Convirtiendome

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Las siete treinta en la mañana. Hora sin mucha importancia en un momento ordinario, quizás hasta molesto, pero hoy, para mí era mucho más. Me daba pánico.
Solo ayer había caído en la triste realidad, y ya hoy tenía que sufrirla nuevamente durante toda la mañana. Debía prepararme para ir al colegio, pero de fondo había algo más. Debía prepararme para enfrentar su rostro. Porque ni siquiera podía pensar en su nombre, ya tenía suficiente con lo que me estaba doliendo, pero verlo… Sería catastrófico.
-¡India! –Mi padre llamaba desde el piso inferior -¡Niña baja a desayunar! No tenemos toda la mañana…
Parecía bastante molesto esa mañana. Quizá tuviera algo que ver con la hora a la que regresaron anoche…
Bajé y desayuné en silencio. Estaba completamente llena, y aún así, las tripas me rugían como las de una bestia. No tenía hambre, por supuesto, estaba nerviosa, angustiada, quiero decir ¿intentaría Sean hablarme en clase? ¿O se limitaría a dejarlo pasar, para dar por terminadas las cosas, sin darme ninguna explicación de porque jugó conmigo?
Mi padre me llevó hasta el colegio. Parecía tan reacio como yo a entablar una conversación, pero me gustaba así. No quería preguntas que no pensaba contestar.
Algo llamó mi atención apenas puse un pie en la acera. Ayla estaba discutiendo con Sean, y apenas me vieron se miraron con odio, y cada uno se dirigió en dirección opuesta. Ayla se me acercó con una sonrisa de oreja a oreja. Conocía esa sonrisa, estaba satisfecha, había hecho algo malo y estaba contenta por eso.
-Ayla dime que no debo pegarte…-comencé, sintiéndome con fiebre repentinamente.
Puso cara de inocente y fingió ofenderse.
-¿Por qué piensas que he hecho algo malo?
-Porque te conozco bien Ay, estuviste discutiendo con Sean, después de lo que vimos ayer, me hace desconfiar. ¿Qué pasó?
La sonrisa disminuyó un poco, y me alentó a entrar al colegio.
-Bueno, ayer te ví muy mal India. No me pareció justo que te dieras cuenta de algo así, luego de que el muy estúpido te haya enamorado de esa manera, así que pensé que merecía un castigo, pero no sabía cual. Entonces lo llamé a Bass, preguntándole si estabas mejor y me contó el pequeño malentendido que tuvieron, y ahí se me prendió la lamparita. Solo esperaba que Sean mostrara interés aún, así el plan funcionaba. Y me ha abordado recién preguntándome por ti, preguntando si no podía darle una mano contigo.
-Ayla ¿Qué has hecho? –Me llevé una mano a la frente, comenzando a sentir una horrible sensación en la garganta, me creía capaz de vomitar.
-Bueno le dije que dejara de molestar porque tú habías tenido un acercamiento con Bastian ayer, y no querías verlo nunca más. Solo eso.
Sonrió esperando aprobación de mi parte, pero yo solo sentía deseos de matarla. ¡Como había podido decirle a Sean una cosa así! Yo no quería escucharlo más, pero algo muy diferente era decirle que estaba con mi mejor amigo horas después de haber visto lo que ví, él hasta podría pensar que mientras salíamos, salía con Bastian, y no es una imagen que quiera que alguien más tenga de mí.
Me senté en mi pupitre con la cara escondida entre mis brazos. El día iba a ser peor de lo que me había imaginado.

Sean no intentó hablarme en toda la clase, ni siquiera luego cuando sonó el timbre del recreo. Cuando por fin me había decidido a decirle la verdad, María se me adelanto y lo abordó en uno de sus intentos por conquistarlo. Quise golpearle su linda carita, por ventajera. No tuve tiempo de decirle ni a, la profesora entró en el aula y nos pidió que nos sentáramos porque debía comunicarnos algo importante.
-Chicos, me acaban de informar desde la dirección que han aprobado mi petición para irnos de campamento una semana en las vacaciones de invierno. No es obligatorio, claro, pero es una buena experiencia como grupo para aprender más sobre la ecología, tema central de este mes, debido a la seguidilla de catástrofes que han ocurrido en todo el mundo, muy ligadas al cambio climático. Tenemos un mes y medio para reunir lo necesario para el viaje, permisos, dinero, transporte, etc. Iremos a la reserva ecológica que esta en el sur de la ciudad, no se si la conocen ya. Por favor, los que deseen ir, debes sacar los papeles pertinentes de la fotocopiadora del colegio. Debemos ser al menos veinte para poder realizar el viaje. Una vez que tengan todos sus permisos, reuniremos el dinero para el viaje y la estadía.
