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Sadie:

Lo besos de camino a la habitación nublan mi cabeza, siendo un calor que crece gracias a ellos y las gruesas manos que se deslizan por encima de mi ropa, apretando mis curvas.

Mantengo mis ojos cerrados mientras su boca cambia de dirección, pero siempre regresa a mi boca, reclamándola con más violencia.

Los labios me arden, pero no puedo parar, mi boca no quiere dejar de besar la suya y mis manos se niegan a soltarlo.

Jadeo buscando aire y el rompe el beso, pero no se aparta y se me queda viendo, soy el centro de su atención mientras acerca su mano a mi rostro y lo desliza por mi piel hacia abajo, le mantengo la mirada y nuestra conexión solo se rompe en el momento en que me quita el suéter, dejándome en sujetador.

Me besa delicado los hombros y me giro levantando mi cabello, me abraza por detrás y ahora tengo sus dedos en mi abdomen, el estomago se me aprieta en cuanto siento los circulos que hace, Parker sube las manos hacia mis pechos y aprieta sacándome un jadeo.

Masajea mis senos por encima de la tela y escoge uno que pellizca hasta que le dan las ganas de sacarlo, vuelve a pellizcar esta vez sin tela alguna y me lo aprieta.

—Los tienes tan duros, asi de excitada estas.—Pronuncia sobre mi cuello y lleva la misma mano al broche, con un solo movimiento siento como mis senos se liberan del sujetador y el me da otro beso ahora en la clavícula, echo la cabeza hacia atrás y me pego de espaldas contra su torso.

Gimo, ha vuelto a tocarme los pezones, ahora con ambas manos.

Parker...

Mi boca no se calla con el pellizco y una mano se queda mientras la otra empieza a bajar por mi abdomen hacia mi falda, los botones los libera con una sola y esa misma despues de dejar mi falda en el piso, ingresa dentro de mis bragas haciendo espacio.

Sus dedos se separan y me encanta lo bien que cave entre el espacio de mi sexo y la tela de mis bragas.

Mi vientre empieza a llenarse de calor y los movimientos de sus dedos me hacen abrir las piernas, me muevo inquieta, sintiendo lo duro que esta a mis espaldas, mis bragas no tardan en caer y el me gira, se lame los dedos frente a mi sonrojándome y yo deseo más.

Vuelve a besarme y empiezo a quitarle la camiseta, mis manos acarician la piel caliente y se ubican en su abdomen, la erección se le marca por encima de la ropa y lo único que quiero es frotarme contra ella como lo hice en el coche.

Parker ubica una mano en mi trasero y me acaricia mientras desabroche el botón, se baja todo junto y me quedo viéndole la polla dura, busca mi boca y vuelve a besarme, me lleva al colchón y me separa las piernas.

—Dame de probar más.

Abandona mi boca y me aprieta las caderas, encojo el estomago cuando me besa ahi y mi cuerpo da un respingo al sentir como baja.

Cubro su cabello cobrizo con las manos y me abro más de piernas dejando que acceda.

—Oh dios...

Roza la nariz por mi clítoris, por toda mi zona sensible y atrapa la piel con sus dientes, no me quedo callada y vuelvo a gemir, aunque con nervios de que alguien me escucha.

—No te calles nada.—Me pide. Se dio cuenta.—Llena mi habitación con tus gritos, reina.

Parker pasa la lengua subiendo hacia mi sexo, deja mi muslo untado de su saliva y los restos de  mis fluidos esparcidos, las marcas de sus dedos seguramente se quedaran en mi piel por lo fuerte que me sostiene y por poco doy un salto cuando me pasa toda la lengua por el sexo, como si se tratara de una paleta a la que acaba de dar una gran lamida.

Vuelve a repetir la acción y me muevo de lado, no me da un respiro y su lengua empieza a repetir la acción, tiro de su cabello con la única mano que lo tengo sujeto y con la otra sigo arrugando las sabanas.

Siento el calor subiendo en la zona, su boca me da una sensación esplendida y disfruto cada segundo, cada lamida y mordida, cada pellizco y apretón,  cada penetración de su lengua que no hace más que empapar más el lugar, tanto que el mismo termina limpiando.

Termino exhausta con un último respiro y el va directo a mi boca, reclama mis labios y se aparta para mirarme, sonríe y me detalla de nuevo.

Parker se dirige al cajón y regresa con el preservativo en la mano, lo abre y se lo coloca frente a mi.

—¿Lista?

—Ahorra las palabras.

Sonríe y me acerca ubicándome de vertical en  el filo de la cama, Parker junta las piernas, apoyando la planta de mis pies sobre su tórax, el baja mis rodillas hasta que tocan mis pechos y levanta mi cadera, mi trasero se levanta para darle libre acceso, al igual que mi sexo.

Me mira a los ojos y sonrio, el penetra de una y mi cuerpo da un breve respingón, tengo su mano sujetándome las piernas y la otra mi muslo, sus dedos marcan fuerte, pero no tan fuertes como las penetraciones que empieza a darme.

Estocada tras estocada hace vibrar mi cuerpo, pone mi corazón a mil y la pose me agota, el sudor me empieza a bañar y lo escucho gruñir cuando aumenta el ritmo, Parker me toma  de los brazos y me levanta con facilidad, mis muslos acaban rodeando su cadera y me lleva hacia una esquina dejando de lado la cama.

Hundo las manos en su cabello.

—¿Mucho mejor?—Pregunta con voz profunda.

Lo beso.

—Más.—Pido y me coge muy bien los muslos antes de hundirse en mi de nuevo.

Mi tacto se sostiene de sus hombros anchos y baja por su espalda, recibiendo cada estocada, los besos me los devuelve con mayor intensidad y en un momento me coge del muslo, me levanta y me hace caer sobre su erección.

Se me va la respiración ante la sensación de golpe y el busca mi rostro, limpiando el sudor y apartando mis cabellos, mi mano viaja por su espalda hasta su trasero y le sonrio antes de que sus caderas comiencen a azotar las mías otra vez.

Encuentro aire y admito.—También me gustas.

Mi respuesta lo hace sonreír.

—¿Fue difícil decirlo?

—No lo dire tan seguido.—Se ríe y vuelvo a besarlo yo.


En los neumáticos de la bestiaWhere stories live. Discover now