El chat

5.9K 91 5
                                    

Ese traje me daba vergüenza. Era de cuero negro, charolado, muy ajustado, tanto que parecía una extensión de mi propia piel. Y el torso parecía todo arañado. Me faltaba un cartel luminoso en la frente que dijera “soy fácil” con luces de neón. ¿Qué iban a pensar mis compañeros de mí? “Nadie tiene por qué saber que eres tú, si ese es el problema” dijo mi amiga cuando expresé en voz alta mi dilema. Una máscara, dijo. Parecía como si ella hubiera sabido de ante mano mi completa reacción, porque luego de sugerirlo, apareció con una espléndida máscara de gatúbela. Me la probé y no sólo me quedaba bien, si no que realmente, no había manera de saber quien estaba detrás.
-Te queda hermosa, ¿de que te quejarás ahora? –Bass se había unido con Ayla. El muy embustero me dejó sola frente al peor monstruo: mi amiga.
-Pequeño detalle: se ve la marca que tengo en el pecho –le contesté, resaltando lo obvio. Puse mi típica expresión triunfante, estaba segura que no encontrarían manera de camuflar eso.
-Pues mejor aún. ¿Quién en ese bendito curso te creería capaz de “hacerte un tatuaje” así? Te has enredado tú sola amiga. Serás gatúbela toda una noche. –Ayla sonreía victoriosa. Ahora no solo era ella, eran los dos, mis mejores amigos me estaban obligando a ir una estúpida fiesta, vestida como una pequeña ramera, creyendo que con una simple máscara harían que pase desapercibida.
Iba a ser la burla de esa noche.
Y eso que aún no había visto las botas que Ayla me había conseguido para el traje.
A veces sentía verdaderas ganas de matarla.

Me distrajo el sonido de mi teléfono. Un mensaje. El nombre del emisor no era reconocido por mi celular, pues yo lo había borrado un tiempo atrás. Pero ese número seguía grabado en mi mente, así como el rostro completo de su dueño. Mi corazón dio un vuelco y se quedó mudo en el mismo momento. Me temblaba la mano, estaba sudando, me sentía mareada y sabía, estaba segura que había empalidecido. Tenía miedo de abrir ese mensaje. ¿Qué podía querer ahora?
Respira profundo, me dije. Tranquilízate.
Sentía vértigo, mucho vértigo en mi estómago, pero no podía ser tan cobarde. ¿Acaso no era yo una guardiana? ¿Acaso no era yo “la gran guardiana de fuego”? ¿No me necesitaban para salvar al mundo? ¿Cómo podía temerle tanto a un simple mensaje?
Primero cerré los ojos y luego presioné la tecla para abrir el texto. ¡Dios! No podía ser tan miedosa.
Estos dos días no iré al colegio, pero espero verte en la fiesta de disfraces. Creo que es momento de que hablemos.
-India ¿estas bien? Luces descompuesta –Bastian me tocó la frente, en un intento de averiguar si lo que me descontrolaba era la fiebre. Pero claro que no lo era. El único capaz de volverme tan cambiante en tan pocos segundos era él.
Sean lograba que todas mis neuronas apunten hacia el mismo lugar, solo con el parpadear de un ojo, olvidando por completo la acción anterior. Él podía lograr que me estremeciera tan solo recordar su rostro. Podría morir susurrando su nombre y sería una muerte dulce.
A veces, hasta creía que gritaba su nombre tan fuerte en mi cabeza, que me costaba creer como era posible que Nichi y Hawa no me escucharan donde quisiera que estén.