Perfecto. Un viaje a una reserva llena de árboles que podía quemar en un abrir y cerrar de ojos si perdía el control. Todos se sentían emocionados menos yo, incluso mi amiga y Sean, parecían extrañamente contentos con la noticia.
A la salida del colegio, Ayla y Bastian charlaban animadamente del viaje, pensando que podrían llevar, que podrían comprar allí como recuerdo, ya que los dos ya habían visitado la reserva, hacían planes para escaparse de noche y ver la ciudad, o simplemente armar fogones en la playa que estaba cerca de las cabañas donde se suponía, nos quedaríamos. Bueno, se quedarían, porque yo no pensaba ir.
-¿Qué tu no vas a que? –Ayla escupió las palabras como si la hubiera insultado cuando les dije a ella y a Bass sobre mi decisión.
-No pienso ir chicos, es muy peligroso. No quiero causar ningún accidente, aún no logro controlar esto del fuego, si llego a perder los estribos por alguna razón, quien sabe que podría pasar…
-No puedes mentirnos India, ¿Cuántas veces debemos decírtelo? –Bastian me miraba como si me hubiera pillado en plena niñería. Yo me enojé y les grité.
-¡Es que no entiendes que podría matar a alguien!
Ellos se pararon en seco, mientras yo respiraba agitada. Quería que entendieran lo mucho que eso me preocupaba, lo mucho que me lastimaba la idea de causarle daño a alguien, por algo que yo no había pedido al nacer. No podía soportarlo, no quería. Por eso me había propuesto dominar lo que debía dominar, más que protegerme a mi misma, era intentar salvar a los demás de mi propia persona.
-India, no has perdido el control ni una sola vez desde que te has enterado lo que eres, deja ya de perseguirte con eso. Te esta haciendo mal.- Mi amiga me abrazó intentando calmarme, pero no lo logró. Claro, ella no sabía lo que me había pasado en el bosque al ver a esa chica, porque me sentía demasiado mal para dar detalles. Y ahora no quería admitirlo, pero había estado a punto de perder los estribos por culpa de Sean.
Los dejé intentar convencerme de ir a la reserva, pero era en vano. No pensaba ir, y estaba decidido.
Solo les seguí el paso el resto del camino, sin prestar ni un poco de atención a lo que hablaban, dejé que me guiaran sin preguntar cual era el destino, simplemente no estaba interesada. Me sumergí de lleno en mis pensamientos, desde la desilusión amorosa, hasta las locuras y fantasías de las guardianas naturales. Esto era realmente un caos. Y ahora que lo pensaba mejor, quizás lo que pasó con Sean fue una señal. Quizás fue un mensaje, de esos que te da la vida en momentos justos de maneras inexplicables. Quizás significaba que mi vida ya estaba demasiado complicada en estos momentos como para sumarle un amor. Porque ¿Cómo iba a ocultarle lo que soy? Eso no sería ser justos, vivir con mentiras, acabaría siendo insostenible para los dos. Y si se lo dijera, ¿Quién se quedaría a mi lado? ¿Quién sería capaz de soportar algo así, vivir con una persona tan… volátil? Si. Quizás haberme distanciado ahora de Sean había sido lo mejor. No estaba en nuestros caminos ser algo más que conocidos.
Dolía, pero era la verdad. Y prefería alejarme así, que luego, cuando él supiera la verdad y yo no fuera capaz de aguantar su abandono. Mejor así, que aún podía olvidarlo. O al menos es lo que creo.
Miré buscando el cielo, como esperando una respuesta a tantas cosas que rondaban mi mente. Me sorprendí al encontrar el techo de mi living en su lugar, y más aún, ver a mi papa sentado en el sofá, charlando con mis amigos. En un momento dado, los tres me miraron sonrientes y triunfantes, y mi padre me dijo:
-Esta decidido entonces I, ¡te vas a la reserva!
-¿Qué?- ya sabía de qué iba esto, solo que no podía creer que mis amigos fueran tan egoístas.
-Ayla y Bastian me han comentado sobre el viaje que el colegio les permite hacer. Nena, tu lo has dicho hace poco más de un mes, estabas muy estresada. Creo que es lo mejor que podrías hacer, un viaje con amigos, al bosque y la playa, muy bueno para tu salud.
-¿Y te han dicho que no quiero ir de viaje? –comenzaba a enojarme y no era bueno. Recuerda, control.
-Si me lo han dicho, por lo que estas obligada a ir.
-¡Tú no puedes obligarme a que me vaya de viaje a ningún lado, papa! ¡Es injusto! -¡Control, control, control!
-Es un viaje de estudios, claro que puedo. Es lo mejor para ti India, créeme. Mañana mismo iré al colegio y me encargaré de todos los trámites.
-Pero… pero… ¿Cómo puedes dejar ir sola a tu hija adolescente de viaje sola? Me podría pasar cualquier cosa…
Estaba dando manotazos de ahogado, pero debía lograr que mi padre cambiara de idea costara lo que costara.
-Irás con profesores calificados para el cuidado de alumnos de tu edad. Estoy más que tranquilo.
Lo miré con real odio, al igual que a mis amigos. Me levanté y me fui dando pisotones al piso hasta la cocina, intentando despejar mi mente para encontrar una buena razón para zafar del viaje. Podría aprovechar el momento para continuar practicando con mis poderes, estaba más que claro que hoy, con la cabeza como la tenía, no lograría nada con mi padre. Tenía un mes y medio para planear mi “no ida”.
¿Cómo es de raro todo no? Creo que soy la única adolescente que le escapa a un viaje así. Pero últimamente, yo no estaba siendo una adolescente del todo normal, ¿no es así?
Escuché como mi papá despedía a mis amigos, si era que podía llamarlos de esa manera, en estos momentos les vendría mejor algo así como embusteros, y sabía que vendría a darme uno de esos sermones sobre aprovechar el momento porque luego no habría oportunidad para vivir experiencias, etcétera, y no quería oírlo, así que me incliné por la opción más terapéutica en esos momentos. Me fui a mi cuarto y me volví a colar por la ventana, derechito al techo.
Concentré todo mi enojo y mi frustración, ubicándolos en el centro de mi pecho, donde se encontraba mi marca y mi fuente de poder, según Nichi había dicho. Y de nuevo encontré esa extraña fuerza, débil aún, latiendo sobre mi corazón. Pensé en todas esas cosas que me traían mal en estos días, y llevé a través de mis brazos el calor, con esfuerzo sobrehumano. Lo encontré en mis manos y golpeé fuerte tres veces, y nada. Continué con el ejercicio hasta que al fin la pequeña flamita apareció. Me quedé asombrada con su hermosura, era perfecta. Hasta parecía alegre. Quería más, quería demostrar que podía hacer esto con suma facilidad. Ahora que el fuego era extracorporal, era más fácil sentirlo, usarlo. Apenas pensé en la idea, la pequeña flamita se envolvió en mis dos puños, dejándome atontada. Quizás no era tan difícil después de todo. Quizás solo era el comienzo lo que debía costar. Quise extender el fuego a través de mis brazos, y sin darme cuenta, quemé mi blusa. Pero extrañamente, no me importaba. Para cuando me di cuenta, todo mi cuerpo estaba en llamas, y la sensación era deliciosa. Poderosa. Y sin más, el fuego se fue. Pero estaba ahí aún, lo podía sentir como si siguiera allí, sobre mi cuerpo. Apreté uno de mis puños y lo examiné. Y allí fue cuando me di cuenta que había algo diferente. Miré mis pies, y en vez de encontrarlos desnudos, una especie de extraña tela de color rojo los recubría. Miré mi estomago, y la misma tela estaba allí, solo que con diferentes matices de rojo y naranja. Vino a mi mente el recuerdo de aquel nefasto sueño, aquel donde Noah moría. Lo recordaba, porque me había visto a mi misma vestida como una guardiana, y ahora me veía exactamente igual.
-Te he dicho que tengas cuidado –Hawa se hallaba detrás de mí, con los brazos cruzados, su expresión parecía ser molesta, incluso hasta enojada.
-¿Qué he hecho mal? –le pregunté sin entender su rostro.
-Pues que no deberías ser capaz de transformarte aún. Esto es extraño… -Comenzó a caminar de un lado a otro, pensando.- Esto solo puede significar una cosa, y no es algo bueno. No, que va, estamos peor de lo que pensaba…
-¿Qué quieres decir Hawa?
De la nada, Nichi apareció en el techo de mi casa, enfurecida.
-¡Se me ha escapado otra vez! –le pego un puñetazo al aire, y creí haber escuchado el sonido de un latigazo, como el de una rama que azota a la nada.- La tenía justo enfrente de mí, me dijo algo como que no faltaba mucho para la verdad, y desapareció, ¡Y me fue imposible seguirle el rastro!
La ira se veía marcada en sus ojos, llenos de resentimiento de por si. No sabía de que estaban hablando, pero resultaba bastante obvio de que podría tratarse.
Nichi pareció verme por primera vez cuando levantó la vista y su rostro cambió por completo. De la rabia pasó a la sorpresiva incredulidad.
-¿Qué haces? –me dijo, y no le comprendí. No me estaba preguntando como a cualquier persona que encuentras en el chat y le dice “hey, ¿Qué onda? ¿Qué andas haciendo?”. Más bien, parecía estar acusándome de algo con esa pregunta.
-Se ha convertido, Nichi. –Hawa lo dijo preocupada y la vez intentando marcar lo obvio. Nichi la miró, con la misma expresión, solo que sus ojos seguían siendo duros, a diferencia de los de Hawa, que mostraban madurez. Vejez.
-Eso lo puedo observar, pero ¿Cómo es posible? ¿Hace cuanto se ha despertado? ¡Y ni siquiera ha intentado usar sus poderes! Esto esta mal, muy mal… -Nichi comenzó a caminar en circulos, hablando por lo bajo, pensando cosas que no podía descubrir. Me estaban poniendo nerviosa, ¿no pesaban decirme de que demonios estaban hablando?
-Hola, sigo aquí, mientras ustedes hablan de lo malo que es que me vea como ustedes, yo las puedo escuchar –Me crucé de brazos y comencé a hacer ruiditos con mi pie, esperando una explicación.
Hawa suspiró, quizás no tenía planeado explicarme esto aún, pero algo malo estaba pasando, y debía saberlo, después de todo, era mí vida la que estaba en juego.
-Tú no deberías ser capaz de transformarte al menos hasta que hayas dominado lo suficiente tu don como para volver a tu estado original sin quemar cualquier cosa a tu alrededor. Aprendiste a crear una pequeña flama ayer, y hoy ya estas transformada. Eso es malo.
-No entiendo por que…- ¿No podía significar que quizás tenía un poder mayor al que se haya visto? Si lo se, sueno un tanto engreída, pero ¿Qué habría de malo en ello?
-India, ha pasado demasiadas pocas veces, pero la razón por la que te has convertido tan rápido es que hubo un catalizador. La guardiana de agua necesita tu sangre para abrir la cúpula, pero para que realmente pueda serle útil, tu tendrías que haberte convertido para ese entonces, es decir, haber expulsado todos tus poderes y la fuerza de tu mente a tu cuerpo. Si no, es como la sangre de cualquier humano, normal. Para que te hayas transformado tan rápido, tienes que estar en contacto con las otras guardianas. Nichi y yo estamos aquí, lo que significa que la otra guardiana no solo esta cerca, si no que te esta vigilando y ha aprovechado el momento en el que tú estabas practicando para que completes más rápido tu conversión.
¿Ella estaba observándome? ¿Cómo no me había dado cuenta? Estuvo tan cerca, podría haber… Tenía que lograr ser tan fuerte y capaz como ella, debía arremeterla, arrinconarla y lograr parar con todo esto, antes de que se le ocurra algún plan en el que alguien que amo salga herido.
-¿Cómo vuelvo a ser yo? –fue lo único que atiné a decir. Tenía que hablar con mis amigos, tenía que contarles lo que había sucedido.
-Por ahora deberás esperar que pase. No lograrás regresar a la normalidad ahora, no hay tiempo para enseñarte ni para que aprendas. Enciérrate en tu cuarto, cuando el cambio venga, lo sentirás, pero ten cuidado con todo lo que se pueda quemar. Nosotras debemos irnos, pero quédate tranquila, estaremos atentas a ti.
Y así, Hawa tomó a Nichi del brazo y volvieron a desaparecer. Y volví a olvidarme de preguntarles como era que hacían eso, pero dados los hechos recientes, no creo que haya tenido una respuesta satisfactoria. Algo andaba mal, y era que me estaban siguiendo, me estaban manipulando. Acorralando si hay que ser más precisos, y ni siquiera me había dado cuenta. Quizás estuvo tan cerca de mí, que hasta podría haber entrado a mi casa. Ver a mi padre y a… Noah. La pesadilla que tuve volvió a golpearme con todas sus fuerzas y el miedo se apoderó firmemente de mí. ¿Y si se convertía en realidad? Claramente, las guardianas no me estaban revelando todos los detalles del problema, lo hacían solo si se presentaba un problema, como ahora. ¿Qué pasaría si la original no necesitaba solo de mí sangre para despertar? ¿Qué si necesitaba algo más para recuperar su poder? O mejor dicho, a alguien más… Mi pequeño Noah no estaba a salvo, debía hacer algo para protegerlo. Debía aprender en tiempo record a usar mis poderes, debía saber como luchar. No podía alejarme, eso no era una opción viable, lo sabía, no lo protegería de esa manera, mas aún, lo dejaría más desprotegido. No sabía con exactitud que estaba pasando, ni si realmente mi hermanito estaba en peligro, pero tampoco podía darlo por descartado. Debía asumir mi rol en este juego, no podía aletargarlo más.
Tenía que ser la guardiana de fuego.
Debo proteger a Noah.

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