Imposible

8.9K 212 9
                                    

Desperté. No lo entendía, creía haber muerto. Estaba en la casa de Bastian, en su cuarto. Él dormía en una silla cerca de la cama, en una postura un tanto incomoda. Pobre, el susto que debe haber pasado... Aunque, si intentaba pensar en ello, no podía recordar nada de lo sucedido...

Al menos ya no me dolía la cabeza. Dios, ¡al fin ya no me dolía la cabeza! 

—Um... —Bastian entreabrió los ojos, confuso —¡India, estás despierta! ¿Como te sientes? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? Puedo traerte lo que quieras... ¿Estás lastimada? —Bastian no me dejaba contestar. Me sentía aturdida. Aun así, logre captar una palabra que parecía fuera de lugar.

—¿Por qué debería estar lastimada? 

—¿No te acuerdas de nada?

—¿De que debería acordarme? No me asustes... 

—Bueno, lo que pasó fue que estábamos hablando —se puso rojo y miró para otro lado —y te pusiste a llorar y gritabas y yo me asusté porque no sabía que hacer... Y luego... Luego... —Hizo una pausa y su expresión pasó de la vergüenza al dolor —Luego, de la nada, te prendiste fuego.

Me miró, expectante, quizás esperando ver si le creía o no. Mi primera reacción fue mirarme la piel. Y en ese momento noté que estaba desnuda. Sana y salva, pero desnuda.

—Bastian ¡mi ropa! ¡¿Qué pasó con mi ropa?! —Le grité avergonzada.

—Se quemó, no entiendo, no se que pasó, pero tú estás bien, tu ropa no... Creo que me volví loco.

No lograba comprender. Confiaba en Bastian, sabía que él no haría nada para sobrepasarse conmigo, después de todo, era mi mejor amigo, pero entonces ¿qué había sucedido?

—Dios, no entiendo ¿cómo que me quemé?

—No, no te quemaste, te prendiste fuego. Principalmente, tus manos comenzaron a arder y el fuego se fue extendiendo hasta que todo tu cuerpo quedó cubierto por las llamas. Y así como empezó, cesó. Lo único que quedó del fuego fueron las cenizas de tu ropa... Te juro que no vi nada, apenas desapareció el fuego, entré corriendo a buscar una toalla y te cubrí para poder traerte hasta aquí —dijo mi amigo atolondradamente, nervioso y hasta culposo.

Ciertamente, esa era la parte que menos me preocupaba. Que él me viera desnuda, en ese momento, más allá de darme vergüenza, era lo que menos me angustiaba.

Debería estar muerta ahora si Bastian no exageraba. Y conociéndolo, no lo estaba. ¿Que fue lo que hizo que me salvara sin tener rastro alguno del fuego? ¿Y por qué había sucedido en primer lugar?

—Eh... Hay algo más —continuó Bass sonrojado.

—¿Qué más? —Me alarmé.

—Tienes una marca, sí, pero no es una quemadura precisamente...

—¡¿Qué?! ¿Dónde?

—En tu pecho... Y lo vi sin que...

—¡Bastian no me interesa que me hayas visto desnuda, para de una vez y dame un espejo! —Ya me estaba irritando.

Trajo corriendo una cajita que al abrirla mostraba una foto y un espejo. Tardé, pero me miré, y efectivamente en el centro de mi pecho, había tatuado con colores rojos, amarillos y naranjas muy estridentes un símbolo raro, parecido a una pequeña llama.

—¡¿Qué mierda...?! —Grité. ¿Cómo iba a decirle a mi padre que tenía un tatuaje en el pecho que no tenía idea de cómo había llegado hasta allí?

—Tranquila India, todo esta bien, podemos ir a un medico a ver que te pasó, no es para nada común, pero existe la combustión espontánea.

—Bass, dime, ¿cuántos casos conoce la ciencia de combustiones espontáneas que no dejen ninguna marca? Ni siquiera un poco de piel roja... Ninguna, ¿no es así? —Quería llorar. Ni siquiera podía disfrutar el hecho de que mi cabeza había dejado de doler, tenía que exasperarme porque me había prendido fuego. ¡Dios! ¡ME PRENDÍ FUEGO! ¿Qué se suponía que significaba eso? Era imposible, ni una sola marca, más que un dibujo imborrable en el pecho. Y no podía decírselo a nadie porque me tomarían por loca. Nos tomarían. Bastian también estaba involucrado.

—Debes prometerme que jamás le dirás a nadie sobre esto Bass, a nadie —le pedí seriamente.

—Pero India...

—Nada, ni una sola palabra de esto a nadie, o no te lo perdonaré nunca —y lo decía enserio. Este debía ser nuestro secreto.

—Bueno, pero al menos déjame que investigue, debemos saber que te pasó...

—Sí, investigaré, tú no. Tú harás como si nada hubiera pasado. No quiero que te metas.

Si era algo lo suficientemente malo como para asustarme, no quería que él lo supiera. Ya bastante tenía con ver como me quemaba de la nada.

—Pero India, no me pidas...

—Sí te lo pido —le corté al instante —. Mantente fuera, es asunto mío. ¿Puedes conseguirme algo de ropa por favor? Quiero irme a mi casa.

Él me miró herido, pero cualquier cosa que me haya querido decir quedó silenciada con una mirada. Se levantó y salió a buscar algo de ropa de su madre que pudiera entrarme. Sabía que no se merecía mi maltrato, más aún después de lo que estaba haciendo por mí. Pero debía ser así. Bastian debía creer que no confiaba en él. No quería que supiera más si eso hacía que sufriera.

Hice mi camino en soledad. Necesitaba pensar, tratar de aclarar tanta locura. Se sentía como si el mundo se me estuviera viniendo encima. ¿Cómo podía ser que de un momento a otro una vida típica, común y poco original cambiaba tanto? ¿Cómo era posible que de la nada, algo imposible, completamente imposible sucediera? 

Nadie podía sentirse mas desorientada que yo. No tenía de donde partir para averiguar que me había pasado. 

Cronicas Elementales: El InicioWo Geschichten leben. Entdecke jetzt