Winter

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-¿Tienes miedo acaso? ¿La gran guardiana de fuego me tiene miedo a mí? –se estaba burlando de mi con mucha sorna. La verdad era que sí, tenía mucho miedo, ¿Cómo no tenerlo? Pero eso no significaba que iba a dejarla menospreciarme como si fuera un bicho pequeño.
-Dime que quieres y acabemos con esto de una vez por todas. –saque coraje no sabía de donde. Había algo en mi pecho que estaba pidiendo salir. Una fuerza parecida, quizás hasta la misma que sentí aquella vez en el bosque, se me estaban parando los pelos de la nuca.
-OH no no… Todavía no es momento para el “de una vez por todas”. Si te mato ahora ¿Quién despertará a la original? Ja ja ja… -frunció el seño en un gesto muy fingido y agregó- ¿te esta costando? ¿Lo sientes allí, no? Ese poder pidiéndote salir, la lucha inminente… Déjalo salir… no tienes por qué retenerlo…
Su voz sonaba maliciosa, ella quería que perdiera los estribos para que me convierta en un monstruo. Ella quería que cayera…
-No gracias, prefiero matarte llegado el momento, cuando estemos iguales en condiciones, y pueda aplastarte en buena ley -¿Por qué estaba hablando así? Era estúpido provocarla, era estúpido pretender que yo tenía alguna posibilidad contra ella, pero algo debía hacer. Lo que cualquiera llamaría “ganar tiempo”.
-No me hagas reír por favor, que no me gusta –el sonido esta vez era amenazante, pero no retrocedí. Todavía no habíamos llegado a la parte en la que me decía porque estaba aquí.- eres una niña pequeña aún, jamás podrás superarme… Yo que tú empezaría a indagar un poco más, tus adoradas guardianas no te están diciendo toda la verdad… Creo que no confían en ti lo suficiente, ¿no te parece? 
Comenzó a reírse. No debía dejar que su veneno penetrara en mi mente. Nichi y Hawa no me habían contado todo aún, pero estaba segura que era por un buen motivo. Estaba segura que me contarían todo a su debido momento…
-Te has quedado muda… ¿Es que acaso tengo razón? Si, creo que sí… En fin, hoy he venido a presentarme formalmente. Deberías agradecerme, todos tus progresos son gracias a mí, estoy pendiente de ti. Falta poco India, la verdad esta cerca. Y tú te enfrentaras con el demonio que llevas dentro. Tus ojos te lo dicen, tú y la original harán que el mundo pagué por sus crímenes. Y no tendrás elección.
-¡Yo jamás las ayudaré! ¡Voy a destruirlas así sea lo último que haga! –la ira se estaba apoderando de mí. Sentía como mis puños iban elevando la temperatura, sentía como el chispazo accionaba el fuego en mi interior. Tenía que controlarme, porque la guardiana de agua parecía satisfecha con mi reacción. Estaba buscando que perdiera el control…
-No tendrás elección, ¿Qué no escuchas o que? Llegado el momento lo sabrás, yo no tengo porque decirte nada, si tus amiguitas no te lo han dicho aún. Ellas saben en lo que te puedes convertir, te temen. ¿Te han hablado siquiera de la unión de pensamientos? Dios, estas peor informada de lo que yo creía… Por cierto, mi nombre es Winter. No me gusta que andes pensando en mí todo el tiempo como “la guardiana de agua”, es irritante.
No pude evitar mirar el cuadro que estaba sobre la chimenea a la izquierda de Winter, un cuadro que tenia la foto de Noah. Temblé de miedo cuando vi que ella seguía con la mirada mi línea de visión. Se acercó a la chimenea y tomo la foto.
-Este es tu hermanito, ¿no? Pequeños y frágiles a esa edad… Debes cuidarlo, quien sabe lo que podría pasarle…
Me enfurecí, y corrí a quitarle de las manos la foto de mi Noah. Temblando de ira, apenas en un susurro le dije:
-Ni se te ocurra acercarte a mi hermano… Porque te juro, será lo último que harás en tu vida. Haz lo que quieras conmigo, pero con mi familia no. Te perseguiré hasta el último rincón de la Tierra.
Se sonrió con malicia, y me dí cuenta que había hablado de más. ¿Pero como no hacerlo? ¿Cómo no reaccionar ante una amenaza explícita hacia mi pequeño Noah? Le había dado información sobre mis debilidades. Ahora sabía exactamente con que extorsionarme. Sabría ante que me rendiría con facilidad.
-Bueno, me aburres… Así que ya esta, ya me presenté, y te he dejado las cosas en claro. Por cierto, muy bonito ese chico… ¿Cómo se llama? Ah si, Sean. Cuídalo, no querrás que también te lo robe a él.
Ni siquiera me dejó contestarle, enseguida desapareció por donde vino, y a continuación aparecieron Nichi y Hawa, casi cayéndose en el sofá de mi living.
-¿Dónde esta? ¿Te encuentras bien? ¿Qué te ha dicho? –Hawa formulaba todas las preguntas sin darse tiempo a respirar siquiera. Se notaba que estaban muy alteradas, y parecía que ya sabían que la guardiana de agua había estado hasta recién conmigo.
-Cálmense, ¿no me ven? Estoy entera. Ahora si me permiten, quiero tranquilidad, debo ir a ver a mis amigos, hay que preparar unas cosas para un viaje que vamos a hacer…-estaba siendo bastante fría, pero necesitaba ir a ver a Ayla y a Bastian, teníamos que hablar, ellos eran los únicos que podían centrar mis ideas en carriles correctos. Y en este momento tenía mucha información en la mente como para poder procesarla correctamente.
-Pero… ¿Qué te pasa? Cuéntanos, dinos, ¿por qué ha venido hasta aquí? ¿Por qué no te ha hecho nada? –Nichi se veía preocupada. La verdad era que por más que intenté no dejar entrar los pensamientos maliciosos de Winter en mi mente, estos se colaron como gusanos en la tierra. Ellas me ocultaban cosas, no confiaban en mí, y no me olvidaba la expresión de Hawa el día que me encontró por primera vez en el techo. Ella me temía, y no se me había pasado por alto. Quizás la única que, irónicamente, estaba siendo sincera conmigo, era la persona que quería usarme para acabar con mi mundo.
-No pasa nada, ¿al menos podrían decirme como hago para volver a la normalidad más rápido? Necesito irme ya.
-India…
-Nada, tengo cosas que hacer, saben, tenía una vida normal antes de ustedes.
Hawa me miró, desconfiada y sorprendida por el resentimiento detrás de mis palabras, pero no cambié de parecer. Suspiró y me dijo:
-Debes retroceder la energía hasta el centro de tu pecho. Así como la liberas, debes hacer el proceso inverso. Cuesta, porque es muy difícil encerrar ese poder una vez que esta suelto, pero con practica podrás hacerlo bien.
-Muchas gracias. Ahora, si me permiten, necesito tiempo a solas.
Y las dejé en mi living, mientras me dirigía al techo, a intentar parecerme a la India que alguna vez fui.

Al llegar a la casa de Ayla, llamamos a Bastian para que se reuniera con nosotras. Una vez que estuvimos los tres reunidos, les conté todo lo que sabía. Lo del bosque, la visita de Winter, y mi nuevo descubrimiento.
-Creo, y estoy bastante segura, que la cúpula esta aquí. En esta misma ciudad. Me he dado cuenta de algo, no puedo creer que lo haya pasado por alto. Hay cierto nivel de atracción entre las guardianas. Pero entre la guardiana de agua y yo, que soy la de fuego, hay algo mas. Algo así como la ley de los opuestos…
-Los polos opuestos se atraen entre si… ¿Cómo magnetismo quieres decir? –me cortó Bastian.
-Exacto. Solo que nuestra atracción deriva en un estallido de energía, es como si el estar cerca desatara nuestros poderes y nos guiara a una lucha. La cúpula siempre ha estado cerca, lo sé, porque tuve un sueño. El mismo sueño en el que veía mi traje de guardiana antes de convertirme por primera vez y eran exactamente iguales. No se bien en que lugar está, pero se que es por aquí. Recuerdo que mi madre me contó como fue que terminamos viviendo aquí. Siempre se sintió atraída a este lugar, sin saber porqué, y cuando llegamos, quiso estar cerca del bosque, aún sabiendo que ella odiaba los lugares de ese estilo. Concuerda, quiero decir, la original no esta muerta, esta dormida, por ende su mente, su esencia sigue encendida, la atracción sigue latente…
-Ok, tiene sentido –comenzó Ayla –pero si fuera tan así, entonces tu deberías haber sido capaz de sentir a la guardiana de agua cada vez que estuvo cerca de ti. Ella sabe quien es tu hermano, conoce a Sean, y apuesto a que nos conoce a nosotros también. Y tú deberías ser capaz de sentir la misma atracción por la cúpula que sentía tu madre y sin embargo no lo haces…
Ayla tenía razón. Había fallas en mi teoría, y no sabía como explicarlas. Quizás había algo que funcionaba mal en mí. O quizás estaba intentando mantener todos esos sentimientos a raya, ocultos en mi mente, por miedo. Quizás era una vana manera de protegerme o de proteger a mi familia, no estaba segura. Pero sí había sentido una especie de fuerza enloquecedora en el bosque. El día que descubrí que Sean me mentía, ese día estaba en uno de los bosques que hay en la ciudad. Y ese día por poco y exploto en ese lugar… Quizás la cúpula estaba aún más cerca de lo que creía…
-¡Hey! ¿A que no sabes que? Me acaban de mandar un texto, dentro de dos semanas, el viernes anterior a la madrugada del sábado en el que partimos, tenemos una fiesta de despedida… ¡Y es de disfraces! 
Ayla estaba emocionada. ¿Cómo podía cambiar de un tema a otro tan fácilmente? Mientras yo seguía cavilando sobre las guardianas y los secretos que encerraban, ella se había distraído con una tonta fiesta. A veces se merecía un buen golpe, quizás así abriría los ojos un poco.
-¿Estamos de ánimos para ir a esa fiesta? –preguntó mi siempre sensato amigo Bastian.
-Pues claro, es el momento perfecto. Es más, ya tengo pensados los disfraces que vamos a usar, y de donde los vamos a sacar. Tú, India, irás de gatúbela. Bass, tú serás el acertijo, y yo seré campanita. ¿No es perfecto? Haré que Alex vaya de Peter Pan, y seremos la pareja perfecta.
-¿DE GATÚBELA? Tú estás loca si piensas que me llenaré de cuero y encima vestida de gato. No gracias, ve tú así, yo voy de campanita.
-No empieces India. Necesitas un poco de esa mujer que llevas dentro, además, ¿Cómo piensas que se sentirá Sean cuando te vea así? Vamos a explotar la noche amigos. Esta dicho.
No hubo forma de convencerla, Ayla estaba decidida a ir a esa fiesta, y por supuesto, íbamos a tener que ir disfrazados como ella quería. Se pondría insoportable si hacíamos lo contrario.
Pasamos el resto del día mirando películas, pero yo seguía pensando en el asunto de la teoría de las guardianas. Intentaba cerrar el círculo, darle alguna explicación a por que yo no sentía la presencia de Winter, ni de la original. Porque no podía sentirlas en mi mente, mientras ellas si lo hacían. Y no podía quitarme de la cabeza que esa maldita cúpula estaba en un bosque en esta misma ciudad. Algo dentro de mí me lo decía. Sentía que iba a chocarme con ella en el momento menos pensado.

-Vamos India, ¡No seas niña! El traje es perfecto, no lo niegues.
Yo estaba encerrada en el vestidor del cuarto de Ayla, empeñada a quedarme encerrada allí para siempre. Faltaban tres días para la fiesta, y ella había insistido con hacer una prueba del traje de gatúbela, por si llegábamos a necesitar hacer algún ajuste. La verdad es que había entrado bien. El problema era que al mirarme al espejo, me sentí como una corista de Las Vegas. ¡Parecía una pequeña prostituta! Ni loca iba a ir así vestida a la fiesta a la que asistiría todo mi curso, y menos, dejaría que Sean me viera así.
Sean…
En toda esa semana, no pude evitar intentar acercarme a él, aún después de haber prometido alejarme por completo. Luego de la visita de Winter, luego de que ella lo mencionara de esa manera, con esa intención, lo único que pude hacer fue dedicarle miradas llenas de súplica, intentando algún tipo de acercamiento, con instinto protector. ¿Qué si por mi culpa le pasaba algo? No me lo perdonaría… pero él o no se daba cuenta, o elegía no darse cuenta. En ciertos momentos parecía estar a punto de decirme algo, pero luego aparecía la imbécil de María, preguntándole alguna estupidez, cualquiera que se le ocurriera en el momento. Arruinaba cualquier oportunidad que se presentara entre nosotros. La odiaba de verdad.
-¡India sal de ahí!
-No te lo perdonaré jamás Ayla, te lo juro –le dije con todo el resentimiento que fui capaz de impregnar en mi voz. No mentía.
-Basta, irás así, ya verás que me lo agradecerás llegado el momento. ¡No sabía que tenías un cuerpo tan hermoso amiga! Deberías aprovecharlo más. Sean se morirá cuando te vea así. Te rogará.
Tenía esa expresión en su cara, la que ponía cuando sabía que se saldría con la suya tarde o temprano. Ya había ganado, estaba preparando todo para esa estúpida fiesta, yo seguía resistiéndome en vano, y todavía faltaba el viaje. El bendito viaje, aunque ahora que lo pensaba, era una buena oportunidad.
No me había dado cuenta, pero jamás había visitado ese lugar, y sin embargo, cuando ví las fotos en Internet, se me hizo familiar. Algo tenía, estaba segura, después de todo, era una reserva natural. Estaba un poco más interesada en el viaje ahora, pero seguía pareciéndome inapropiado.
Sentía que habría un antes y un después luego de esa reserva, mi corazón saltaba ante la perspectiva. Debía reconocer que me alegraba un poco la idea de desconectarme un poco de tanta locura, ser yo, la de antes, aunque sea por unos pocos días. Respirar sin preocuparme por él o la que este observándome, reírme tranquilamente con mis amigos, ir a la playa, o simplemente caminar por el bosque.
El bosque. Jamás había estado tan interesada en uno. Y nunca le había temido más que ahora.
En alguno de los bosques que encerraban esta ciudad se hallaba mi destino.
En alguno me encontraría cara a cara con la muerte. Dependía de mí decidir quien acabaría cayendo ese día.

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