Unión de pensamientos… ¡Pues claro! Así es como conoce mis amistades, mi familia, así es como sabe de Sean.
Yo no puedo notarla en mi cabeza porque aún no se como funciona esto, nadie me explicó como usar esa conexión. Quizás la verdadera razón por la que tuve esa pesadilla fue porque Winter me manipuló mientras dormía. Lo que ella quiere es tenderme una trampa, quiere tomarme desprevenida, para poder despertar a la original…
Pero no se lo voy a permitir.
Al menos no mientras viva.
-¡India contesta! ¿Qué te pasa? –Ayla me sacudía mientras yo estaba sumida en mis repentinas revelaciones. Estaba asustada, lo notaba en su voz. Y podría jurar que si aguzaba el oído lo suficiente, hasta podía escuchar un débil pero rápido latido avivado por la adrenalina que causaba un buen susto.
-Sss… ssi… perdón, es que… Sean me ha mandado un mensaje y me he dejado llevar por mis pensamientos, mis imaginaciones… lo lamento chicos, no quise asustarlos… -no quería llenarlos de problemas, no más de los que ya teníamos, así que no les expliqué sobre mis nuevas suposiciones. Mejor que estuvieran tranquilos ahora.
-¿Enserio? ¡Cuéntanos que te dijo! –Ayla era tan cambiante. En un segundo, pasó del miedo a la emoción.
-Tranquila, no me pidió que me casara con él –juro que ví como por el rostro de mi amiga, durante un segundo, cruzó la viva imagen de la desilusión. Era increíble.- solo me dijo que se va a ausentar de las clases estos dos días, pero que en la fiesta de disfraces espera verme para que hablemos… solo eso… 
-¿Qué querrá ahora? Quiero decir, me parece perfecto que quiera hablar contigo, supongo y espero que sea para explicarte lo que has visto. Lo que me extraña es que el se haya distanciado tato y de la nada quiera hablarte…
Bastian se cruzó de brazos, pensativo, mientras yo la miraba a mi amiga, que puso cara de arrepentimiento y supe instantáneamente que lo más probable era que no le haya dicho nada a Bass sobre la pequeña charla que mantuvo con Sean.
-Bastian, la razón por la que no se me ha acercado es porque él piensa que tú y yo tenemos algo.
-India no seas tonta, ¿Por qué creería eso? Sería un idiota si lo hiciera, disculpa que te lo diga…
-Entonces dile idiota a Ayla, porque fue ella la que le ha dicho que luego de lo del bosque, tú y yo nos “habíamos acercado” –todavía guardaba cierto rencor hacia ella por esa mentira. Había hecho que Sean y María pasaran más tiempo, juntos.
Bastian se giró como si apenas se hubiera dado cuenta de la presencia de Ayla. Se puso rojo y conteniendo el enojo le dijo:
-¿Qué tú hiciste que?
Ella retrocedió y amago a esconderse detrás de un espejo de cuerpo entero que tenía en su cuarto.
-¡Fue sólo para que él aprendiera su lección por haber lastimado y mentido a India! ¡Tenía que hacer algo, ella es mi amiga!
-¡Tú no tenías que hacer nada! ¡Lo haces solo porque eres una metiche insoportable! ¿No puedes aguantar ni cinco minutos sin intentar controlar la vida de todos los que están a tu alrededor? ¡Me tienes arto! –Bastian bufaba. Jamás lo había visto de esa manera. Jamás lo había escuchado hablarle así a Ayla, ni siquiera en sus peores épocas. No entendía por que le molestaba tanto, si yo ya había dado por terminado ese tema apenas había surgido.
Ayla lo miraba con lágrimas en los ojos. Era sincera, de verdad le había dolido lo que Bass le acababa de decir. En estos momentos era cuando más se notaba lo niña que era. No soportaba que alguien la regañara, enseguida se ponía a llorar. Pero sinceramente, si Bastian me hubiera gritado eso a mi, yo también me hubiera largado a chillar como una pequeñita.
-Lo… lo siento… yo no sabía que pensaban así de mí…- Ella cambió su expresión a una más dura. Se veía ofendida, y nos miraba con resentimiento.
-¡Hey! ¿Por qué hablas en plural? ¿Yo que he dicho? –le espeté, enfadada.
-Nada, por eso mismo, como no has dicho nada, se que sientes lo mismo. Te conozco India.
-Tienes que admitir que a veces te metes demasiado en nuestras vidas, y actúas, sin saber cuales serán las consecuencias. –Bastian parecía haberse dado cuenta de la metida de pata, y su voz ya era estable, dura quizás, pero estable.
-Yo solo me preocupo por ustedes. Lo siento si los lastimé intentando ser una buena amiga… -ella estaba ofendida. Y cuando Ayla se sentía ofendida, costaba demasiado calmar los ánimos. La última vez, me costo quien sabe cuantos días lograr que me volviera a hablar.
-Yo lo entiendo, pero ¿sabes que? Hay que ser más prudentes. ¿Tú sabías que el hermano de María es amigo de tu primo? ¿Sabías que si por una de esas benditas casualidades, Sean le contaba a María la mentira que le has dicho, tu primo tarde o temprano se terminaría enterando? –Ahora Bastian estaba siendo… ¿cínico?
-¿Y que si se entera? 
-Bien… Veo que no entiendes nada… ¿Quieres que te lo explique? –esto se estaba yendo de las manos otra vez, lo podía sentir en el aire- tu primo y yo ya habíamos arreglado para salir. ¡En una cita! ¿Entiendes? Y hace dos días me ha cancelado, usando una tonta excusa. Y ahora me cuadra todo… Debe pensar que lo estoy tomando por idiota…
Ayla parecía estupefacta.
-¿Cómo una cita? ¡Si mi primo tiene novia!
-Primero que nada “tenía”, segundo, hemos conectado tan bien que no esta muy seguro… de… lo que realmente quiere. –Bastian se puso colorado y yo vi la oportunidad de suavizar las cosas así que la aproveché. Lo abracé y lo felicite por su “cita no cita”.
-Disculpa… no lo sabía… no quise arruinarte las cosas… Yo misma hablaré con mi primo y arreglaré las cosas… Te lo prometo.- Ahora Ayla lucía avergonzada.
La tormenta había pasado.
La tomé por el brazo y la traje hasta donde estábamos Bastian y yo, y les dí un fuerte abrazo a los dos.
-No se peleen más ¿Quién me aguantará después con tanto dilema de las guardianas y eso? Porque eso es trabajo de tres, no de dos… -les dije.
Nos echamos a reír como cerdos, y nos tiramos en la cama de Ayla, haciéndonos cosquillas, como cuando íbamos a primer año.
Eso era lo mejor de mis amigos. De la pena y el enojo, podían pasar a la viva alegría, dejando todo atrás, olvidando cualquier altercado. Eran felices, cada uno con un problema propio, pero felices al fin. 
¿Qué podría hacer sin ellos?

Era jueves a la noche. Faltaba un día exactamente para la fiesta, y el tiempo pasaba tortuosamente. No lograba dejar de pensar en Sean, en su mensaje y en lo que sea que quisiera decirme. De a momentos, imaginaba situaciones muy románticas y melosas en las que el se arrodillaba, tomaba mi mano, y me pedía que fuera su novia, o simplemente me tomaba entre sus brazos y me besaba apasionadamente. Si, lo se, muchas novelas.
Pero luego me entraba el pánico, e imaginaba situaciones en las que él me gritaba, me insultaba, y me reclamaba por haberlo engañado con Bastian. No sabía a que me enfrentaría, pero ya de por sí, me estaba haciendo sufrir de lo lindo con la intriga.
Mientras seguía cavilando, un puntito titilante en mi computadora llamó mi atención. Alguien me estaba hablando por Chat.
.¿Estas ahí?
El Nick de esa persona era ilegible, realmente, así que lo único que se me ocurrió contestarle fue:
.¿Quién eres?
.Sean.


¡DIOS! Se me iba a salir el corazón del pecho. Instantáneamente me sonreí, llena de alegría, pero luego, por instinto, me puse a la defensiva. ¿Qué pasó que no pudo esperar hasta la fiesta?
.¿Sigues allí?
.Claro, lo siento.
.¿Cómo has estado? Hace tiempo que no hablamos…
Estaba siendo amable. Podía comenzar a relajarme entonces.
.Es verdad… Podríamos decir que estoy bien. Sean, hace días que quiero decirte algo, mas bien, explicártelo…
.India, prefiero que hablemos en la fiesta, de verdad.
.Pero necesito explicarte algo antes, solo déjame que te lo diga, solo eso…
.India…
.Sean, de verdad. Déjame que te lo explique. Bastian y yo sólo somos amigos. Nunca ha pasado nada entre él y yo, y nunca pasará…

.¿No me crees?
.India, te veo en la fiesta ¿está bien?
.Espera, dime por que no me crees…
.Sólo me remito a los hechos, he visto como eres con él.
No lo veía, pero sentía el resentimiento en esa frase. Estaba enojado. ¡Sabía que no debía relajarme del todo!
.¡No es así, te lo juro! No tienes idea, él y yo somos como hermanos…
.Nunca me ha gustado que me mientan India, y menos si tú lo haces.
A pesar de que comenzaba a sentirme desesperada, no pude evitar sonrojarme.
.Sean, lo diré, a pesar de que me juré a mi misma que no se lo contaría a nadie. Le debo el secreto a Bastian, una cuestión de principios entre amigos ¿entiendes? Bass es gay. Así que no sé que has visto tú, pero no hay nada más lejano a lo que piensas de la realidad.
Los segundos pasaban y Sean no contestaba. Mi corazón latía desbocado, mientras el miedo subía por mi garganta, sentía que iba a vomitar en cualquier momento gracias a la presión.
Al fin, el ícono de “esta respondiendo” apareció en la esquina izquierda de la ventana.
.¿Y como sé que no me estas mintiendo? Contestó al fin.
.No lo hago. ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Qué ganaría? Además, el que debería estar dando explicaciones eres tú, Sean.
.¿Ves porque te dije que quería hablar en la fiesta? Ya estamos discutiendo. De acuerdo, India. Te creo. Y debo admitir, que eso me alivia mucho. Pero mejor nos vemos mañana por la noche. Nos debemos esa charla.
.Ok. Nos vemos mañana.
.Te extraño. Quiero que lo sepas y lo tengas en cuenta. Me traes mal, y eso me molesta… Adiós.
No me dejó contestarle, simplemente se desconectó.
Y aunque la conversación no fue exactamente la que me imaginaba, me sentía flotar. ¡Dijo que me extrañaba! Y que la situación conmigo lo traía mal… Aunque aún recordaba lo del bosque, no podía evitar sentirme gloriosa por esa revelación. Seguramente me veía como una niña tonta y enamorada, de esas que yo tanto criticaba, pero no me molestaba.
Amaba a Sean y había sido una estúpida por intentar alejarme de él.
La fiesta de disfraces iba a ser la oportunidad perfecta para arreglar las cosas, dejar todo atrás, y arriesgarme de una vez por todas. Iba a declararme, iba a exponerme ante él, y no me importaba si quedaba en ridículo. Sean era el chico a quien yo amaba. Y no podía creer como era el sentimiento, tan fuerte, tan profundo.
La lejanía había hecho un proceso inverso. En lugar de olvidarlo, había hecho que mi amor por él creciera en silencio, arraigándose aún más en lo más profundo de mi pecho, ahora podía verlo. Lo amaba con pasión, con locura. Tanto que me asustaba de muerte que pudiera salir lastimado por todo este asunto de las guardianas.
No sabía mucho de él, pero eso no importaba, lo poco que sabía había bastado para que cayera rendida a sus pies.
E iba a luchar por él costara lo que costara.

Cronicas Elementales: El InicioWhere stories live. Discover now