-Capitulo 36-

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El miércoles fue sólo otro día. Pasé por mis clases y almorcé con Niall, quién tenía los dos ojos abiertos hoy. Ahora me era más fácil mirarle los ojos mientras hablaba. Pues, me era más fácil con Niall y con mi padre.

Yo no pude evitar de pensar como Harry había invadido mis pensamientos anoche mientras besaba a Niall. No. Harry no iba a apoderarse de mi vida otra vez. Ya se había ido y aunque lo echaba de menos de vez en cuando, ese hecho no cambiaba nada. Estaba a la universidad y yo estaba aquí. Con Niall. Con un suspiro, empujé a Harry fuera de mi mente para siempre.

Pasé toda la tarde trabajando en la tarea y preguntándome como iba el partido. Mi padre llegó a casa de buen humor y empezó a preparar la cena. Tomé un descanso de mi trabajo y comimos la cena. Mi padre hablaba y hablaba de su trabajo y los proyectos que tenía entre manos.

Él limpió los platos sucios y yo seguí escribiendo mis informes. Alrededor de las once por fin terminé y fui a ducharme. El agua caliente salpicaba mi cuerpo y me relajaba. Una vez que estaba muy limpia, me sequé y me vestí los pijamas. Acababa de meterme entre las sábanas cuando Niall me llamó.

“Hola,” dije.

“Hola, ______. ¿Cómo te fue la tarea?”

“Como la tortura que es. ¿Cómo te fue el partido?” 

“Fantástico. Ganamos 3 a 2.”

“Fenomenal.”

“¿Vienes aquí esta noche?”

“Creo que no. Estoy rendida y no quiero sino dormir.” 

“Ah, ______, ven, por favor. Quiero verte tanto.”

Me puse de estómago y me apoyé sobre los codos. 

“Ah, ¿sí?” pregunté, fingiendo sorpresa.

“Por supuesto que sí,” dijo con una risa. “Mis brazos necesitan envolverte

y mis labios necesitan encontrar los tuyos,” siguió.

Me reí. “¿Así que tu cuerpo quiere verme? Bueno…no sé.”

“______, cada fibra de mi cuerpo y mente quiere verte. En vez de hablar y todo, puedes dormir aquí y entonces te llevaré a casa. ¿Por favor?”

¿Cómo podría decir que no a eso? “Bien, pero voy a llevar mis pijamas.” Él se rió, “Estaré allí a las once. Te veré pronto.”

“Ciao ciao,” le dije. 

Entré en el baño y vi que mi pelo parecía un desastre total. Agarré una goma y me hice una cola. Satisfecha, me acosté hasta que llegaran las once.

Menos mal que llevaba pijamas de pantalones porque hacía frío. Lo peor era que los llevaba con una camiseta de tirantes, pero había traído una chaqueta. Salí a hurtadillas de la casa y corrí a donde Niall me esperaba. Esbozó una sonrisa grande cuando me vio y me envolvió con sus brazos, besándome los labios.

“Y hola a ti también,” le dije.

“Hola,” dijo en una voz ronca. Oír su voz profunda sonar así me produjo escalofríos. Me tomó por la mano y fuimos para su casa.

“Siento mucho vestirme así, pero ya estaba vestida para la cama y cómoda,” le dije.

Me pasó un brazo por los hombros y dijo, “Te ves bien. De veras, me gusta cómo estás vestida.”

“No te creo.” Me reí.

“Sí, que me gusta mucho,” él dijo con un beso a mi frente.

Me apoyé contra él y el silencio llenó la caminata a su casa. Entramos a hurtadillas y así subimos a su cuarto. Mientras echaba un ojazo a Greg, me quité los zapatos y la chaqueta y los puse a un lado. Me metí debajo de las mantas de su cama y me puse cómoda. Él entró con una sonrisa en la cara.

“¿Qué? Me dijiste que podría dormir.”

Él se rió y se quitó la sudadera para revelar su cuerpo muscular y sin grasa. Se quitó los zapatos dejándose en unos pantalones cortos de básquetbol y calcetines negros. Se acostó a mi lado y nos pusimos de costados cara a cara. Se acercó y me dio el mejor beso.

Su cuerpo emanaba calor y no podía sino correr mis dedos por su torso. Sus manos me atrajeron más y corrían por mi cuerpo. Estar tan apretada contra su pecho desnudo me ponía mareada.

De muy malas ganas, me alejé antes de dejarme llevar y dije, “Oye, se supone que iba a estar durmiendo.” 

Él se río y se cerró los ojos. “¿Qué estás haciendo?”

“Me estoy durmiendo,” dijo sin abrirse los ojos.

“No quiero que te duermas. Ni siquiera quiero dormirme ahora.” 

“Bueno, eso es una lástima,” me dijo con una sonrisa.

“¿Abrirás los ojos para mirarme?”

Lo hizo. Lo agarré por la cara y lo atraje a mí. Le di un beso profundo y exigente. Justo en el momento que se pasó la mano por mi cuello para atraerme más, me alejé y me cerré los ojos. 

“Buenas noches,” le dije con una sonrisa.

Él se gruñó y dijo, “Dulces sueños.”

Pasé mis brazos por su cintura y dejé que el calor de su cuerpo me llevara hacía el sueño.

Dulzura. ~Niall y Tu~ TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora