Capítulo 12.

43.4K 1.7K 189
                                    

Me desperté de un salto. Todo estaba ya claro y noté que ya era de día y no estaba en casa. Mierda, ¿qué pasó? Me senté en la cama inmediatamente, y al percatarme de que no llevaba nada puesto, en seguida me tapé con las sábanas. Ahora lo recordaba todo. ¡Tuve sexo con Harry! ¿O hicimos el amor? Ugh, no sabía nada y con suerte podía mantener la bilis dentro de mi estómago. Estaba sola en la cama. Mi ropa estaba justo a los pies de ésta y todo estaba en completo órden. Me apresuré en gatear hasta mis prendas y, rápidamente, comencé a vestirme y ponerme las sandalias. Alcancé mi bolso de mano que se encontraba por encima de un baúl y rebusqué hasta encontrar mi celular y chequearlo: tenía treinta y tres llamadas perdidas, joder. Dios, jamás había tenido tantas. Miré a todas partes en la habitación en completo silencio. No había rastro de Harry y tampoco parecía que estuviese en el baño. Me puse de pie y caminé hacia su velador, el cual abrí para comenzar a buscar algo donde anotar. Para mi suerte, encontré un lápiz y una pequeña libreta. Pasé las páginas, restándole importancia a lo que parecían canciones o poemas, y la dejé en una hoja en blanco.  Tragué sonora y pesadamente antes de sentarme en la cama y comenzar a mover el lápiz hacia el papel.

"Lo siento. Lo siento en serio, Harry. Sobre lo que pasó anoche... no creo que deba ocurrir otra vez, ¿ok? No me arrepiento en lo absoluto, pero esto nos dañará más de lo que ya hace. Lo siento por hacerte estas ilusiones. Lo siento por no haber esperado a que me dieras una explicación. Lo siento por no haberte esperado en lo absoluto. Nada de esto había sido tu culpa, y me siento una tonta al enterarme apenas ayer. Te había extrañado mucho, no sabes cuánto, y me alegra que nuestros caminos se hayan encontrado, sólo que no puede ser de esta forma. Yo estoy con Zayn y tú puedes conseguir a quién quieras, sólo que esa no podré ser yo. Te amé mucho e incluso después de todo este tiempo, aún queda algo, sin embargo no sería lo mismo. No seremos lo mismo... nunca más. Adiós para siempre, Hazza Styles".

Apenas pude ver las últimas palabras que había escrito, puesto que mis ojos estaban inundados en lágrimas, a las cuales no les permitiría salir. Esto era mucho más difícil de lo que imaginé; jamás pensé que, luego de muchos meses, aún tuviera un fuerte lazo que hacía imposible que me alejara de él. Suspiré de forma entrecortada, arranqué la hoja y la doblé por encima de la libreta cerrada y el lápiz.  Me puse de pie y, con mi bolso en la mano, caminé hacia el baño, percatándome de que nadie estaba ahí. Me encerré en éste y examiné mi cansado rostro. Lo lavé con agua fría y me deshice de todo el rastro de maquillaje corrido. Jalé la manija del espejo y se abrió, dejando ver muchos productos de higiene, y entre ellos, enjuague bucal. Lo tomé, vertí un poco del líquido verde sobre la tapa blanca y lo eché a mi boca, pasándolo por cada rincón de aquélla. Lo volví a meter por detrás del espejo y lo cerré. Ahora me veía algo más fresca, omitiendo mi cabello despeinado que gritaba "acabo-de-tener-sexo-con-mi-ex". Pasé mis dedos por entremedio y lo desenredé lo suficiente para que se viera, más o menos, decente. Tomé mi bolso y me dirigí afuera, saliendo de la habitación también. Mi mano libre ascendió hasta mi dije de avión de papel, jugueteando tímidamente, mientras el pensamiento de que Harry podría estar en la sala me carcomía. Noté que no estaba, así que llegué hacia la puerta sin problemas, pensando en cuál sería su expresión al ver mi nota. Quizás luego de esto yo no volvería a Vogue más que para buscar mi dinero.
(Pausa: si ahora escuchan Don't Let Me Go, la cosa se pone más emocionante<3).
-______. ¿dónde vas?-su ronca voz me hizo voltear de inmediato.
Su torso estaba desnudo y caían una gotas por éste, pasando justo por encima del tatuaje que conllevaba mi nombre. Su cabello estaba húmedo y caía sensualmente por su frente. Unos blue jeans cubrían sus piernas, y estaba descalzo.
-¿Dónde estabas?-fue lo único que mi estúpida boca pudo pronunciar.
-En el baño.
-No es cierto-susurré.
-Me bañé en el baño de visitas; no quería despertarte-se encogió de hombros, y parecía avergonzado.
-No te preocupes, ya me voy.
-Pero, ¿por qué?
-Debo hacerlo, Harry. Deben de estar preocupados por mi ausencia. Tienes las explicaciones en tu habitación.
-Y me importan un carajo-espetó, serio-. Te iré a dejar.
-No, Harry. Si Liam se entera...
-Aún eres amiga de ése-concluyó entrecerrando los ojos.
-Pero claro que lo soy-quise parecer ofendida-, y tampoco creo que a Zayn le agrade la idea.
-No me importa ese par de maricas. Te iré a dejar de todas formas.
-Harry, por favor-mi voz tembló sin previo aviso.
Quiso decir algo, pero luego volvió a cerrar la boca. No dejaba de mirarme. Su entrecejo estaba completamente fruncido, sus labios estaban tensos y se marcaban las venas de su cuello. Frotó su rostro con ambas manos y su expresión se suavizó.
-¿Sabes, al menos, como devolverte?-musitó.
-Lo sé.
-_____, por favor, no me dejes-susurró con voz débil, ahogándose en sus propias palabras. No entendía cómo podía verse tan fuerte en un segundo, y al otro tan vulnerable.
Sus ojos se cristalizaron y tragó apenas. Oh, no, parecía como si fuera a llorar, y yo no sería capaz de soportar eso. No quería dejarlo, sin embargo debía hacerlo. Estaba tan confundida que todo me daba vueltas. Bajé la vista y volví a llevar mi mano libre a mi dije de avioncito. Y tuve una idea. Dejé el bolso de mano entre mis piernas, y segundos después mis manos comenzaron a retirar la cadena de mi cuello con algo de dificultad, hasta que conseguí sacármelo. Tomé el bolso y lo lancé al sofá, para luego caminar hacia Harry, sin dejar de mirar sus cristalinos ojos verdes. Me puse en las puntas de mis pies y rodeé su cuello con mis brazos, encajando la cadena y dejando caer el dije de avioncito de papel por sus clavículas. Lo sentí tensarse debajo de mí al pasar mis manos por el dije, bajando hasta su abdomen húmedo. El collar le encajaba a la perfección. Sabía que yo mantenía una mirada tierna, dulce, y todo era gracias a su rostro asustado y confundido.
-No te voy a decir que no me sigues gustando, porque sería una gran mentira-confesé con la voz quebrada-. Anoche la pasé increíble...; no creo que vuelva a repetirse, sin embargo. Sólo recuérdanos. Recuérdame.
-Jamás te olvidé, nena-susurró posando su mano en mi mejilla, borrando con su pulgar una lágrima que se había escapado.
Acercó su rostro al mío y sus labios se fruncieron hacia mí, sin embargo, su beso cayó en mi mejilla, pues me corrí a tiempo. Apoyó su frente en mi sien y suspiró apenas. Cerré mis ojos; esperé a no volver a llorar ante su caricia tan lenta y perfecta. Se estaba encargando de hacer que me arrepintiera, pero me recobré justo a tiempo. Tomé sus manos entre las mías al momento de dar un paso hacia atrás y lo observé, sientiéndome cada vez más como una mierda.
-Lo siento, Hazza.
No esperé que nada saliera de sus labios, porque sabía que no sería capaz de decir nada, y di media vuelta. Tomé mi bolso y salí antes de que algo -o alguien- pudiera detenerme. Cerré detrás de mí, aún con esa pequeña pizca de esperanza a que Harry me siguiera o detuviera, pero eso no sucedería, y lo noté cuando las puertas del ascensor se cerraron... conmigo adentro. Cubrí mi rostro con ambas manos y sollocé libremente. Me sentía tan destruída. Había encontrado todo lo que alguna vez me había alegrado la vida, pero simplemente no podría disfrutar de eso. Debía dejarlo ir. No tenía idea de cómo llegaría a casa ni cómo aclararía las cosas con Lily y Zayn... oh, Dios, Zayn. Le iba a hacer un daño tremendo, si es que aún no se lo hacía. Él no se merecía esto. Todas las lágrimas que yo seguía derramando debían ser suyas, y no de Harry. Sin embargo sólo estaba dejando salir lo que sentía, y al parecer, esto sería por otro tiempo más... quizás un tiempo más largo. Esperaba que Zayn no se enterara de nada de esto jamás.
Sonó el "ding" que me llevó al primer piso, sequé mis lágrimas y salí con toda la dignidad que aún poseía -la cual no era nada-. Crucé el vestíbulo cabizbaja y salí a la calle, esperando a que pasara algún taxi con un chofer que hablara mi idioma. Subí la vista al sentirme rodeada de la suave y fría brisa, y no podía creer lo que mis ojos veían. Harry estaba ahí, de brazos cruzados, con una polera negra cubriendo su torso y con los ojos rojos e hinchados. Me detuve en seco y lo observé acercarse lentamente.
-Harry-susurré sorprendida-. ¿Cómo... cómo llegaste tan rápido?
-Hay escaleras-su voz débil y muy ronca habló mientras se encogía de hombros-. Y no me molestaría correrlas por ti.
-Harry, yo no...
-Deja de fingir que no quieres estar conmigo y admite que te mueres por besarme.
Hubiera rodado los ojos y abofeteado su perfecto rostro si no fuera porque tenía toda la razón: estaba muriendo por saborearlo una vez más. Caminé hacia él y así lo hice. Besé sus labios sin más preámbulos. Todo era delicadeza y dulzura. Pasé mis brazos por su cuello a la vez que los suyos rodeaban mi cintura. Era el beso más intenso desde el primero que habíamos compartido. Todo estaba siendo expresado en un sólo gesto; una sola acción que ambos disfrutábamos.
Me preguntaba si ahora sería capaz de dejarlo ir.

El Arte De Encontrarte (Secuela de LFDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora