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Parker:

Otro ruido fuerte a mis espaldas me hace voltear encontrando a la reina con el bate de color negro en las manos y la mesa con trozos de madera rotas.

Sadie tiene la frente sudorosa y se aparta el cabello con la muñeca, levanta la vista y respira agotada, de todo lo roto en la habitación de ira, ella se lleva el 80% en "daños".

—Me siento como Negan de TWD

Alzo una ceja en su dirección.

—¿Pensaste que las reina de belleza no vemos ese tipo de cosas?—Vuelve a golpear con el bate.

—Pensaba en que deberíamos hacer una maratón uno de estos dias.—Le contesto.

—Oh.—Pronuncia sorprendida.

Se acerca a mi bajando el bate y antes de devorar sus labios, la campana resuena dentro de la habitación anunciando que nuestro tiempo termino.

—¿Necesitas más?

—Estoy bien y dudo que nos lo den, los trabajadores deben odiarte por llegar a la hora punta.

Me rio.

—Pero si quiero eso.

Guardo silencio y la veo pasar saliva.

—No quiero ir a casa esta noche.




Sadie:

Omití avisar en casa porque se la respuesta de mamá, en medio de todo este "Escandalo" que hay, espera que me mantenga alejada de los medios que provocan ese escandalo.

Para ser clara, Parker.

Solo le deje un mensaje a mi mejor amigo, Mitch no me contesta, asi que solo espero que lo vea.

Parker me abre la puerta de su hogar y ni bien pongo los pies dentro, me enfoco solo en el, enciende las luces y es un segundo el que estoy separada de el, porque despues estoy...

Pero ahora sobre el.

Me devuelve el beso y subimos las escaleras, pero al avanzar sin mirar tropiezo y termino en medio de las escaleras mientras el a mi lado, me rio y el igual.

—Reina.

Cubro mi rostro.

—Estoy bien.

Y por alguna razón sigo riendo, entonces ya no es risa, son lagrimas cayendo por los costados.

Diablos.

—Sadie.—Vuelve a llamarme.

—Creo que necesitaba una hora más en ese cuarto de ira.

Respiro profundo, no quiero derrumbarme ahora.

Escucho suspirar a Parker y enseguida siento lo cálidas  que estan sus manos sobre mis dos muñecas, me sujeta con fuerza, pero es delicado al separar mis palmas, las mismas que siguen cubriendo mi rostro.

Al principio me resisto, pero acabo accediendo. Mis ojos encuentran los suyos y por un momento, solo se queda ahi mirándome, haciendo largo ese mismo momento.

Acerca los dedos a mis mejillas y limpia las lagrimas.

—Acabo de apagar la calentura.

—En realidad sigo igual de duro.

—¡Parker!—Me sonrojo y se que lo ha hecho solo para hacerme reir.

Se mantiene acomodado sobre mi y acerca el rostro besándome la frente, luego las mejillas y la nariz.

En los neumáticos de la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora