóxers de Zayn, así que me los puse. Arrastré mis pies hacia el pasillo, en el cual no había nada de ruido. Parecía como si todos estuvieran durmiendo. Abrí la puerta de la habitación que compartía con Lily, y la vi dormida con Louis a su lado. En mi cama no había nadie, por lo que volví a cerrar la puerta. Rasqué mi nuca mientras entraba a la habitación donde se supone que estaría Niall, preguntándome si Zayn estaría ahí. No. Tampoco estaba ahí. Ni siquiera Niall lo estaba, y eso era algo. Seguramente estaban abajo comiendo o fumando. Bajé las escaleras casi corriendo y recorrí toda la casa, deteniéndome en la ventana que daba al patio trasero, en donde estaban tres siluetas. Deslicé la ventana hacia un lado y salí, llamando la atención de los tres: Zayn, Niall y Fabiola. Les sonreí mientras que mis ojos se hacían más pequeños debido a la luz solar. Mi novio dio una última calada a su cigarro, lo tiró al suelo y lo pisó, mientras dejaba que el humo saliera por sus labios. Caminó hacia mí y rodeó mi cintura con sus brazos, besando mi cuello y subiendo sus labios a mi oído.
-Amo cuando usas mi ropa-susurró-. Te ves ardiente.
-Buenos días para ti también, Zayn-reí.
Busqué sus labios con los míos y le di un corto beso antes de sonreírle a los otros dos tórtolos. Uno de los brazos de Niall se encontraba rodeando la cintura de Fabiola; la otra mano sostenía un vaso de lo que parecía jugo, al igual que una de las manos de Fab.
-Buenos días, ______-sonrió ella.
-¿Buenos días?-rió Niall-. ¡Ya van a ser las dos de la tarde!
-Supongo que debería ir a bañarme-musité, acurrucando mi cabeza en el pecho de Zayn.
-Todos debemos hacerlo-Zayn rió.
-¿Qué les parece si esta tarde vamos al centro comercial?-dijo Niall-. Fab me dijo que había uno cerca de aquí.
-Claro-asentí-. Fab... ¿tú no habías ido al pub con tu prima... eh, Diana?
Los brazos de Zayn me atrajeron hacia él con más fuerza y besó mi cabeza al mismo tiempo en que Fabiola asentía.
-Sí, pero se fue con algún chico, no sé-respondió, revoloteando su mano, como restándole importancia.
-Oh...-fue todo lo que salió de mis labios.

Dos horas después, todos nos encontrábamos bañados, vestidos y listos para partir al centro comercial. Lily le prestó un vestido a Fab y yo, unas sandalias bajas. Se veía realmente estupenda, mientras que yo había elegido algo más simple: unos shorts, Vans y una polera de Los Beatles de Zayn amarrada por la cintura. Una vez que encontramos un taxi vacío, tuvimos que jugar al tetris para poder meternos en él. El camino se hizo completamente corto entre risas, bromas y cotilleos sobre la noche anterior. Lo único que yo podía hacer era sonreír y ocultar cada rastro de tristeza que sentía al recordar a Harry y Jennifer de lo más azucarados sonriendo como los hijos de puta que eran.
Una vez que llegamos, todos entramos de la mano con nuestras parejas, excepto, claro, Liam, quien se mensajeaba con alguien. Quizás con Danielle; quizás con alguna chica que conoció anoche... El mall era gigante; no dudaba que hubieran más de cinco pisos hacia arriba. ¿Cuánto se habrían demorado en hacer cada local y piso? En el centro de la entrada había un pilar gigante que indicaba "Bienvenido" en varios idiomas. La música ambiental y los murmullos de todas las personas que paseaban igual que nosotros se acoplaron en mis oídos. Con miedo de perderme entre tanta multitud, mi mano restante se aferró al brazo de Zayn y me dejé guiar por él y por Fab, que era quien conocía el lugar.
-Esto es inmenso-exclamó Lily, perdida en cada punto del lugar.
-Lo es-concordé-. Llevamos ya una semana y no puedo creer que no hayamos venido aquí.
-Pienso exactamente lo mismo-sonrió ella.
Caminamos de un lado a otro, buscando tiendas que nos llamaran la atención; hasta nos tuvimos que quedar parados en una tienda de videojuegos mientras que Niall y Liam se deicidían por comprar un juego de Xbox para cada uno. Fuimos al tercer piso, buscando el patio de comidas, sin embargo un grito de Louis nos llamó la atención.
-¡Oh, Dios! ¡Hay una tienda de skateboarding!-se volteó a mirar a su novia-. ¿Podemos ir ahí?
Lily rodó los ojos, intentando apagar la sonrisa boba de sus labios, y asintió. Hizo un ademán para que corriera a la tienda mientras que Louis llamaba la atención de los demás chicos y les pedía que fueran con él. Zayn accedió de inmediato; sabía que él amaba los skates, aunque no tanto como Louis. Niall y Liam vacilaron un momento, pero terminaron yendo detrás de los chicos también. Lily, Fab y yo nos miramos y reímos, tal como si fuéramos las tutoras o madres de cuatro pequeños que habían descubierto la nueva tienda de juguetes de Iron Man.
-Son unos idiotas-rió Lily, cruzándose de brazos.
-En especial tu novio-bromeé.
-¿Oh, sí?-ella enarcó una ceja-. El tuyo parecía igual de entusiasmado que el mío.
-Sí, tienes razón-suspiré con fingida resignación. Luego de una pausa, miré a Fabiola, quien tenía los ojos clavados a la tienda de skateboarding y una sonrisa en sus rosados labios-. ¿Qué onda el tuyo?
Ella parpadeó un par de veces y fijó sus sorprendidos ojos en mí.
-¿Perdón? ¿Mi qué?
-Niall-reí.
-Oh, Niall, eh... Niall no es mi novio-soltó una risita nerviosa.
-Bueno, pero se besan-Lily rodó los ojos y sonrió.
-Mh, sí...-dijo Fab al momento en que sus mejillas se tornaban de un suave rojo.
-Son un amor ambos, ¿lo sabes?-pregunté.
-Gracias-musitó-. Me gusta mucho.
Sus ojos marrones brillaban, y tenía la certeza de que no era por los focos del lugar. Parecía en serio muy enganchada de Niall, y no la culpaba: cuando se lo proponía, ese mofo podía ser una persona verdaderamente adorable. Me perdí de la conversación luego de que mi celular vibrara en mi bolsillo. Pegué un pequeño salto, lo tomé y me percaté de que tenía un mensaje de un número desconocido.

"______, podemos conversar en algún momento??? En serio necesito explicarte todo esto. Je t'aime. HS xx".

Tragué con dificultad al leer las iniciales del final. Mis ojos se llenaron de lágrimas en seguida. No entendía esto: yo era una mujer fuerte, valiente por lo general e intentaba ser lo menos sensible, pero siempre que se trataba de Harry, mis sentimientos salían a flote como la madera en medio del solitario mar. Guardé nuevamente el celular; no tenía pensado en responderle. Ya le había dado la oportunidad de que me explicara de lo que había pasado hace dos años, y yo le creí, y ahora estábamos nuevamente atascados en algo que jamás ocurriría. Uno de los dos tenía que ser los suficientemente valiente como para dejar ir al otro. Y al parecer, esa sería yo. Debía dejarlo ir.

El Arte De Encontrarte (Secuela de LFDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora