Capítulo 19.

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Harry abrió la puerta de su habitación del hotel sin soltar mi mano en ningún momento. Su pulgar acariciaba mis nudillos gentilmente; tanto que parecía doloroso. Me gustaba mirarlo de reojo y saber que estaba con una ladeada sonrisa en los labios. Me gustaba saber que por fin yo estaba viendo las cosas con más claridad. La puerta se abrió ante nosotros y solté un grito ahogado al ver el desorden de la sala: vidrios que solían ser jarrones esparcidos por el piso, los cojines de los sofás revueltos en todos los lugares, y hasta un líquido que no pude descifrar estaba vertido en la alfombra blanca. Me llevé la mano libre a los labios entreabiertos, examinando cada rincón y desastre del lugar.
-¿Qué ocurrió aquí?-pregunté, soltando la mano de Harry para poder entrar y merodear.
-Oh, eh, nada-aclaró su garganta, cerrando la puerta detrás de sí-. Sólo un momento de frustración.
-¿Frustración?-pregunté, volteándome hacia él-. ¿Por qué?
-No sabía cómo lidiar con el hecho de perderte.
Mis ojos se alzaron a los suyos rápidamente, mientras que sentía cómo una avalancha de culpabilidad caía sobre mí. Sus ojos cristalinamente verdes se veían tan vulnerables que llegaba a doler, aunque aún mantenía una leve sonrisa sobre sus labios. Bajé la vista, sintiendo odio hacia mí misma por no haberle creído desde un principio. Sentí sus pasos acercarse hacía mí, sin embargo no tuve el valor para mirarlo.
-Oh, no-susurró, poniendo un índice en mi barbilla y obligándome a levantar la vista hacia la suya-. No te pongas así. No es tu culpa ni mucho menos.
-Debí creerte en cuanto me lo dijiste-suspiré, volviendo a mirar mis zapatillas.
-Quizás, pero de esa forma jamás te hubiera besado en el lugar más romántico de todo el mundo-dijo, acariciando mi labio inferior con su pulgar.
Lo miré sonriendo ampliamente. En cuanto sus manos bajaron hasta mi cintura y me atrajeron hacia él, mis piernas comenzaron a temblar, justo antes de sentir sus labios capturando los míos en un delicado beso. Reí en su boca mientras ponía mis manos sobre su pecho, alejándolo unos milímetros.
-Supongo que hay algo que tenemos que aclarar, Styles-susurré.
Sin apagar la bonita sonrisa de su rostro, suspiró. Entrelazó una de sus manos con la mía y me guió hasta su cuarto. Entramos y prendió la luz. Al menos, éste seguía intacto. Bueno, quizás casi, pues la lámpara que se suponía que debía estar en el velador se encontraba a un lado de éste, en el suelo, y con la bombilla rota. Sonreí al recordar nuestro maravilloso encuentro en aquella cama; cuando vi su tatuaje con mi nombre, cuando sentí sus besos de nuevo, cuando nos volvimos a hacer uno. Nos sentamos en el borde de aquélla, sin soltar nuestras manos e, instintivamente, posé mi otra mano por encima de ellas, acariciando la suave piel de las grandes manos de Harry.
-¿Por dónde empiezo...?-resopló él.
-Jennifer, quizás-ladeé la cabeza, sintiendo un amargo sabor al pronunciar su nombre.
Resopló una vez más antes de mirarme fijamente. Sus pupilas dilatadas y el brillo que éstas despedían se veía tan hermoso en él. Sus pestañeos lentos, su forma de tensar sus labios, ocultando una sonrisa, sus suaves rizos peinados hacia atrás y el suave susurro que hacía su nariz al exhalar en medio del silencio. Podría jurar que estaba delante de un verdadero ángel si no lo conociera.
-Te juro-comenzó- que no sé cómo consiguió mi número, pero la cosa es que me llamó, diciendo que esperaba que nos casáramos y que todo volviera a la normalidad. Me vino a buscar esa noche al hotel y me obligó a ir a ese maldito bar para charlar. Luego de inútiles intentos de convencerme, le dije que seguía enamorado de ti y que nos dejara en paz.
-¿Qué dijo ella?-pregunté, más para darle tiempo de respirar que para saber la respuesta.
-Que lo haría-sonrió de medio lado-. Dijo que nos deseaba lo mejor a ti y a mí.
Ladeé la cabeza, contemplando su hermoso rostro. Inhalé profundamente, para luego exhalar con completa tranquilidad y lentitud, perdiéndome en sus ojos.
-¿Cómo es que jamás confío en ti?-pregunté en susurro.
-Me pregunto lo mismo. No soy lo suficientemente idiota como para engañarte con alguien más.
Antes de que pudiera razonarlo completamente, me puse a horcajadas de él. A juzgar por sus ojos abiertos más de lo normal y su divertida mueca de confusión, tampoco se esperaba eso. Tomé su rostro entre mis manos, sintiendo sus tibias mejillas bajo mis dedos, acariciándolo, observándolo, preguntándome cómo todo este tiempo pude vivir sin tenerlo cerca. ¿Cómo pude tardar tanto en notar que él seguía siendo mi felicidad? Besé sus labios con fuerza. Desesperadamente, los entreabrí para darle paso a mi lengua, que encontró la suya rápidamente. Sus manos sujetaron mis caderas con presición al momento en que jadeaba de forma ronca, sólo como él sabía hacer. Pasé mis labios hacia su mandíbula, en donde mantenía una fina barba que comenzaba a crecer, y fui bajando, hasta encontrar su cuello con mi lengua. Su manzana de Adán se movió considerablemente por debajo de mi beso, haciendo que la temperatura me subiera aún más. Bajé mis manos hacia las solapas de su chaqueta y las dejé caer por sus hombros; él se encargó de deshacerla por completo, seguido de su polera. Sus tatuajes eran más de los que recordaba, y la mayoría sólo eran pequeños símbolos esparcidos por sus hombros y clavículas. Y ahí estaba mi nombre, con sus bonitas letras cursivas, a un lado del dije de avioncito de papel. Besé cada uno de sus tatuajes al momento en que Harry dejaba caer su cuerpo al colchón lentamente, llevándome consigo.
-Joder...-susurró, apretando mis hombros a medida que mis labios bajaban hasta su abdomen.
Dejando rastros de besos y lamidas, llegué hasta el cierre de sus jeans. Me bajé de la cama y me arrodillé delante de sus piernas, separándolas un poco para acomodarme entre ellas. Harry apoyó los codos sobre la cama y me miró, con un deje de sorpresa en su rostro. Su respiración desacompasada hizo que mordiera mi labio inferior.
-¿Qué haces?-rió.
-No lo sé-admití, sintiendo mis mejillas arder de vergüenza-, pero no me detendré.
Justo antes de que hiciera algún comentario, desabroché sus jeans y bajé el cierre lentamente. Podía ver el bulto en éste, casi haciendo que explotara si no era liberado pronto. Jalé de sus ajustados pantalones hacia sus tobillos con algo de dificultad, sin embargo, una vez que lo logré, me incliné a besar la sensual línea de bellos que se encondía en el borde de sus calzoncillos. Sentí su cuerpo tensarse al mismo tiempo en que sentí sus caderas moverse hacia arriba. Puse una de mis manos por encima de la tela que me separaba de su erección y comencé a frotarlo lentamente. Mi otra mano jugó con el elástico de su ropa interior, haciéndolo gemir un poco más antes de retirarla. Una vez que comencé a bajarla con ambas manos, mis labios se encargaron de bajar sus besos cerca de su miembro. Comencé a temblar; jamás había hecho esto, ni siquiera con Zayn, y estaba aterrada de no complacer a Harry lo suficiente. Dejé los calzoncillos junto a sus pantalones, por los tobillos, y tomé su miembro duro. Lo froté de arriba a abajo, lentamente, viendo cómo su cabeza caía hacia atrás, sus ojos se cerraban con fuerza y sus labios se entreabrían excitados. Relamí mis labios, viendo la punta de su erección como mi próxima acción. Abrí mis labios y dejé salir mi lengua. En un movimiento poco seguro, lamí delicadamente. El sabor era desconocido, pero extrañamente agradable. Lo lamí con más decisión y Harry gimió fuerte. Metí la punta dentro de mi boca, bajando lentamente hasta sentirla en mi garganta. Lo saqué de mi boca con la misma lentitud, sintiendo su totalidad en cada uno de mis sentidos.
-Mierda, sigue-jadeó, buscando mis ojos.
Asentí como una niña pequeña y volví a meter su miembro dentro de mi boca, llenándola con un poco más de rapidez. Hice círculos con la lengua por encima de la punta de su erección, lamiendo y relamiendo, sintiendo su exquisito sabor viajar por mi paladar. Lo succioné lentamente unos momentos más, deleitándome de sus múltiples gemidos, antes de sentir una de sus manos llegar hasta mi cabello. Lo jaló delicadamente, haciendo que levantara mi vista hacia la suya.
-No me quiero correr aún-dijo, acomodándose en la cama e inclinándose a levantarme.
Me puse de pie, observando cómo desabrochaba sus botas, sacaba sus calcetines, jeans y calzoncillos. No perdí el tiempo y comencé a deshacerme de mi chaqueta y polera de inmediato, lanzándolas lejos de mi vista. Cuando estuve a punto de sacar mis pantalones, sus manos se centraron en el botón y cierre de éstos, para luego bajarlos de forma lenta. Sacó mis calcetines y zapatillas antes de deslizar los pantalones por mis pies; los pateé hacia un rincón.
-Eres tan hermosa, maldita sea-sonrió, mirándome desde abajo.
Sus manos me atrajeron hacia él e, impaciente, comenzó a besar mi vientre. Me estremecí al sentir sus cálidos labios chocar contra mi tibia piel. Acaricié sus rizos, jalándolos de vez en cuando para escuchar ese sonido tan excitante que salía desde la profundidad de su garganta. Su lengua subió hasta entremedio de mis senos a medida que se ponía de pie, con sus manos alzándose a desabrochar mi sostén y hacerlo desaparecer con el resto de nuestra ropa. Su lengua fue de inmediato a uno de mis pezones, succionando y jalando, y luego hacia el otro, repitiendo el proceso. No me podía permitir más que gemir y jadear, pues sus acciones me dejaban realmente sin palabras. Enganchó sus pulgares en los bordes de mis bragas y las bajó, dejando que cayeran en mis pies. Las alejé de éstos con un sólo movimiento. Introdujo dos de sus dedos en mi sexo, haciendo círculos en mi clítoris con su pulgar. Me estremecí nuevamente bajo sus caricias, haciendo la cabeza hacia atrás y dejándome llevar por las sensaciones que me invadían.
-Estás tan mojada-jadeó contra mis senos.
Le respondí con un suspiro. Acto seguido, y en menos de medio segundo, me tumbó en la cama. Se ubicó en medio de mis piernas y se inclinó a besar mi cuello, lamiéndolo y saboreando hasta mis clavículas. Se levantó unos centímetros, tomó su erección con una mano y, rápidamente, se hundió en mí. Ambos gemimos. Se quedó ahí unos segundos, moviendo sus caderas, y luego salió lentamente. Muy lento. Sus manos tomaron las mías y se entrelazaron a cada lado de mi cabeza, apretando con más fuerza al momento en que volvía a penetrarme.
-Mierda, te amo-susurró en mi cuello.
-Te amo también, Hazza-gemí.
-Oh, joder, ______-suspiró.
Sus embestidas pasaron a ser exquisitamente rápidas, sin darnos apenas un segundo para respirar con normalidad. Su respiración caliente chocaba en mi cuello, bajando hasta el resto de mi cuerpo, que estaba cubierto por una capa fina de sudor, al igual que el de Harry. Unos cuantos minutos después, mi cuerpo convulsionó por debajo del suyo, un cosquilleo agradable se apoderó de mi cuerpo y arqueé la espalda, juntando mi pecho con el de Harry. Mordí mi labio inferior con fuerza sobrenatural al sentirme llegar al orgasmo.
-¡Oh, Hazza!-gemí muy fuerte, aunque sin importarme que alguien escuchara.
-Mierda, ______-gimió él, y lo sentí correrse dentro de mí.
Nos dejamos llevar por las secuelas del clímax, moviéndonos en un vaivén lento y relajado. Sus ojos buscaron los míos. Ya no estaban cristalinos, sino, más bien, llenos de satisfacción y amor... Mucho amor. Quizás tanto como los míos.
-Dios, te amo mucho-sonrió, besando cortamente mis labios.
-Te amo más-suspiré-. No tienes idea de cuánto te amé y cuánto sigo amándote, Harry.

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¡Holi, holi! Me di cuenta de que siempre saludo dos veces cuando saludo(? Soy tan idiota, mátenme :) Bien, mucho sexo por hoy, mis ladies<3. Las amo, gracias por todo. Les juro que no saben cuánto me alegra ver sus comentarios, y me pone triste no poder abrazarlas una por una<3. Cuando dicen que las hago llorar me da pena, porque yo quiero ponerlas felices, no tristes :( Son las mejores, algún día voy a llegar a sus casas a abrazarlas y llenarles la vida con un millón de gracias :') Son las únicas -y esto lo había dicho mucho antes- que en serio me hacen sentir que valgo la pena en algo. Las únicas que me hacen saber que soy -aunque sea un poco- importante en el mundo :) Las amo, lo siento, ando muy sentimental♥.

P.D: ¿Team Zayn o Team Harry? xx

El Arte De Encontrarte (Secuela de LFDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora